La contrarrevolución sigue jugando sus cartas marcadas y sería irrisoria si no chapoteara en el odio que la carcome. Sus medios recogen las normas trazadas desde afuera, amasijos de mentiras e insidia, y las reproducen añadiéndoles apenas su poquito de color local. Con toda exactitud es dable predecir su conducta y hasta podría admirárseles la persistencia si por arte de prestidigitación lograran ocultar el flujo de divisas verdes que acompañan las pautas
Chávez autócrata y gobierno que no ha hecho nada son el leitmotiv goebbelsiano con que han venido aturdiendo mañana, tarde y noche, y a partir de él componiendo sus arremetidas, enmarcando y desfigurando las situaciones o circunstancias que les parecen propicias e indefectiblemente negando contra toda evidencia las conquistas del proceso revolucionario. Ahora enfocan su fijación en las leyes habilitantes, que por supuesto no se molestan en leer, y en la acusación perversa de complicidad gubernamental con el narcotráfico.
Las misiones, con su inmensa carga de inclusión, dignificación y justicia para las mayorías antes preteridas, no existen, son demagogia populista; el desempleo entrando ya en un dígito, el PIB en rotundo porcentaje sostenido, el grueso de los empresarios ocupándose con éxito de sus negocios --y algunos adquiriendo sentido de compromiso social--, la siembra de empresas y la cooperación internacional, eso no significa que la economía funciona, eso simplemente se ningunea; los formidables planes de infraestructura en desarrollo, la respuesta a las calamidades, la acción en todas y cada una de las áreas de gestión pública, ¿de qué me estás hablando?; los derechos humanos respetados como nunca, aunque se desgañiten negándolo: no hay ni asomos de la represión cuartarrepublicana, de las consignas y prácticas fascistas del betancourismo puntofijista, de los infaltables muertos y heridos en las manifestaciones, de las masacres, asesinatos y desapariciones de estudiantes y trabajadores, al contrario, el pueblo participando, la democracia estable, consolidada y en ascenso cualitativo, pero, ¿qué?, ¿democracia?, eso es en los ámbitos del señor Bush, que Dios guarde (o Satanás aguarda); Bolívar caminando por América la nuestra, su idea de la unión transformada por las multitudes en fuerza material indetenible, Chávez líder aclamado e incansable, qué va, hay tensiones a exacerbar entre los gobiernos amigos, Chávez es un desintegrador, ¡viva USA!; las nuevas leyes plenas de contenido social y nacional, ni de vaina, son para comer muchachitos; el visiblemente exitoso combate contra las drogas, ¡eso no es lo mío, que vuelva la DEA!
Así camina la contrarrevolución, así los medios altavoces del imperio. Los sectores democráticos que se dice hay allí entraron a la contienda electoral confiados en repetir el sobredimensionado logro de diciembre, mas parece que una parte de ellos, bajo el candil de las encuestas, nuevamente está siendo cabestreada hacia el plan B. Ojalá nos equivoquemos y todos sigan fajándose en liza democrática, dispuestos a afrontar la derrota de manos del pueblo y a fiar en él cualquier aspiración legítima hacia el porvenir. Porque desde ahora y hasta el límite de lo previsible aquí no habrá decisión política de ninguna naturaleza que no sea forjada y sostenida por ese pueblo, que fue engañado, manipulado y despojado de sus derechos por todos los gobiernos de las oligarquías cipayas, pero ya adquirió conciencia de su fuerza histórica, su capacidad y su soberanía. Y los que quieren retrotraerlo al pasado, no volverán.
Con sus tropiezos y errores, por sobre la carga de la práctica y los vicios cuartarrepublicanos heredados y de aquellas personas que sólo fingen la revolución, el proceso bolivariano ha sido asumido por la determinante mayoría popular y no se vislumbra fuerza humana (salvo un resquebrajamiento interior, contra el cual conciencia y más conciencia) capaz de impedirle su marcha. Y cuanto más juegue la contrarrevolución con sus cartas marcadas, más contundente será la derrota que recibirá. ¡Y la que la espera en noviembre!
freddyjmelo@yahoo.es
