Binóculo Nº 437

Qué le diría La Chira a Pedro

Cuánta falta le hace a Pedro aquel genial, filósofo y periodista conocido como La Chira, muerto demasiado, recio militante del Partido Comunista peruano, y con una puntería impresionante para analizar al Perú de su vida. Cuánta falta le haría a Pedro que José Carlos Mariátegui, le dijera cuál sería el camino más expedito para enfrentarse a tantos enemigos que están en el camino y cuántos estarán. Cuánta falta le haría a Pedro que la extraordinaria capacidad de análisis de La Chira, estuviese a su lado en momentos tan difíciles para comprender que enfrentar a ese enemigo de mil cabezas, a ese monstruo sin piedad y sin ninguna intención de hacer concesiones, solo es posible enfrentarlo con una poderosa estructura que tenga la capacidad de mover los cimientos de la sociedad peruana. Cuánta falta le haría a Pedro, tener a José Carlos al lado, para explicarle como lo hizo en "Siete ensayos de la realidad peruana·" que el hambre no es una palabra, sino un hecho, una historia y una sangre derramada por siglos de injusticias cometidas por el enemigo. Cuánta falta le hace a Pedro, que La Chira le explique cómo enfrentar problemas tan profundos como la economía, la educación, la oligarquía, el problema aborigen, la cultura y la transcultura, los militares y la corrupción; y que con ese lema tan maravilloso "Palabra de maestro" y que un lápiz no será suficiente para resolver unas contradicciones tan profundas.

Ahora si son necesarios aquellos militares nacionalistas del 68, con Juan Velasco Alvarado a la cabeza, para que sean el músculo que necesita para emprender todas las reformas y empujar la fuerza necesaria para avanzar en la revolución que el pueblo peruano ha esperado por años. Ahora cito a Hugo, el Chávez nuestro de cada día "deseos no empreñan". La buena voluntad, el coraje y la formación de Pedro, no serán suficiente para dar marcha a un programa de reformas mínimas que en principio le abra paso, una pequeña posibilidad de acceso a los pobres de los bienes más esenciales. Un programa de reformas tan sencillo como él, que ayude a los más necesitados, pero sin alborotar el ánimo de los poderosos. A ellos no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa, al menos en esta primera etapa. Mucho menos a los militares ni al poder judicial, es decir, la base de sustentación de la podrida sociedad peruana. Sin olvidar la más importante de todas: el centro de la manipulación, la fábrica de mentiras, el asqueroso escenario de la ilusión, el que lava la cara de los asesinos, el que vende torturadores como si fueran ángeles y asesinos como si fueran hermanitas de la caridad, los poderosos medios de comunicación social, que cada vez más, están por encima del bien y del mal.

Ojalá y Pedro fuera la reencarnación de Mariátegui. Y por qué no, si éste murió de tan solo 36 años. Pero si fuera así, entonces tendría más luces el pana Pedro para salir de ese atolladero en el que está metido, que de seguro pedirá más paciencia del pueblo, cuando debería recordar que al pueblo se le acabó la paciencia, porque lleva siglos desperdiciándola en promesas incumplidas, en buscar pasivamente que le resuelvan sus problemas, como cuando le depositó toda su confianza a aquel mentiroso encantador de serpientes llamado Víctor Raúl Haya de la Torre, quien les dijo que el APRA, lo sacaría de la miseria y les dio polvos hipnóticos por más de 60 años. Un partido que se convirtió en una mácula que ensombreció a Perú para ennegrecerle la vida a esa masa de descendientes incaicos. De eso sí debería copiarse Pedro. Del funcionamiento de una estructura tan poderosa como el APRA, que por décadas ocupó los hogares peruanos y se metió en el alma de aquel noble pueblo que siempre esperó, con una paciencia incaica la solución de tantos problemas, que a final de cuentas se fueron acumulando, por lo que Pedro deberá trabajar el doble para irlos rebajando uno por uno, tratando de herir lo menos posible las susceptibilidades que deben estar a flor de piel.

Qué le diría La Chira a Pedro que hiciera de primero. Por dónde empezar en un país que está lleno de malas noticias. Cómo hacerle entender a una casta que se cree por encima del bien y el mal, que es menester resolver los graves problemas de injusticia porque de lo contrario el volcán hará explosión. Cómo le diría La Chira a Pedro que enfrentara esos tres gravísimos, que son causas y consecuencias al mismo tiempo, y que son la base de todo lo demás: la injusticia, la economía y la corrupción.

El tío Miguel decía que las cosas no ocurren por azar. "La casualidad no existe -decía- porque eso no es dialéctico. Existen los hechos y las consecuencias. Lo que sí usted nunca debe olvidar es que las cosas ocurren por alguna razón".

¿Será por eso que Pedro está allí en el hermano Perú con un lápiz y un cuaderno, tratando de que todos, haciendo planas, enmienden sus errores y comiencen a vivir en paz? Cómo saberlo, pero de entrada, todos deberían sentarse en un pupitre y comenzar a escribir "debo amar a mi país", "debo ser justo" "debo querer a la gente" no debo amar el dinero"…

Caminito de hormigas…

Un camarada me dice: "estoy cansado de que exija que se anuncie oficialmente que una bolsa clap debe costar lo mismo en todas partes. Al fin y al cabo, eso lo paga el gobierno. Pero eso que cueste una cantidad en un sitio y una cantidad en otro, se presta a muchas malas interpretaciones"… Imaginen de qué tamaño será la corrupción que cuando le allanaron la casa a un policía le consiguieron 12.000 dolares. "De dónde sacaste ese dinero", fue la pregunta. "Vendiendo gasolina" fue la respuesta.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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