Gobierno piñerista alimenta su propia agonía

 

En sectores pensantes de la derecha, algunas mentes frías y espíritus calmos avizoran que el 2014 no habrá un segundo gobierno aliancista, ya que a los errores de Piñera se suman la crisis global del neoliberalismo y una nueva ‘primavera’ de las organizaciones sociales.  

Arturo Alejandro Muñoz

LA SITUACIÓN POLÍTICA para la Derecha chilena es poco alentadora de aquí al año 2013, a pesar de haber  conseguido el gobierno de Sebastián Piñera algunos éxitos importantes, como el crecimiento económico y los innegables avances en materias de salud pública, especialmente en lo referido al Programa AUGE.

Dado que el 2012 habrá  elecciones parlamentarias y edilicias, a la administración aliancista le resta poco más de un año para llevar a cabo mejoras sustanciales –que sean aceptadas y valoradas por la mayoría de los chilenos- en temas como la educación, la inflación, la brecha económica, la delincuencia, y el cuidado del medio ambiente… aunque a decir verdad debería referirse esto último (medio ambiente) a la respuesta que el 75% de los chilenos espera: ¡no seguir vendiendo nuestro país al capital criollo y extranjero!

Hace ya algún tiempo escribí  en twitter una frase que cada día cobra más fuerza en las redes sociales: “Hay un país llamado Chile donde nada es de Chile”, y la recuerdo en este artículo porque  me informaron que el Presidente está siempre preocupado por los comentarios aparecidos en las redes sociales, más que por las protestas masivas y populares. Pero, como nobleza obliga, es necesario puntualizar que el envión en estos temas no se produjo el año recién pasado, puesto que específicamente fueron los gobiernos concertacionistas quienes se esmeraron en la venta de Chile, en regalar los yacimientos mineros a manos extranjeras e, incluso, en haberse convertido en los principales responsables del deterioro ambiental que hoy preocupa –y con mucha razón- a la mayoría de los habitantes. El gobierno actual no ha hecho sino continuar la línea trazada por sus antecesores en el palacio de Toesca. 

Por ello, no se comete error alguno al asegurar que la administración derechista de Sebastián Piñera bien puede ser considerada como el quinto gobierno de la Concertación, con lo cual se confirma que el otrora bloque ‘progresista’, que hoy funge de opositor, era tanto o más neoliberal que los dirigentes de RN, UDI, Sofofa, CPC y Casa Piedra. Sin ánimo de injuriar ni menoscabar a ninguna de las tiendas partidistas que conforman la Concertación, me permito asegurar que el mote de ‘mayordomos’ les quedó de pelos.

Consciente de lo ya mencionado, Piñera hace ingentes esfuerzos por dotar a su administración de alguna arista que la distinga de las anteriores, pero en ello se equivoca, da bandazos y patinadas, exagera hasta el cansancio sus escasos éxitos y, lo peor de todo, muestra un inagotable interés por aparecer en las primeras planas de diarios, revistas y pantallas de televisión, cayendo en una farandulización que da pábulo a la mofa popular y al sarcasmo hiriente que es típico en la política de trinchera.

Es en este escenario de promesas desesperadas que Sebastián Piñera intenta granjearse la simpatía del pueblo con medidas que, contrariamente a su demagógico lenguajeo, coadyuvan al incremento de la ya profunda brecha económica, como ha sido, entre otras realidades, el último anuncio referido a subsidiar a los jóvenes que ingresan a la enseñanza superior, dejándoles en sus arbitrios la decisión de usar ese dinero para matricularse en la universidad que deseen. No se requiere ser brujo para intuir la respuesta mayoritaria de los postulantes: ingresar a planteles donde, pago cursado, la exigencia académica sea infinitamente menor a la presentada por planteles de noble historia, como las universidades tradicionales. Agregando a ello que se estructura ‘legalmente’ un nuevo pingüe negocio para los comerciantes de la educación, refrendándose el sentimiento popular que señala a este gobierno interesado sólo en el crecimiento económico, y no en el real estado de bienestar de la gente.

De esa manera, la infame brecha económica no sólo se mantiene, sino que crece…y lo hace a velocidad del rayo puesto que la pésima distribución del ingreso continúa su malévola acción gracias a la existencia de gobiernos que nada hacen por contenerla. No existe voluntad política para poner coto a estas situaciones, ya que el reciente discurso presidencial ante el Congreso dejó claramente establecido que para el empresariado y la clase política los avatares de la brecha significan cero preocupación e interés, lo que se confirma mediante el actuar del gobierno, de los legisladores y capitalistas, pues de lo contrario se habría potenciado el único elemento, la única herramienta, con capacidad real para mejorar esta indignante distribución del ingreso: la Negociación Colectiva, tal como lo han hecho países con gobiernos de diferentes colores políticos en Europa, Asia y América.  

Digámoslo sin eufemismos y claramente; el gobierno derechista chileno agoniza apenas iniciado su segundo año de mandato, y el electorado se percata que no existen diferencias sustantivas entre esta administración y las anteriores…por el contrario, mucha gente opina que son entes gemelos. En su desesperación y ante la agonía política que La Moneda vislumbra de aquí en más, Piñera opta por la tozudez intentando ‘neoliberalizar’ al máximo su gestión, aun a contrapelo de una creciente opinión pública que ocupa las calles para demostrar su descontento.

El mandatario chileno actúa de esa manera aun a sabiendas de que el sistema neoliberal trastabilla severamente en Europa, cuyos mercados se encuentran a la baja, tanto que ya se habla de un posible tránsito de la crisis al caos a no mediar que se instalen las correcciones de fondo que millones de españoles, portugueses, griegos y europeos en general impetran no sólo con esperanza, sino también con ira.

Finalmente, a las tiendas partidistas que integran la Concertación debería también servirles de aprendizaje lo que está ocurriendo, pues en sus particulares historias políticas tendrán que escribir –con letras de molde-que tanto en Chile, como en España, Grecia y Portugal, la “mayordomía” no salva al sistema patronal.

Pregúntenle al aguachento Rodríguez Zapatero y al pusilánime PSOE….ellos podrán explicarles en manzanitas lo que aquí se ha escrito en castellano simple. 

arturoalejandro90@gmail.com



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Arturo Alejandro Muñoz


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