¡Ver lo invisible!

Las operaciones mentales parecieran no tener finito y calibrar cómo se desarrollan    acaso sea cuesta arriba para los sectores arrastradizos, mas, no para nosotros ni para los señorones  quienes se limpian el culo con toda esa gente deleznable por apátrida.

Sea por diversas razones contrapuestas, antipódicas, pero tanto el gringo chupasangre como el pueblo revolucionario sabe a que atenerse, allá aparte los muñequitos con hilos.

Desde hace ya varios meses la contrarrevolución sacó sus cuentas y al verse descalabrada optó por la cobardía, así que inventó que el 20 de Mayo en cierne aquí en Venezuela habrá coba y lo hacen con su cara bien lavá y para escurrir el bulto, y el primero o el segundo o el tercero que lo vociferó -eso no lo recuerdo con precisión- fue el maleducado Trump a pedido de los sinvergüenzas de la oposición pitiyanqui de acá.

La realidad no es algo estático sino relacional, aquí en este mundo todo tiene que ver con todo; por ejemplo el encono de los gringos contra nosotros los venezolanos tiene asidero principalmente en que a ellos se les acaba la manguanga del petróleo y nosotros lo tenemos hasta para echar para arriba.

Mucha gente no conoce otro paisaje que la pantalla de un televisor y en eso recrea la cabeza, se trata de gente manganzona; pero el trabajador que a diario batalla  a campo traviesa con una realidad áspera adquiere por fuerza un conocimiento firme y, en consecuencia, se hace menos vulnerable al engaño de los sentidos; es obvio que de las apariencias no emana nunca un conocimiento firme; y aquí viene lo de que uno tiene que ver el mundo tal cual es y no como lo obligan a verlo, especialmente los periodistas embusteros y que son una plaga a la que hay que fumigar con DDT.

El poder del cerebro parece ser infinito pero las corporaciones mediáticas al servicio del capitalismo chupasangre se empeñan en imponerle a los pueblos conductas limitadas para dominarlos y, en el caso que ocupa, el capitalismo se desespera porque no ha podido ni puede ni podrá esclavizar al pueblo venezolano que ha despertado para siempre y ya somos capaces de ver lo invisible de su venenosa ponzoña, el hartazgo de malas noticias que como un baño de mierda pretende echarnos encima.

Claro, hay un significativo sector social y político que no está entrenado para ver lo invisible sino hasta la punta de su nariz pero en sentido lato el pueblo revolucionario está moscapil (mosca con las pilas puestas) y ese es el pueblo que votara por Maduro Presidente de nuevo ya que Maduro ha demostrado coraje y lealtad con el Comandante Chávez, es decir, con el pueblo trabajador porque eso es Chávez, Chávez es un pueblo y el chavismo es una ideología en desarrollo (no digo en pleno desarrollo porque Walter podría mandarme preso por cleptómano [atlántico]).

Para un trabajador empírico -heme ahí- que se ha salvado a nado (hasta por ahora), los hechos son los que justifican las teorías, nadie me engatusa con gatos enmochilados, de tal manera que dar la pro a Maduro, de mi parte, como compañero de la clase trabajadora, no de la élite manganzona y en la que figura también de alcahuete la llamada conferencia episcopal escuálida venezolana -ceev- (valga así en minusculovalía), emana de convicciones bien fundadas.

Quiero que no se le haga tarde a nadie para saber la verdad, el tiempo es inexorable, no podemos enmendar el pasado pero si el futuro, Venezuela demanda soberanía e independencia, nosotros no seremos colonia yanqui, no que no, no lo seremos; lo tardío es parte de la realidad que anda en el decurso del rio del tiempo y después de clavo pasao no vale santa lucía, así que, ¡moscapil!, lo reitero.

El impacto social de cuarenta años de televisión (durante la IV República) pregonando los valores del consumismo capitalista no se borra así como así, fueron cuarenta años en los que aquí en Venezuela no hubo alternativa para que el pueblo pudiese dejar oír su voz, sus demandas; de ahí que los candidatos de la restauración esclavista pregonen privatizar desde el más mínimo medio de comunicación en manos del pueblo, hasta el derecho a respirar.

No somos pasajeros sin destino, vamos hacia el socialismo, hacia la inclusión de todos sin excepción, hacia la autodeterminación y atentos a que la tragedia noticiosa ya preelaborada en laboratorios de guerra sucia y cuyos heraldos son muchos periodistas que han venido a cubrir las elecciones en las que el pueblo venezolano designará a Maduro Presidente para que siga la batalla por la liberación de Venezuela, no va a detenernos.

El pensamiento ultramontano de la derecha internacional prevalece, como ya lo he señalado aunque no es novedad, en el mundillo de las comunicaciones; mientras que el pensamiento progresista y popular, en comparación, es abrumadoramente menor, por no decir cuasi inexistente, mas, entre uno y otro modelo de pensamiento prevalece en los pueblos trabajadores la idea de subsistir, idea que debe ser aprovechada para incubar e impulsar un nuevo humanismo, precisamente el que está plasmado en nuestro “Plan de la Patria 2025” y con el que Maduro gobernará el próximo período.

Del Comandante Supremo Hugo Chávez hay que decir que él siempre supo caminar el ring, sabía donde poner los puños y donde poner los pies, bueno, un gran maestro, y Maduro aprendió mucho de eso pero aunque todavía anda en los prolegómanos de la batalla ya noqueó al patuque de adversarios que Dolartrump dispuso para representarlo en este histórico forcejeo.

De tanto julepe el pueblo ha desarrollado una mente para captar y es evidente que hasta en la oscuridad sabe escoger su propio camino, si no remítanse al 12 y 13 de abril de 2002 cuando el golpe de estado que derrocó a Chávez y todos los medios de difusión de embustes dispusieron comiquitas y por el estilo para ocultar el sol, pero el pueblo supo entonces ver lo invisible y se echó a la calle a reclamar sus derechos; sabe el glorioso pueblo venezolano que, aunque se oculte, el Sol nunca deja de alumbrar.

¡Nuestro pueblo sabe muy bien ver lo invisible!



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Guillermo Guzmán


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