Ridiculeces en la OEA. ¡Vaya qué trabajo tan Almagro!

Según la representante de Paraguay, Venezuela le debe una buena cantidad de dólares a la OEA. Creo que la señora vestida de amarillo y cuyo porte nada tiene que ver con el común de los nacionales o para mejor decirlo con los guaraníes, más parece europea , en su "enjundioso" discurso, en el cual se limitó a decir eso de la deuda venezolana, creo que habló de millones.

Como sé que en Paraguay hubo un golpe, quizás suave, como el de Brasil, pero golpe al fin, para sacar a Lugo, quien si tiene algo de guaraní, y quienes ahora gobiernan están en posición radicalmente opuesta al gobierno de Venezuela, puse como desmedida atención a lo que señora diría al solicitar la palabra para responder a Samuel Moncada. Pero me decepcionó, pues se comportó como si fuese la secretaría de finanzas de la OEA y se limitó a pedirle a Venezuela que se "bajara de la mula". Además, descalificó por demás el debate, porque se trataba de algo muy serio y profundo que tenía que ver con el artículo primero de la Carta de la OEA y la señora salió con aquella, digamos para bien, pequeñez ridícula.

Pero la ridiculez es mayor, si tomamos en cuenta que casi todos los delegados asistentes a esa Asamblea, estaban actuando movidos "por las preocupaciones que le genera Venezuela y los venezolanos", donde por ejemplo las medicinas escasean y si se hallan son tan caras que con sólo saber cuánto valen el paciente muere de infarto; la inflación hace que la mayoría aplastante de los venezolanos, excepción de quienes más se quejan porque están ganando real a montón, tengan que hacer malabares para comer o hacer de tripas corazón, lo que es casi como auto consumirse. Porque si esa es la situación venezolana que los motiva a aplicarnos una Carta para cambiarnos el panorama, no es posible entender que aquella señora, preocupada por nosotros y nuestras dificultades, demuestre su preocupación reclamándonos paguemos una deuda que de paso no se tiene con ella.

Pero la payasería de la Asamblea no termina allí, ni la de la señora tampoco, porque resulta que, según información recabada con posterioridad, el gobierno de Paraguay, no los hermanos guaraníes, al cual esa señora tan escueta representa, tiene "un cable pelado" o deuda con Venezuela por 150 millones de dólares por suministro de combustible que debió pagar hace tiempo y "¡nada que se manifiesta!" Es decir, la señora salió a cobrar algo que no le deben, desconociendo que, aunque forma parte del gobierno paraguayo, que este si de verdad debe a Venezuela y debe pagar. Porque lo de la deuda de Venezuela a la OEA es cuestionable y hasta dudosa, por varias razones, más tomando en cuenta que ella, la OEA y los delegados que allí asisten están enternecidos, conmovidos, adoloridos y hasta gimientes por nosotros.

Pero quizás la mayor idiotez o ridiculez no sea eso, ni lo será nunca, porque es de idiotas, desde años atrás, reunirse con Estados Unidos y Canadá como si fuesen hermanos nuestros o les importase en algo lo que el destino, el cual ellos pueden determinar, nos depare.

Porque hay más idioteces y bien grandes. En sesión del martes 28 de marzo, sucedió algo referido por este servidor en artículo anterior al cual nadie le prestó atención. Resulta que el artículo primero de la Carta de la OEA, no permite que el organismo ni nadie se inmiscuya en los asuntos de los Estados miembros. Eso alegó con fuerza Samuel Moncada y por más diferencias que uno tenga con un gobierno, sea este u otro, la soberanía es un asunto que no se discute. La frase "nuestros problemas los resolvemos nosotros", no puede ser una mera frase para meterla en un discurso, sino que es un principio fundamental que está en nuestra constitución misma. Negarnos la soberanía es hacerlo con la patria y concederle el derecho a cualquier pirata a intervenir en nuestros asuntos. Es un oportunismo barato, reconocerles el derecho a otros países y hasta una potencia depredadora, para intervenir en los desencuentros nuestros por ser incapaces de formular una política para encontrar el camino pertinente.

Pero como estamos hablando de payaserías y ridiculeces y de eso no podemos olvidarnos tomando la senda muy seria y dramática como el texto anterior, quiero volver a mi asunto. La OEA, o mejor Almagro tienen una consultoría jurídica que le debe costar muchos reales y en dólares. Uno la supone integrada por conocedores del derecho a fondo y sobre todo de lo internacional y hasta de las formas y fondo de la diplomacia. Pero parece que no es así. Pues más parece cantinflérica y Cantinflas, la única vez que tuvo que ser diplomático en el cine lo supo hacer de maravillas. Estos consultores no pudieron ser ni juristas y menos diplomáticos, cantinfléricos, lo que no es más que una devaluación del ingenioso personaje del gran actor mexicano.

La consultoría jurídica de la OEA sostuvo, ni más ni menos, el disparate que la soberanía de una nación, en este caso Venezuela, se podía violar si otras naciones, "ejerciendo su soberanía" se ponían de acuerdo para aquel abuso cometer. Algo así como que si tres carajos o veinte carajos, ejerciendo sus "derechos individuales", se ponen de acuerdo para ultrajar a otro y ya por eso, el acuerdo entre ellos, cometido el ultraje todo está cubierto por la legalidad y el derecho. Lo triste es que ese disparate fue producto de la Consultoría Jurídica de la OEA. Y por eso nadie ha dicho nada.

La decisión del TSJ, que se refiere supuestamente a la suspensión de la inmunidad parlamentaria, no tiene sentido ni le doy mi aval. Sencillamente porque la inmunidad parlamentaria en ningún caso convalida prácticas contra la legalidad y los derechos nacionales y además, porque ante el cuadro político venezolano es como un echar combustible sobre la candela.

Pero esta decisión del TSJ, que no respaldo por lo que ya dije, no es tan grave como la casi sentencia del Consultoría Jurídica de la OEA, que anula la soberanía nacional y la deja sujeta a la decisión de una mayoría circunstancial y hasta de una patota alentada por un perro bravo. Y este disparate, ni el gobierno venezolano mismo ha condenado. Los demás países de la OEA, por medio de sus circunstanciales representantes, al aceptar ese juicio tan disparatado como peligroso, se han puesto un dogal que, tarde o temprano "la mano poderosa", tirará con toda la fuerza que atesora.

Todo eso de la OEA, es un trabajo enredado y asqueroso que los "de arriba" encargaron al secretario general y aunque él lo haga con placer, seguro estoy que no deja de ser "Almagro"; perdón, se me chisporroteo, quise decir amargo.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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