Nos hablaba un médico amigo del fenómeno de negación que ocurre ante lo inevitable de la muerte de un familiar. De esta manera se evita el dolor, es una característica propia del humano. En la política encontramos el mismo comportamiento. Veamos.

Es evidente que el gobierno agoniza, difícil imaginar lo contrario. Está agotado, sin planes más allá de repetir la necedad de querer controlar al capitalismo, de hacer un capitalismo sin sus fallas.

El gobierno parece víctima de un "pava macha", todo lo que ensaya le sale mal, lo único que se le da con éxito es la mentira y ésta se le acaba de tanto usarla. La lista es larga: el petro, el plan 50, el nuevo cono, el billete de cien, la paz, la producción petrolera, el control de la inflación, el desabastecimiento, la constituyente... El gobierno no funciona ni para el Socialismo ni para el capitalismo. Los capitalistas sienten la pérdida de gobernabilidad y eso los aterra, temen al caos, pero además ya no hay renta de la cual apropiarse, el fracaso en PDVSA es visible, el gobierno consiguió en tiempo récord destruir una de las empresas más importantes del mundo, ahora sólo le quedan excusas, pero excusas no producen petróleo y la crisis sigue su camino. El fiscal y los dos presidentes de PDVSA debían renuncia.

La derecha sabe, siente, que el gobierno agoniza y prepara la restauración capitalista, un ejemplo: borges, el de primero justicia, declara: "Cada vez la salida de Maduro se hace más necesaria y es más inminente, por eso en la Unidad nos estamos preparando con un proyecto de gobierno sólido que aplicaremos de la mano y con la aprobación de los venezolanos". No hay dudas que la derecha capitalista se prepara para la transición, ya tienen el plan de gobierno y sería ingenuo pensar que esperan sentados que el gobierno caiga, al contrario, presionan buscando un desenlace.

En el campo del madurismo el fenómeno de la negación se manifiesta, actúan poniendo pañitos calientes en la gangrena, no perciben la gravedad de la situación, la niegan. El vicepresidente del área económica ofrece la siguiente declaración leamos: "Estamos ahora mismo, ustedes saben que el presidente lo ha dicho, hoy lo repetimos, trabajando en un programa económico para la recuperación y la prosperidad y el país conocerá una de las políticas estructurales y una gran revolución económica para sacar adelante a nuestra Venezuela, solo nosotros lo podemos hacer porque tenemos el compromiso con el país en primer

lugar, con nuestra historia, con nuestro pueblo y tenemos la moral para hacerlo". Es un reconocimiento de la ausencia de plan, además es una aceptación de una crisis que amerita recuperación y por primera vez acepta que hay que cambiar la economía y no apela al recurso de inculpar a otros de las carencias. Pero sobre todo es una admisión de la incapacidad del gobierno, el fracaso de su gestión, a cinco años todavía andan buscando el programa económico. No hay ni el asomo de una autocrítica, al contrario, la soberbia de considerarse que sólo ellos pueden solventar la crisis que ellos mismos crearon y con los mismos métodos.

 

El Chavismo continúa dormido, congelado, no actúa, no construye una opción frente a la derecha que está trabajando en la transición y al descalabro del madurismo, niega la crisis terminal, el conflicto cuyo desenlace se aproxima rápidamente. En estas condiciones el futuro será terrible, no hay opción a favor de las grandes mayorías, sólo represión.

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