Adelanto de elecciones

—Compadre, vio que el tipo ya habló de adelantar las elecciones.

—Por hay vi. Otra trácala más. Como están con el agua al cuello, ahora se lanzaron con esa de las elecciones adelantadas.

Ya nadie les cree. Más falsos que un billete de siete, decían denantes.

—A lo mejor les sale buena esa parada.

—Buena o mala. Ya nada de eso sirve.

A esto lo llaman el Titanic, lo que va es buscando fondo y sin esperanza de salir aflote nunca más.

—Pero, esa gente sabe lo que hace.

—Bastante con mucho, es lo que saben. Después van a tener dos Asambleas para ellos solos. Se irán a pagar salario doble, porque usted puede estar seguro que van a ser los mismos de siempre. Que, además, nadie sabe quiénes son.

Los desconocidos los llaman.

Dígame esa constituyente, más inservible no puede ser. Ya va como para no sé cuanto tiempo escribiendo los mis artículos de alguna constitución, y nada que les sale. Debiesen purgarse.

—Esos si se están ganando la plata fácil. Les dieron ese carguito de diputados de no se sabe qué, y a cobrar se ha dicho. Es lo único que hacen. Deben ganar una boloña, porque ninguno renuncia para hacer algo útil.

—Cómo van a ser algo. Si lo que no sirve y esos son lo mismo. Constituyentes de la nada. Ahora y que se la van a pegar hasta las hallacas del 2020. Ni tontos que fueran, cuando se vaya acercando diciembre de ese año, van a decir que mejor hasta el final del milenio.

—Compadre, ¿usted es capaz de lanzarse a diputado para la nueva asamblea nacional o cómo se vaya a llamar? Porque seguro le cambian el nombre.

—Dios guarde. Mire esos siempre son los mismos. Cuando se ven caras nuevas es que se disfrazan. Puro carcamal. Esos comen ellos solos.

Esos están pisando una concha de mango, están que se resfalan.

—Qué cristiano les va creer eso de las elecciones adelantadas. Puro paro.

—Usted lo ha dicho. Si no hay gasolina, que va a haber para hacer elecciones. Irán a poner las urnas electores en las bombas de gasolina.

O empiezan a repartir a diestra y siniestra esas benditas cajas de carbohidratos.

—Porque cada vez que se asustan empieza a regalar comida y cuanta baratija consiguen, y como lo que hay es hambre pareja que más va a ser el pobre. Agarrar lo que pueda.

Creen que con eso tienen a la gente en el bolsillo, pero están más pelaos que rodilla de chivo.

Esas elecciones son otra trampa, y las adelantan para decir que ellos si son, ¿cómo se llaman?, demo no sé qué. Bueno, usted entiende.

—Pero, esa gente es confiable. No han perdido ninguna elección.

—Y cómo. Dígame usted, si aquella tiene desde los tiempos del antiguo Egipto ese puesto. Como que le echaron soldi mix, porque se quedo pegada al coroto. Ni con C4 la despegan de ese puesto.

—Verdad que sí. Cómo les gusta mandar. Mandar y no hacer nada. Porque lo que saben es desfaratar todo. Ni agua ni luz ni, nada hay.

—Sí hay. Miseria, hambre, desolación, tristeza y paré usted de contar. Porque esta es la República de la tristeza y la desesperación.

Pero «vamos machete» dicen los muérganos.

—Pero yo insisto compadre, usted debiese lanzarse como diputado. A lo mejor gana un puestico y se acomoda.

—Y por qué no se lanza usted, ya que está tan entusiasmao con esa guarandinga.

—Compadre, es que diputado que se resbale se lo mandan a la tumba o para allá por Los Rosales.

Y a mi esas cosas me dan repeluzno.

—Y usted quiere que éste que está aquí, sí lo metan a chirriona. No hombre, esa es otra vagabundería. Para decir que ellos si son abiertos, que ellos son eleccionarios y que los demás no quieren nada. Solo palabras, y con el garrote listo para darle un guamazo a uno.

Déjese de esas ilusiones y quédese quieto. No le busque males al cuerpo, que esos ya están de abajito. Esos no tienen vida, esos no se levantan ni con el rompe colchón que venden en las playas del Litoral o de Cumaná.

Ande tranquilo y por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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