Amigas y amigos trabajadores, este señor libre pensador francés de la época de la REVOLUCIÓN FRANCESA, dejó algo escrito sobre lo duro y fuerte que fue para él y su gente clase media involucrarse en el proceso revolucionario y también su pueblo correr con la misma suerte en dicha revolución; que pese a las diferencia de época, parece que las hubiese recopilado hoy para EL PUEBLO TRABAJADOR VENEZOLANO.
En tales circunstancias, nos dice entre mil cosas, se pregunta: ¿Cuál es el objetivo hacia el que nos dirigimos? El goce pacífico de la libertad y de la igualdad, el reino de esa eterna justicia cuyas leyes se encuentran escritas, no sobre mármol o sobre piedra, sino en los corazones de todos los hombre y mujeres (agrego yo), incluso en el del esclavo que las olvida y en el del tirano que las niega. En ese provechoso filosofar más adelante dice,..Para amar la justicia y la igualdad, el pueblo no tiene necesidad de poseer una gran virtud; le basta con amarse a sí mismo.
De estos rasgos filosóficos deduce una importante verdad: que la naturaleza del gobierno popular es ser confiado en el pueblo y muy severo hacia sí mismo. Se ha dicho que el terror constituía la fuerza del gobierno despótico? El gobierno de la revolución es el despotismo de la libertad contra la tiranía. ¿Hasta cuando se seguirá llamando justicia a la violencia de los déspotas, hasta cuando la justicia del pueblo se llamará barbarie. ¡Cuanta ternura para con los opresores, cuanta inflexibilidad para con los oprimidos!
Todo aquel que no aborrezca absolutamente el crimen no puede amar la virtud; nada hay más lógico que esto. La tiranía mata y la libertad se ve obligada a pleitea; y la ley con que se juzga a los conspiradores se rige por el código que ellos mismos han hecho. Castigar a los opresores de la humanidad es clemencia, perdonarlos es barbarie.
Pasando por todo ese rosario de incidencias que refiere MAXIMILIANO ROBESPIERRE, superados los mil problemas a lo cual les condujo el proceso político a los franceses hoy les aqueja una oleada de circunstancias conflictivas que generan los llamados CHALECOS AMARILLOS; habrá de apelar EMMANUEL MACRON a las sabias e históricas recomendaciones de Robespierre; con la seguridad que no solo él las necesita, sino también en Venezuela el Pdte. NICOLAS MADURO porque la situación del país está en condiciones similares a las que en lo económico social afectan ostensiblemente al ciudadano.
