Se nos están muriendo nuestros camaradas

Han pasado 4 años cuando comencé a escribir sobre la necesidad de reivindicar en la historia a algunos olvidados y olvidadas, aunque el pueblo nunca olvida, ese es el testigo más fiel de nuestra conducta, nunca olviden eso; nunca dejen de sonreír, de saludar, de detenerse a vivir las dificultades y aciertos de los que nos ven pasar y subir; son los mismos que vas a encontrar cuando bajes por el camino del regreso.

El tiempo pasa inexorablemente y nuestra partida de este plano terrenal es inevitable, nadie escapa a ello, es bueno entonces recordar lo que hicimos, lo que otros han hecho como aporte al sueño más humano, el Socialismo

Todos los años intento hacer un balance de cuantos y cuantas se nos han ido en estos años.

Nos ha dejado un sabor amargo las noticias de la muerte de camaradas; digo muerte aunque los fuimos a sembrar; pero se nos murieron ¡coño! y es verdad se nos fueron bien muertos, aunque tengamos más vivas que nunca sus enseñanzas, sus principios y su pensamiento. Se nos murieron los guerrilleros y guerrilleras, los rurales y los urbanos. No digo luchadores sociales, estoy reivindicando connotado calificativo de guerrilleras y guerrilleros.

Yo sé que son bastante, pero en este momento estoy recordando a Luis Villafaña( Negro Hereje), a Rigoberto Lanz y a otros y otras desconocidos y desconocidas por ciertas juventudes; me estoy refiriendo específicamente a Francisca Giuliani ( Paquita Giuliani) y Aníbal Castillo ( el Botánico). Ambos militantes y combatientes de la resistencia contra la dictadura y la democracia punto fijista; a Magaly Avendaño ( Bolondrona) y al momento de escribir estas notas la presencia de Wiliam Mantilla ( el de" la Vega dice")

Mi más humilde homenaje a sus servicios para con la patria es recordarlos como eran y que fueron para mí en la conversa y en la acción.

A Paquita la conocí por la Sierra Maestra del 23 de enero, siendo apenas un quinceañero militante del PRV- RUPTURA y ella con unos treinta encima; a ella la buscábamos para que hablara en nuestras tarimas; por dos razones: una por su encendido verbo antiimperialista, antisistema que nos gustaba, nos moralizaba y nos curtía para el combate y por otra parte porque era la que peleaba con los cuerpos represivos para que no se llevaran a los muchachos. De su militancia no tengo exactitud; creo que era del partido comunista, lo que si se que no era adeca ni copeyana. y bien recia y fuerte que era la caraja.

Por mucho tiempo y lugares de esta historia y geografía nos acompañó Paquita y nos acompañará en cada tarima, en cada flor y en el combate diario por la vida y el amor.

A Aníbal Castillo lo conocí teniendo yo unos cuantos años más que cuando conocí a Paquita. Nos encontramos en una reunión política por Catia la Mar, donde él se residenciaba en aquellos momentos; digo residenciaba por decir que lo podíamos localizar, aunque era bien difícil de localizar en un lugar fijo, por aquello de la cultura de la preservación de la vida que enseña la persecución y la clandestinidad.

Con toda una experiencia guerrillera que no se llevó a la tumba, la fue sembrando en cada lugar que pasaba: en la ciudad, en los barrios, en el campo y últimamente en el estado Bolívar con los mineros y con nuestros hermanos de periquera en las riberas del rio la Paragua. Aníbal en esas regiones del estado Bolívar fue el más fiel defensor e impulsor del proyecto Educativo Nacional ( PEN), cuando lo metió en su mente y alforja y se lo llevó para que lo conocieran nuestra comunidades originarias, por allá por el año dos mil.

El Negro Hereje, el amansador de soberbias y de arrebatos estériles en reuniones; así recuerdo a Luis Villafaña, filósofo y pedagogo, quien nos llevó a estudiar a José Carlos Mariátegui y otras corrientes del pensamiento nuestroamericano.

Magaly Avendaño (la ñaña) la conocí por allá en el año 1977 cuando fundamos el Grupo de Rescate Venados de Lidice. Aguerrida en el aprendizaje de defensa personal, incansable en los entrenamientos físicos y de combate; estudiosa de la teoría y organizadora comunitaria. Se nos marchó hace un mes. Honor y gloria.

Wiliam Mantilla ( el de" la Vega dice"). Humilde sin ambiciones, siempre en su postura de combatiente risueño y hecha cuentos, escritor de lo cotidiano; incansable organizador y preocupado por la formación.

Con ustedes todas y todos, tengo una gran preocupación (la misma que tenían siempre ustedes), es que la escuela de cuadros, la que potenciaría los relevos de la revolución, sigue siendo una preocupación y propuestas de muchos. Compas desde donde ustedes estén, carajo, iluminen y empujen para que se haga verdad esa vaina.



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Bartolo Hernández


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