Día Ciento Treintaisiete El Nuevo Nicolás Maduro caminando por el filo de la navaja del 2018

El discurso de ayer pronunciado por Nicolás Maduro, ante la Asamblea Nacional Constituyente, se ajusta, como anillo al dedo, a la actual coyuntura histórica que vive el país. Uno viene reclamando diariamente, a través de estos sencillos artículos seguidos por algunos consecuentes lectores, entre los cuales no se cuenta, por supuesto, el Presidente de la República, una serie de inquietudes, inconformidades, insatisfacciones y críticas sobre el rumbo, la conducción, las inconsecuencias, los errores, las debilidades y también los aciertos, a mi juicio, de la revolución bolivariana. Debo reconocer, sin que me quede nada por dentro, que la alocución de Nicolás Maduro del 24M, en la ANC, responde a casi todos mis planteamientos políticos e ideológicos. Por primera vez sentí que el Presidente decía lo mismo que yo estaba pensando y hubiera querido expresar en ese preciso momento. Esa sensación de acoplarme con cada palabra del líder me pasó por lo general con los históricos discursos de Chávez y Fidel pero esta es la primera vez que me ocurre con Nicolás Maduro.

No sé hasta que punto sea atinado hablar del nuevo Nicolás Maduro pero si sigue por ese camino va a terminar conquistando a los dos millones de chavistas indignados que no fueron a votar el 20M por su incredulidad. El problema que se le presentará a Nicolás Maduro en lo sucesivo es cómo arreglárselas con la quinta columna, término acuñado por Julio Escalona, que envuelve, rodea y estrangula a la revolución bolivariana por todas partes. Esa perversión fue una advertencia constante de Guillermo García Ponce, que él lo planteaba con el término de oportunistas infiltrados, pero nunca le hicieron caso.

Casos de presidentes que hayan sorprendido al país por darle la vuelta a la tortilla lo ha habido. Es el caso del General Medina quien venía de la pelambre anticomunista del General López Contreras y sus militares tachirenses servidores de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Medina convirtió a Venezuela, por primera vez en su historia, en un país sin exilados ni presos políticos, legalizó al Partido Comunista y le exigió al imperialismo un pago más justo por la venta de nuestro petróleo. Maduro podría pasar a la historia, si se lo propone, como el Presidente de la transición histórica al socialismo y de la derrota del imperialismo norteamericano. Ahora necesita designar a los hombres y mujeres que sean capaces de obrar para el cumplimiento de ese propósito con la participación protagónica del Poder Popular y una industria petrolera potencia, en un ambiente de ética socialista, que conjuntamente con un gran desarrollo agro industrial garanticen al pueblo la mayor suma de felicidad posible.



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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