Presidente: el diplomático bolivariano de paz merece ser atendido frente a las penurias

Introducción.

Hemos vencido una vez más pese a los índices de abstención, ya es hora de que el gobierno del presidente Maduro, de una vez por toda, coloque de un lado la retórica y se dedique a resolver los males que aquejan a ciudadanos como ud y como yo. Votamos por usted porque no teníamos otra alternativa y esperamos su compromiso y capacidad para tolerar la crítica más aguda. No escribía desde aquel artículo que titule ¨PDVSA: no me defiendas compadre”, el cual hacia un llamado a reconocer el monstruo de la corrupción dentro de la industria petrolera.

Los hechos

Dias recientes conversaba con una vecina sobre la suerte de un ser que trajo al mundo, esos que la sabia naturaleza no pare todos los días: revolucionario, inteligente, honesto, patriota, solidario y bolivariano. Recuerdo, siendo una pulga ese ser, una penosa pregunta: Tato ¿Que es el Fondo Monetario Internacional? Vaya pregunta, esa criatura intuía que Jaime Lusinchi no decía la verdad sobre el pago de la deuda interna. Desde entonces, concluí que ese ser lleno de ilusiones e inocencia, lejos de jugar en el recreo con sus compañeritos de clase, transcendería las fronteras: un diplomático bolivariano de paz. Lo vi llegar a ese escalón con mucho empeño y sacrificio familiar.

La respuesta de mi vecina Chela no me transmitía certeza y verdad, hasta que un día me invitó a conversar con ese ser vía Skype. Emociones, comentarios y la realidad: Tato, ¡me van a sacar del apartamento que he rentado en los últimos tres años sí no pago al final del mes! ¿Cómo así?   Tato resulta y, perdóname que lo diga con el corazón en la mano, llevamos seis meses sin cobrar y me siento deprimido, mi compromiso es con la revolución pero hemos pasado a un segundo plano y mayor impotencia siento, cuando estoy sirviendo en un país enemigo y pareciera que Caracas ignora sí me alimento bien. Trabajar en otro campo me lo prohíbe mi estatus diplomático. Casí que estoy que limpio casas a cambio de algo que me sirva para pagar el bus –el metro es inalcanzable en esta situación-. Dias atrás circularon un mensaje que, antes de las elecciones, estaríamos cobrando el correspondiente aguinaldo y  a esta fecha, no hemos cobrado nada. Otras fuentes, querido Tato, nos informaban que existía un punto de cuenta que contenía las políticas para estabilizar la situación, y a la fecha, nada ha sido concretado.

Al escuchar este relato del pariente de mi vecina, solo pido al presidente Maduro, con el respeto que se merece, que tome las medidas conducentes a regular la situación no solo del pariente de mi vecina Chela, sino del resto del servicio exterior que debe afrontar las peores humillaciones y para muestra un botón:

Presidente Maduro, permitame hacerle esta exigencia, he votado por usted porque así me lo pidió, me exigió lealtad y compromiso para avanzar en la consolidación del proyecto del comandante Chávez. Es tiempo, como lo réferi en la introducción, de dialogar y construir y soy el primero que dice ¡presente! en ese ejercicio. Hay maneras de resolver la dificultad que atraviesan esas personas que dan la cara por el país y más, en momentos donde el imperio más poderoso sobre el planeta, está a la vuelta de la esquina para despojarnos de lo más preciado que un pueblo puede tener: independencia, libertad y soberanía.  Son esos jóvenes la primera línea de batalla y a esa guerra no se puede ir desasistido. Espero que estas palabras no sean malinterpretadas, cuando se dedica a la escritura lo primero que uno debe tener por regla es construir y comunicar mas no destruir y dañar. 

 

fabio.acosta.reyes@gmail.com



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