¿Qué es el comunismo? ¿Qué tiene de comunismo nuestra Constitución Bolivariana? (III)

III



“¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?

¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?

¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?

¿Callaremos ahora para llorar después?

Rubén Darío



El gran problema de las ideologías, de las grandes creaciones del pensamiento humano, de los sueños que algún día puedan ser realidades o lleguen a serlo, aparece cuando se convierten en religiones dogmáticas i extremas. Pasó i pasa con el marxismo, cuando el mismo autor pensaba que su filosofía o su doctrina era un historicismo i que su idea de libertad no era una idea metafísica (válida para todos los pueblos i todas las épocas o tiempos), sino que, siempre habló de una libertad concreta, para unos hombres concretos i una época o realidad concreta. Lenín lo entendió así, pero al entrar en el fragor de las luchas sociales de la Rusia de 1917, tuvo que recurrir a modificaciones o adaptaciones que, no todas las veces guardaron fidelidad a las ideas de Marx, que nunca habló de materialismo histórico i que con el desarrollo del socialismo soviético en manos i mente de José Stalín, fue absolutamente desvirtuado i una mera justificación teórica, para el cruel totalitarismo implantado por quien se vio héroe triunfador en la Segunda Guerra Mundial, como se nota en la célebre foto en Yalta, al lado de un Roosevelt casi cadáver i un Churchill, echando el resto de su vigor de otras épocas lejanas, i un intemporal dueño del mundo como sucede con todos los dictadores.

Por cierto que hai una sentencia o frase de Churchill, que se presta al caso de valorar la valentía intelectual de nuestro Presidente Hugo Chávez a quien, entre tantos insultos ofrendados por gaznápiros como Argenis Enano D’Arienzo en nuestra ciudad, que le dice cobarde o loco en el 98% de los casos en los cuales tenga que referirse al presidente de la República Dice Churchill en relación al valor i la honestidad” “Valor es lo que se requiere para ponerse de pie y hablar; valor es también lo que se requiere para sentarse y escuchar”. Nuestro Comandante Chávez lo ha demostrado varias veces; así, que yo recuerde voi a señalar dos casos (aunque son muchos) de ponerse de pie i hablar con honestidad i suprema valentía, como lo hizo absolutamente solo, como a única voz disidente en las Naciones Unidas, en reunión celebrada en Canadá; o las reciente también en la ONU, cuando como Florentino, olió el azufre i se le ocurrió calificar a Bush como lo que es: un diablo capitalista i genocida que merece la horca mucho más que Hussein o igualmente, en Mar de Plata, apabullando al presidente de los Estados Unidos, o mejor, al Emperador. En cuanto a lo del valor para escuchar barbaridades, insultos, calumnias i cuanta porquería se mueva en una cabeza con diarrea cerebral, cuando asistió al antiguo Congreso Nacional en calidad de presidente electo i se caló uno de los más deplorables i sucios discursos que se hayan “recitado” en aquel recinto durante la IV República, pronunciado por un energúmeno troglodita como Jorge Olavarría, al no lograr “posición privilegiada” en el gobierno del hombre al cual, en páginas enteras de EL NACIONAL i en libros, hizo las más grandes alabanzas i reconocimientos que, con cierto humor, podríamos calificar de “jalabolismo estructural”. Chávez ante el tsunami de atrocidades i mentiras, permaneció inmutable.

Más, volvamos al tema del socialismo i como ya expresé, hubo muchos modelos antes de verdadero socialismo científico i filosófico propuesto, o mejor, expuesto por Marx i el que, olímpicamente, desconocen onagros de derecha como Oswaldo Álvarez Paz i su pandilla, o lo han usado como disfraz, mediocridades “izquierdosas” Tal Cual su mejor ejemplo: Teodoro Petkoff, ruina del tiempo. Es indudable que desde la antigüedad clásica, decimos que se inició la democracia en Grecia, realmente imperfecta i que Lugo de un complejo i accidentado devenir histórico, se dieron muestra de organización social; empero, predominando regímenes de fuerza, imperios o simplemente gobiernos dictatoriales, cuando la fuerza del poder no estaba propiamente en las ideas sino en las riquezas materiales i más adelante en el dinero. Por eso, en la filosofía de Hegel o de Ficte, empezamos a ver la historia no como un simple transcurrir, sino como algo dinámico, propulsor de encuentros, rivalidades, feudos, minorías nómadas o marginadas, luchas intestinas i solapadas, e ideas disímiles que hacían pensar en un tránsito dialéctico, acaso obra de la naturaleza o de divinidades o dioses.

La Humanidad no era nada uniforme, ni sus predios, ni sus actos, ni su pensar. Eran diferentes humanidades, como diferentes son en el hombre las “clases” sociales o sociedades humanas, mui distintas a las sociedades animales codificadas o estructuradas genéticamente como ginecocracias. Aquí radica uno de los errores fundamentales de los no estudiosos, cuando van a la historia siempre en “tiempo presente” i jamás han aprendido a “situarse en el tiempo histórico pasado” para comprender las circunstancias de los hechos i del valor de las ideas. He aquí el valor de la Filosofía de la Historia, materia que creo casi no existen en las Universidades tradicionales.

En consecuencia –continuando esta breve escapadita a la filosofía de la historia-, entender que los tiempos de Bolívar i Rodríguez –los dos Simones de Oro- ni los de Marx i Engels, son los mismos de hoi; comprender sus posiciones ante la vida (que en el presente a veces admitimos como weltanschaunng) la realidad obligaba a actitudes distintas, no así la esencia o fundamental valor de las ideas que buscan soluciones i transformar la existencia en una calidad de vida mejor. La existencia como simple nacer i transcurrir los efímeros años que no da la naturaleza o dios para los crédulos, es eso: simple existir, como puede existir una mariposa o un chimpancé con genes casi iguales a nosotros; pero “vivir la vida” es algo mui distinto, lleno de dichas i pesares, de aciertos o errores, de amores i quebrantos, de sueños i de realidades, de triunfos i fracasos o de ser i de no ser. I muchos hombres en la Humanidad, no se conformaron con existir, sin o con vivir a plenitud pero no solos, sino todos, con una ficción religiosa como el “amaos los unos a los otros” o “amando al prójimo como a sí mismo” –sueños engañosos- cuando la vida civilizada es organización, igualdad, respeto por las ideas ajenas, verdad i justicia. Como lo dijo Bolívar: “La justicia es la reina de las virtudes republicanas”.

Por eso, antes de continuar, se me impone decir que hombres como Bolívar o Marx, no sólo existieron, sino que vivieron una experiencia vital que han pretendido legar a toda la Humanidad. Fueron bravos caballeros, hidalgos con pasión de justicia, que nos propusieron no entregarnos a los bárbaros, para tener que llorar después, como nos dice el inmenso Rubén Darío en su poema Los Cisnes en una de sus maravillosas cuartetas de versos. Por eso este humilde esfuerzo de educar o instruir, sobre estos formidables tópicos sociales i políticos, sobre los cuales enseñorea la ignorancia escuálida de tantos intelectuales de derecha, repitiendo para los incautos i creyéndolo los “pensadores” que padecen de “retraso mental galopante” (una variedad de esclerosis múltiple, cuya etiología se sospecha está en una bebida de 18 años) como Oswaldo, que vamos hacia un ineludible castrocomunismo.

(Continuará)

robertojjm@hotmail.com





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Roberto Jiménez Maggiolo


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