Sabemos, sentimos las penalidades del momento, podríamos hacer un inventario de carencias y adversidades y no estaríamos diciendo nada nuevo a la población, sólo llovería sobre mojado; las quejas, el llanto no resolverán la crisis, se deben plantear medidas y hacerlo con carácter de urgencia. Veamos.
El país carece de instituciones: la presidencia perdió majestad, credibilidad; el gabinete no existe, los ministros son blandos, no hay parlamento, ni órgano electoral creíble, ni justicia confiable; lo militar se confunde con los "colectivos" legalizados por el propio presidente, la fiscalía es una franquicia de la costra gobernante. El país padece un proceso de disolución, se desvanece. La solución a la crisis que aguantamos comienza por restituir un mínimo de legalidad, establecer un mínimo de institucionalidad creíble.
Lo anterior es un reto al PSUV. El deterioro del país fue precedido por un deterioro del PSUV. Se le socavó su capacidad de crítica, de alerta. Su organización fue seriamente afectada con el carnet de la Patria que pretendió sustituir la militancia. Su moral, su autoestima fue vulnerada con aquello de "lo que diga maduro". La conexión con el gobierno se transformó en una conexión mercantil, la relación amorosa con la masa fue sustituida por el castrante carnet.
Si esto no fuera suficiente, la dirección del partido es secuestrada y el único vocero principal declara a la nación, no sólo en nombre del partido sino también del pueblo, sin rendir cuentas a nadie. Dice algo hoy y se desmiente mañana, sin que se le agüe el ojo. En realidad esa dirección no apoya al gobierno, si así fuese lo criticarían, lo alertarían, lo vigilarían; en realidad, van atrás de la cúpula dirigente, son secuaces de segunda categoría, sin derecho a chistar, es una actitud de servilismo que anula su calidad de dirigentes.
El PSUV necesita resucitar, el país lo requiere con urgencia. El cielo está nublado, anuncia tempestad, estamos en medio de una ofensiva de la burguesía mundial. A esta situación nos trajo el gobierno de maduro y sus torceduras ideológicas, su pragmatismo. El Chavismo está duramente golpeado, las masas están a la deriva, sin vanguardia, en una especie de sálvese el que pueda. La oligarquía viene a cancelar cuentas con el Chavismo, con Chávez, ya vimos en la toma del consulado en los Estados Unidos, lo primero que hicieron fue sacar el busto del Comandante, demostrando así su odio.
Viene un periodo de profunda represión, no hay que hacerse ilusiones con la salida de maduro, la salida de maduro y la llegada de otra fracción del capitalismo, sea la opción gringa, guaidó, o cualquier variante, significará la restauración del capitalismo salvaje, y esa restauración requiere alta represión, contra las masas y contra su vanguardia. La única salida a las penurias de la masa es salir de maduro para volver a Chávez.
La masa golpeada, hambrienta, necesita un instrumento político, una vanguardia que la guíe en la resistencia a ese periodo oscuro, y en la batalla por la restitución de la esperanza chavista. Ese instrumento puede ser, debe ser, el partido de Chávez, el PSUV de Chávez, no ese carapacho madurista.
El rescate del PSUV debe comenzar ya, no hay tiempo que perder. Proponemos un congreso extraordinario, con delegados electos de manera universal, directa y secreta, con participación de todos los expulsados de manera ilegal, arbitraria. No podrán ser electos funcionarios del gobierno, o quien lo haya sido en los últimos seis meses. Ese congreso debe tener dos puntos en la agenda: discutir abiertamente la actuación del gobierno y de la dirección del partido en los últimos años, precisar su cuota de responsabilidad en la crisis actual; y, dos, diseñar acciones para retomar el camino del Comandante.
