Venezuela: No callar pero para decir ¿La verdad?

En esta breve entrada, me propongo responder al escrito de Atilio Borón en Rebelión titulado "Venezuela: no callar, pero para decir la verdad" y demostrar cómo su intento deja mucho que desear. El objetivo es simplemente ofrecer insumos para un debate más complejo acerca de los puntos que trata, a mi juicio, con mucha ligereza.

(Esto no es una defensa de los escritos de Gargarella y Svampa)

1) Si los autores que critica fallan por reproducir casi sin mediaciones el discurso de los partidos de oposición, las afirmaciones de Borón hacen lo mismo pero con la línea del PSUV.

2) El politólogo y sociólogo argentino hace un pertinente llamado sobre la importancia de mencionar al imperialismo norteamericano al hablar sobre realidades latinoamericanas, sin embargo, él mismo lo trae a colación de forma muy abstracta (raro en un marxista). En este punto es necesario decir que es cierto que varios de los partidos de oposición reciben más que asesorías de parte del Departamento de Estado de EUA y que el intervencionismo es una realidad. No obstante, si miramos la coyuntura actual venezolana, se observa una actitud más bien pragmática de la administración Trump, la cual frustra los deseos de algunos de los representantes opositores que quisieran respuestas estadounidenses más contundentes. De hecho, Trump no ha seguido la línea de sanciones a funcionarios que realizó Obama, por ejemplo.

Además, hay que recordar que Maduro, a través de Citgo, donó 500 mil dólares para la toma de protesta del actual presidente estadounidense. Como también destacar que los intereses estadounidenses realmente nunca han estado fatalmente desafiados en el chavismo; el suministro de petróleo sigue sin problemas y, como lo han evidenciado varios escritos de esta página, es bien sabida nuestra amistad con Chevron y la carta blanca que tiene para generar riqueza en Venezuela.

3) Aunque Leopoldo López no es de mi agrado, debo decir que si fuera solo un "político preso", como menciona Borón, entonces su encarcelamiento tendría que haber sido menos oscuro y sin tantos saltos al debido proceso; precisamente el cómo se llevó legalmente el asunto es lo que hace pertinente llamarlo preso político (como ya se le ha escapado a varios funcionarios del PSUV). Más aún, ante la falta de pruebas contundentes, se recurrió a un inédito marco de análisis de discurso en donde, muy forzadamente, se establecieron vagas conexiones entre sus palabras y las acciones de las protestas.

4) Totalmente de acuerdo en lo que menciona sobre el esquema maniqueo que existe al aproximarse a la situación venezolana; la coyuntura parece habilitar un marco donde se idealiza demasiado a la oposición. Sin embargo, creo que un camino como el que toma Borón que, en respuesta, idealiza a Maduro, PSUV y militares, tampoco colabora con ese esquema.

5) No sé por qué en la izquierda mainstream se repite sin cuestionamientos esta idea de que la oposición no ha reconocido los resultados electorales y el chavismo sí. Las tres grandes derrotas electorales de este último han sido: la reforma constitucional en 2007, la pérdida del Distrito Capital y la derrota en las elecciones parlamentarias de 2015. En las tres se han desarrollado iniciativas para anular en la práctica estos resultados; los contenidos rechazados en la reforma constitucional fueron progresivamente instaurados a través de leyes habilitantes desde el ejecutivo, ante la pérdida de la alcaldía metropolitana de Caracas, se creó la figura de la jefatura de gobierno del distrito capital designada también desde Miraflores y a la asamblea con mayoría opositora se la ha tratado de obstaculizar desde su origen.

6) De nuevo sale en la matriz de opinión de cierta izquierda el tema del desacato de la asamblea nacional. En primer lugar, el TSJ no tiene competencias para inhabilitar diputados electos ni impugnar elecciones, eso le compete constitucionalmente al poder electoral. En segundo lugar, los tres diputados de Amazonas fueron desvinculados por la Asamblea en Enero de 2016, es decir, el desacato no tendría que haber seguido según el propio argumento del TSJ. Ante esta decisión, CNE y TSJ tendrían que haber terminado el desacato y convocar nuevamente a elecciones en esas localidades, como dijeron, y esto no se hizo. Es hasta Julio de 2016 que la Asamblea los reincorpora ante la inacción del TSJ. Su demora demuestra lo que realmente interesaba con la declaración de desacato y la inhabilitación de los 3 diputados; que todas las decisiones de la asamblea fueran nulas y que la oposición no tuviera los dos tercios de curules y, con eso, más poder.

7) Con respecto al referendo revocatorio, incluso si aceptamos que hubo anomalías en el proceso de recolección de firmas por parte de la oposición, es llamativo que las denuncias sobre estas se hayan atendido tan eficientemente. Las mismas anomalías se han denunciado en elecciones en donde ha salido favorecido el PSUV y son desestimadas (y siempre se puede corroborar cuántos muertos votaron por Maduro).

8) Es llamativo que alguien que se diga de izquierda hable tan tranquilo, y defendiendo sin más, el convenio entre PDVSA y una empresa extranjera para la explotación de recursos naturales solo con la contraloría del ejecutivo. Además que, aunque las sentencias que significaban un autogolpe fueron anuladas, en la práctica sus contenidos están siendo aplicados.

9) Aunque es un error asumir que las 45 muertes, hasta al momento de escribir esta nota, son personas de oposición, son minoritarios los decesos producidos por la rabia antimadurista. En este punto hace falta realmente una investigación seria que no se ha dado. De cualquier modo, llama la atención que una parte no despreciable de los muertos sean personas que trataban de saquear establecimientos; ellos representan ese genuino y caótico malestar social que no tiene que ver con el asunto partidista y que son deslegitimados por chavistas y opositores.

10) En el tema del desabastecimiento resulta curioso que no se mencione el factor del control militar en la distribución de alimentos y las redes de corrupción que genera. También se omite el hecho de que esto tiene mucho que ver con la dependencia de los precios petróleo y de las importaciones. Además del mantenimiento de un sistema cambiario que permite acceso a los funcionarios a un dólar preferencial y refuerza aún más el factor de corrupción. En Venezuela hay una reconfiguración de actores, no estamos en 2002: ya no podemos hablar de un chavismo=movimientos sociales y populares=pobres versus una oposición=empresarios=clase media y ricos. Hay una emergente burguesía nacional con componente empresarial militar, además que muchos movimientos sociales y populares se muestran cada vez más críticos al PSUV.

11) También la izquierda mainstream habla mucho de la manipulación mediática pero es necesario recordar que esto sucede es a nivel internacional. A nivel nacional solo hay dos instrumentos de prensa impresa que no están controlados por el madurismo, o no se autocensuren, y ningún canal de televisión. Si estás en Venezuela la única forma que tienes de enterarte de las protestas es a través de internet (y esto es un público reducido).

12) Por último, Borón se pregunta si los críticos al gobierno pretenden entonces que se apoye a los peones imperiales locales en Venezuela. No, profesor Atilio, no es necesario apoyar a la oposición venezolana para realmente decir las verdades de los atropellos de Maduro y el PSUV. En la misma lógica de su pregunta, me cuestiono yo si es que acaso debo ser complaciente con el chavismo institucional solo porque sus opositores se asocian con el imperialismo. Si vamos a aceptar los logros de la etapa bolivariana, estos no nos pueden hacer callar sobre las denuncias.

carlosthx@gmail.com

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2349 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Internacionales


Revise artículos similares en la sección:
Energía y Petróleo para el Pueblo


Revise artículos similares en la sección:
Actualidad