El voto que el Guárico necesita

Eduardo Manuitt, no nos mintió, lo que él hizo fue no decirnos toda la verdad. Cualquier proceso verdaderamente revolucionario en sintonía con el que lidera el Comandante Chávez, hubiese iniciado en el Estado Guàrico, conocido también como el Granero de Venezuela, como primera medida, una profunda revisión de un tema que a 10 años de revolución aún es materia pendiente en esta Entidad Federal: EL LATIFUNDIO.

El Gobernador de Guàrico, es un latifundista por excelencia, ya que como todo el mundo sabe, procede de una familia con una antigua tradición de terratenientes en aquellas tierras. A él mismo, directamente o por intermedio de testaferros, se le atribuye la propiedad de un todavía no cuantificado número de hectáreas a las que por supuesto aún no se les ha aplicado la Ley de Tierras. En este sentido, el Gobierno de Manuitt, es en Guàrico, lo que en su momento fue en Carabobo el Gobierno de los Salas Romer, es decir un gobierno de ricos para los ricos. Con Manuitt en el poder, los ricos guariqueños no solo han podido escapar de la lucha contra el latifundio que en otros estados del país se ha adelantado con éxito, sino que además han sido lo únicos beneficiarios de los cuantiosos incentivos que al agro le ha dado el gobierno nacional, mediante créditos blandos para la siembra, compra de maquinaria agrícola, fertilizantes y colocación segura y subsidiada de sus cosechas. Bajo este esquema, los ricos han acumulado a sus fortunas, ingentes recursos oficiales, cuando no los han destinado a compras de nuevas tierras, camionetas ultimo modelo o nuevas casas, en contraste con un campesinado empobrecido, que al no conseguir lo más elemental para subsistir en el campo, pasan a engrosar los cordones miserables en las periferias de los municipios que conforman el Guàrico y a los que la corrupción y la ineficiencia de los alcaldes “manuittceros”, les ha negado todos estos años, calles decentes, servicios de agua potable y saneamiento ambiental aceptables, así como asistencia social orientada a satisfacer necesidades sociales estrechamente vinculadas a derechos constitucionales, previstos en nuestra carta magna.

Lo cierto es que ese eslogan de “Reconstruyendo el Guàrico”, es paja de la más verde y larga de la que se da en nuestros campos. Basta ver el estado deplorable en el que se encuentra la vialidad en TODO el Estado. La carretera que une a San Juan de Los Morros a Ortiz, lo que tiene es puros huecos mal tapados y en ese tramo Manuitt tiene 8 años “construyendo” la famosa autopista de los llanos de la que solo se han construido unos pocos kilómetros. La carretera desde Ortiz a Dos Caminos no puede estar peor, a igual que la que parte desde este punto a Calabozo – motivo de aquel memorable regaño que Chávez le dio en el Aló Presidente, celebrado en la población de San José de Tiznado - y desde esta población a San Fernando, en las que se transita con la sensación de estar montado en una montaña rusa, por la cantidad de baches y desniveles que presenta y donde se registran innumerables accidentes a diario.

En igual o peor estado la vía desde Palenque al Calvario y desde allí a Calabozo. La carretera que une a El Sombrero con Chaguaramas, es un verdadero desafío para los conductores. Y la que va desde Valle de La Pascua – la capital agroindustrial de Venezuela – hasta la población de Santa María de Ipire no sirve para nada. Por esos lados hay que hacer una parada obligatoria en los santuarios del Anima del Pica Pica y del Taguapire, respectivamente pidiendo la necesaria protección para no sufrir un accidente que nos deje varados o muertos en esas vías.

Pero el cinismo de Manuitt es ilimitado. Hace unos años nos salió con aquel embuste de Ciudad Patria. Una ciudad, según él, modelo en la que se convertiría Cabruta, después que su gobierno hiciera millonarias inversiones en todos los órdenes de la vida de esa localidad. Lo que nunca este demagogo le explicó a los guariqueños, es como después de dos periodos de su gobierno “revolucionario”, la familia Bolívar seguía y sigue aún siendo “propietaria” de cerca de 17.000 hectáreas de tierra, incluidas aquellas correspondientes a la poligonal urbana de la futura “Ciudad Patria” y donde no se puede invertir un centavo, sin la venia de los Bolívar. Ni que decir de la vialidad que une a la población de Las Mercedes del Llano con Cabruta. Son 197 kilómetros de huecos, baches, dejadez, flojera, corrupción, demagogia y pillaje, que todavía esperan que el Gobernador les haga algo.

Claro, mientras este Estado se desdibuja, ante la indiferencia de sus “autoridades”, Manuitt asiste a cuanta fiesta patronal existe en estos pueblos. Allí canta – muy mal por cierto – colea, bebe aguardiente y si se presenta la oportunidad también pelea, porque además el hombre es camorrero. Sino que nos lo diga David Fares, a quien le dio unas trompadas en la sede del Ministerio de Finanzas y por cuya causa está a punto de ser enjuiciado en el TSJ. Pendientes están todavía los 148 expedientes de presuntos ajusticiamientos de ciudadanos guariqueños, a manos de agentes de la brigada del B.I.A, adscrita a la Policía del Estado Guàrico, que fue creada por Manuitt y cuya actuación en esta Entidad es sinónimo de muerte, de robo y de violación a los Derechos Humanos.

Ahora, después de unas elecciones internas del PSUV, donde la candidata de Manuitt – su hija Lenny – fue derrotada en buena lid por el compatriota William Lara, este siniestro personaje, desprovisto de toda vergüenza, aliado a esta suerte de Fuchet tropicalizado que resultó ser José Albornoz (Secretario General de Plata Para Todos), pretenden imponerle a los guariqueños a una heredera al trono, como si de una monarquía se tratara, para perpetuar así, ese ejercicio perverso del poder que inicio Manuitt disfrazado de un revolucionario que en el fondo nunca ha sido ni fue y cuyo norte es la progresiva privatización de la institucionalidad del Estado – de la Gobernación en este caso – por parte de una pequeña banda de plutócratas, que quieren a los pobres y más humildes, solo en la medida que éstos les sirven con su trabajo asalariado y muy mal pagado, a lavar sus carros, a cuidar sus fincas, a engordar su ganado, a criar a sus hijos y a servirles su whisky, cuando ellos llegan cansados.

Es por ello imperativo, que toda la gente decente del Estado Guàrico – que además es la mayoría – vote masivamente este 23 de noviembre por William Lara a la gobernación de Guàrico y por el resto de los camaradas que resultaron abanderados por el PSUV a las diferentes alcaldías del Estado. Ese voto compatriotas, es contra el continuismo, contra la sinverguenzura, contra el latifundio, contra la corrupción, contra la violación de los derechos humanos, contra la mentira, contra la infamia, contra la ineficiencia y contra la infelicidad de los guariqueños. Es un voto por la vida, por nuestros hijos, por la decencia, por la patria y por la revolución socialista que el Guàrico espera y necesita.


*Abogado y militante del PSUV.


rubenvillafa@hotmail.es


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Rubén Villafañe


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