Los problemas económicos son medulares en la actual coyuntura

Giovanna De Michelle: La inflación es incontrolable. Estamos sentados sobre una olla de presión a la que le suben el calor

La gobernabilidad del país no es solo un problema político. Advierte que los problemas económicos son medulares en la actual coyuntura

La gobernabilidad del país no es solo un problema político. Advierte que los problemas económicos son medulares en la actual coyuntura

Credito: Contrapunto

Enero 13 de 2018.-Un cerco sobre Venezuela, marcado por la presión internacional, es el escenario que visualiza la internacionalista Giovanna De Michelle en el corto plazo, lo que puede complicar aun más la gestión del Gobierno.

"La gobernabilidad de Venezuela no pasa solo por lo político, pasa por lo económico", sentencia la analista y sostiene que Nicolás Maduro requiere del respaldo político de jugadores relevantes de la política internacional, pero también de proveedores de insumos básicos para atender las necesidades que vive la población.

Por otra parte sostiene que el caso venezolano marca un precedente en la región "y hay quienes no lo están viendo".

—¿Cómo percibe la situación de Venezuela en el plano internacional luego de la toma de posesión?

—Comenzar un periodo gubernamental con un Estado tan dependiente del suministro desde el exterior para resolver las necesidades básicas del país, con un gobierno con tan poco margen de maniobra a nivel internacional, es un problema importante. El Gobierno necesita diversificar sus proveedores de insumos básicos y garantizarse apoyos en instancias internacionales. Este inicio con tropiezos y con desconocimientos expresos es sin lugar a dudas un obstáculo difícil de superar.

Foto: Anthony AsCer Aparicio - Contrapunto Archivo

—El Presidente no es reconocido por EEUU, pero Rusia y China le muestran sus respaldos. Jugadores importantes del tablero internacional como India y Turquía también. Así que el Gobierno puede decir que no está aislado como algunos señalan.

—Es cierto que Rusia y China lo reconocen. Pero a la juramentación vino el vicepresidente del Consejo de la Asamblea Federal Rusa y China mandó a un ministro. Lo cual quiere decir que no le están dando mucha importancia a la relación, desde el punto de vista político, al gobierno de Nicolás Maduro.

Rusia y China están centrados en consolidar sus objetivos en materia de política exterior. China ha incrementado y diversificado sus inversiones en América Latina y no es Venezuela quien concentra la mayor cantidad de estas inversiones. Rusia por su parte tiene intereses en el tema comercial pero aún mayor interés en el tema geopolítico. Putin ha querido reeditar el poder de la otrora Unión Soviética en distintas partes del planeta, y por supuesto en América Latina, en donde Venezuela y Maduro han sido sus aliados incondicionales. Eso precisamente evidencia la necesidad desesperada que tiene Venezuela de aliados que le garanticen apoyo político y que le puedan garantizar salvavidas económicos.

Turquía manda al vicepresidente no al presidente. Son Estados que tienen su propias necesidades e intereses políticos, económicos, geopolíticos, y Venezuela es una vía para conseguirlos, pero de allí a pensar que Rusia y China vayan a inmolarse por la revolución bolivariana está bastante lejos de la realidad.

—¿Le dieron la espalda?

—China y Rusia no le dieron la espalda. Lo que dije fue que le están dando poca importancia a la relación política con Maduro. Yo creo que si hay un cambio en el país y quienes lideren este cambio le garantizan sus intereses, ellos no tendrían ningún problema en entenderse con ellos.

—Sin embargo, podría decirse que el presidente Maduro acaba de reunirse con Putin en Rusia. Estuvo hace poco en China. El presidente turco Erdogan visitó el país recientemente. Esta toma de posesión es un trámite en tanto y cuanto es reelecto y existe una dinámica ya hecha.

—No lo veo así. Precisamente porque se han dado esos acercamientos con los presidentes era importante que ellos vinieran y dieran ese espaldarazo a Nicolás Maduro. Eso me hace pensar que esos encuentros estaban destinados al área comercial y económica y que tanto China, Turquía y Rusia están más preocupados de los intereses comerciales. Hay que diferenciar la relación comercial de la política. En este momento Maduro necesitaba el apoyo político y ese apoyo se consigue con los jefes de Estado.

—Mirando a los vecinos hay hostilidad y Venezuela se ve rodeada por Brasil, Colombia y Guyana. Pero también existen las posiciones de México y Uruguay, que resultan importantes en el plano político y de ascendencia en la región. México es la segunda economía latinoamericana y no pareciera desdeñable que no haya suscrito la Declaración de Grupo de Lima. Por otra parte el Caribe estuvo presente.

—Hasta donde sé solo vinieron tres primeros ministros del Caribe. Hay que destacar reveses importantes en el Caribe como la posición de Haití en el Consejo General de la OEA. México es interesante. López Obrador puede ser un puente de oro para la salida civilizada de Maduro o para enrumbar un posible encuentro de la fuerzas vivas del país. López Obrador ha recibido apoyo de Venezuela. Él aunque quisiera no podría jugar de otra forma.

—¿Y Uruguay?

—Uruguay también tiene una relación con Venezuela. Tabaré Vásquez plantea la negociación con un discurso tibio entre otras cosas porque tiene el temor de que los argumentos que esgrimen en contra de Maduro y Venezuela pudieran repetirse en otras partes de Latinoamérica. Él es quien lo ve con claridad por ser un zorro viejo en la política.

El caso venezolano está marcando un precedente importante en la región y muchos no lo están viendo. Lo que se le aplica a Venezuela se puede establecer como principios fundamentales que se apliquen a otros gobiernos más adelante. Tabaré Vásquez sí lo está viendo.

—¿Qué escenario se sirve entonces? ¿Cuáles son las perspectivas de una solución a la tirantez y el pulseo que existe en el plano diplomático frente al caso Venezuela?

—La situación venezolana es muy volátil. A nivel interno hay muchísima tensión, incertidumbre, muchas fuerzas vivas sacando provecho a esta situación. A nivel internacional lo que veo es mucha más presión. Estados Unidos anunció nuevas sanciones. La Unión Europea ha sido tajante. El presidente del parlamento europeo, Antonio Tajani, ha sido muy categórico. Habrá un cerco muy duro para Venezuela, considerando la dependencia del país del mercado internacional.

—¿Es solo político el problema?

—La gobernabilidad de Venezuela no pasa solo por lo político, pasa por lo económico. La producción de crudo ha mermado y tiene menos ingresos. La inflación es incontrolable. Estamos sentados sobre una olla de presión a la que le suben el calor.

—Por último, ¿cuál es la repercusión práctica de la decisión en la OEA?

—La resolución del Consejo Permanente de la OEA tiene una gran impacto político pero no tiene ningún valor jurídico porque el reconocimiento está contemplado en el Derecho Internacional Público como un acto unilateral. No hay reconocimientos masivos. El reconocimiento es un acto discrecional de los Estados.

—¿Para qué sirve?

—Para que esa resolución tenga un real impacto, todos los gobiernos que votaron a favor del desconocimiento de Nicolás Maduro en la OEA deben actuar en consecuencia, deben pronunciarse de forma taxativa y esto debería tener repercusión en sus relaciones diplomáticas. Es decir deberían cerrar sus misiones diplomáticas. Las relaciones diplomáticas son relaciones entre gobiernos, si no lo reconoces como tu igual, no tiene sentido mantener delegaciones diplomáticas.



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