El madurismo, una deformación protofacista que nos induce a la guerra

Hay que decirlo antes que la historia nos aplaste: el madurismo es una peligrosa deformación fascista que va arrastrando a lo más lúcido de su dirigencia al abismo. Veamos.

Primero fueron las declaraciones de pedro carreño hablando con irresponsabilidad de acciones bélicas contra Colombia; luego Diosdado acusando a Colombia de dejar desgüarnecida la frontera y justificando así el movimiento de tropas hacia la zona; días después, insiste Diosdado en su anticolombianismo al negar la nacionalidad a los hijos de colombianos nacidos en este lado de la Gran Colombia, Chaderton es arrastrado a la posición bélica fascista. La matriz de opinión satanizando a los colombianos continúa formándose y Diosdado llama a la unidad en contra de la agresión a la nación. José Vicente alerta al presidente del vecino país que no se equivoque, y asoma la posibilidad de una agresión militar, de esta manera entra en el escenario belicista con Colombia.

Esas declaraciones no son fortuitas, no son piezas sueltas, caprichos de los declarantes, tienen la intención de resolver un problema buscando un culpable, y al hacerlo de manera irresponsable nos arrojan al abismo. El gobierno incapaz no encuentra cómo resolver la crisis profunda que padecemos, no consigue disipar el peligro de un golpe de Estado, y no tiene mejor respuesta a la crisis que manipular a los militares con el peligro de una agresión de Colombia, para ocuparlos en esos menesteres y se olviden de su responsabilidad, de ver hacia adentro de la Patria sufriente.

La solución fascista de maduro de distraer con una guerra, de satanizar a los extranjeros, tiene consecuencias en la psiquis de la dirigencia y la masa. La primera es exacerbar el sentimiento
anticolombiano, un nacionalismo fanatizado que es la base del fascismo, simultáneamente alienta los tambores de guerra de los colombianos, ya un General colombiano acusa la presencia de los dirigentes del ELN en territorio venezolano, ya se habla de penetración ilegal del Ejército venezolano en territorio colombiano.

De esta manera nos aproximamos a un punto de no retorno del que sólo regresaremos después de muchos sufrimientos y muchas pérdidas. Los irresponsables de allá y los irresponsables de acá nos conducen, sin dudas, al infierno.

Algo hay que hacer y pronto. Podríamos empezar por formar un comité de personalidades de Colombia y personalidades venezolanas que reafirmen la condición de países hermanos, que sellen compromiso de paz, que realicen acciones que disipen el sentimiento anticolombiano y antivenezolano, rescatar el bolivarianismo en la práctica.

Se debe luchar contra la condición fascista del gobierno, que se manifiesta en la represión a los humildes, ya denunciada, el trato a la disidencia, la persecución de la crítica, las acusaciones alegres y al boleo de traición a la patria. Se debe enfrentar con brío la tendencia belicista. Los llamados a la unidad no son inocentes, tienen una carga ideológica, no es lo mismo los llamados a cerrar filas contra Colombia que llamar a la Unidad contra la guerra, por la paz con justicia, con equidad, esta última es la verdadera unidad cjavista.

La bestia fascista está adentro, hay que denunciarla, primer paso para detenerla. Y si al final consiguen desatar a los demonios de la guerra, entonces oponerse con fuerza, denunciarla como una guerra de las cúpulas. La historia demuestra que así comienzan las guerras, de manera incomprensible, producto de torpezas.

Nosotros hemos corrido el riesgo de, en época de fanatismo, denunciar a la bestia, tómese esto como un llamado a la conciencia de los justos.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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