¿Quién es el “pequeñoburgués”?

Nosotros a cada rato hablamos de cultura pequeñoburguesa, de espíritu pequeñoburgués, de consciencia pequeñoburguesa pero no damos explicaciones más explícitas, sobre todo del efecto que tiene esa consciencia en la psicología de masas, y la psicología de masas en el auto sometimiento de toda la sociedad a la voluntad de unos pocos explotadores, explotadores del cuerpo y del espíritu humanos, de que, como lo dice W. Reich, "millones de personas se feliciten de su propia esclavitud".

Para tratar el tema de manera esquemática diremos primero que la consciencia pequeño burguesa (CPB) es propia de las clases medias, de los empleados públicos y privados, a medio camino entre el poder del patrón y el obrero; los pequeños comerciantes y pequeños propietarios del campo (los modernos "emprendedores" de ahora). Es un estado mental sumido en una especia de aspiración constante, una "aspiración" a vivir la vida cómoda y feliz de los ricos y famosos, del prestigio de los burgueses poderosos; ante todos los obstáculos que nos atraviesa la vida en medio, es tener la mirada siempre puesta hacia lo alto, esa mirada define al pequeñoburgués.

Pero la CPB no es un fenómeno exclusivo de la clase media, penetra fácilmente las capas obreras y más abajo en la sociedad, especialmente en momentos de alta fragmentación, de deslave ideológico como es nuestro caso ahora. Esa "sueño" es común en el obrero que no lucha, sin consciencia de clase, y que también ha alcanzado ciertos niveles de prosperidad, pero también en el lumpen, en el mendigo más adaptado a sus execras, y en el lumpen burgués, en la delincuencia común; todos aspiran con tener mucho y mandar a muchos, además de ser aceptados por la alta sociedad o lo que creen es la alta sociedad.

Cada grupo tiene su propia "imagen" de lo que cree es esa "alta sociedad", así funciona el mercado de la moda, de la "elegancia", del "lujo", del prestigio, en base a "estratos"; se riega desde la imagen de los príncipes europeos y Bill Gate hacia Selena Gómez o Maluma, pasando por Hollywood y las millonarias ociosas como las Kardashian o París Hilton (que llaman, técnicamente, influencer). (Inclusive la alta burguesía cuenta con su propio "arte aspirante" o sueño de inmortalidad en el arte, comprensible dentro de la sociedad de la frialdad de los números y la vulgaridad de las apetencias materiales y sibaritas, pero castrada, sin espíritu, lo tiene que comprar ya hecho. Este se llama el arte Kirsch, muy por debajo del trabajo artístico y su obra, que sí es inmortal, del cual solo "sospecha" el burgués cuál es el sentido que contiene ésta de la inmortalidad, justo lo que le falta a quien lo tiene todo para ser perfecto). La "imagen" de lo que aspiramos a ser, inclusive toca a mismísimo burgués, un mortal como cualquier otro que defeca y se muere de cáncer, como un mano cualquiera pero que desearía ser inmortal para que su poder tenga sentido.

¿Por qué importa saber de todo esto? Porque la conciencia pequeñoburguesa está a la base del "sentido común" las masas que estructuran al Estado Fascista, son las clases medias, la misma clase obrera incluso otras más necesitadas aún, y sus "aspiraciones individuales" y egoístas, de superarse en de los valores burgueses, la base social al fascismo; todo individuo pequeñoburgués desea mandar sobre alguien, sentir, el mismo castigo que recibe a diario, pero desde el lado del castigador.

En este momento vivimos una situación típica de una sociedad súper fragmentada, amenazada de muerte, atrapada por esa "superación aspirante" como quien pelea por salvarse del Titanic. Masas de venezolanos jóvenes y adultos salen del país "desando alcanzar lo más alto" dentro de la sociedad burguesa, no sobrevivir, eso es exagerado todavía. No nos engañemos, nadie que salga del país por esas razones tan "egoístas" estará dispuesto a luchar por una revolución socialista, por más dramático que resulte eso que llaman algunos "diáspora", los esnobs, los noticieros mayameros. Pero ese es el menor de los problemas que acarrea la fragmentación por egoísmo de la sociedad, la consciencia pequeñoburguesa gobernando el espíritu de la sociedad venezolana.

Si no cobramos razón de la importancia que tiene rescatar los valores del deber social; practicar la igualdad y el respeto por la libertad de los demás dentro de la solidaridad humana, más allá de la pacatería y prejuicios pequeñoburgueses, hasta el vecino de al lado puede delatarnos y entregarnos al poder guardián de los intereses burgueses, el estado fascista;perseguirnos como comunistas o acusarnos de aberrados sexuales, da lo mismo, o drogadictos, solo por llevar una conducta distinta al "sentido común" pequeño burgués, grupal y gregario, y cargado de prejuicios y odio. Ese moralismo pacato y fascista nada tiene que ver con el respeto a la auténtica libertad individual, irreverente, contestataria, que crece dentro de la comunión social socialista. Solo en socialismo es posible alcanzar la verdadera libertad individual, en al capitalismo somos un rebaño de tontos, los "asesinos del Cristo".

No es fácil la revolución porque controlar el fascista que llevamos dentro solo es posible si luchamos todos los días de cara a todos los problemas sociales y personales. Mientras más socialistas, solidarios, críticos y comprensivos, amorosos, somos de nuestros iguales, menos fascistas, menos "aspirantes" seremos, menos gregarios, borregos, rebaño, enfilados al matadero.

Muerta la socialdemocracia, el fascismo aparece, y no importa el color que tenga, en donde se haya engendrado. Pensemos en eso por un momento.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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