Si permitimos que vuelvan es porque no aprendimos nada

La situación actual es muy dura y compleja, no hay duda; jamás vivimos una situación económica igual a esta, donde un salario no alcanza para comprar un kilo de carne.

Tiempos duros hemos sobrevivido, tiempos de escasez, tiempos de acaparamiento, tiempos de precios locos, tiempos de hambre y frio; pero aun así, no se vivió jamás tiempos de imposibilidad de obtener lo básico para comer.

¿Por qué es compleja la situación? Porque no todo se puede analizar de la óptica del tiempo actual y los pasados no son interpolables pues cada uno tenía sus propias circunstancias; en tiempos donde no ere común que el pueblo comiera carne o pollo todos los días, los granos se usaban para jugar bingo (por ejemplo) entonces nadie extrañaba un buen filete en el plato o un pollo guisado.

Hubo tiempo en que un cartón de huevo no valía nada pues en la mayoría de los pueblos cada quien tenía su gallinita (hasta en las ciudades), pero además no teníamos la costumbre americana de comer huevos todos los días en los desayunos.

Hubo un tiempo en que la arepa era difícil de hacer (pilar, sancochar, moler, amasar) pero como el grano no faltaba, tampoco faltaba el pan en la mesa; hasta que los Mendoza le quitaron el invento a Caballero Mejías y facilitaron la reproducción de la arepa que llegó a todas las mesas con sólo agregarle agua a un polvo de maíz precocido que apareció en los abastos y bodegas.

Toda esa complejidad de nuevos hábitos nos hace dependientes de la producción industrial, eso está bien pues no podemos quedarnos en el siglo 19 mientras el mundo va en el 21 y el mundo moderno ya va como por el siglo 23.

Sin embargo esa misma situación nos pone en un peligroso estado de dependencia del que se están aprovechando los ideólogos y estrategas de la guerra económica a la que estamos sometidos; ya no tenemos gallinas en los patios ni los abuelos que traen los granos del campo, ni tenemos los pilones repletos de granos de maíz listos para las arepas, ya no podemos almorzar sin un pollo guisado o un bisteck, y de paso no sembramos los granos; entonces ahora todo nos hace falta.

Los que ya mandaron y crearon las dependencias, están en su mejor momento; se está mezclando la eficiencia del ataque planificado con la incapacidad de defensa del gobierno que esta mas infiltrado que nunca.

Estamos transportándonos en camiones donde se transportaban las vacas y los alimentos ¿Por qué? Dicen en la calle que es porque no hay aceite ni cauchos (¿Será que los camiones de estacas no usan nada de eso?) por que ningún gobierno estadal ha asumido vía decreto la obligatoriedad de que las unidades de transporte público (que es realmente privado) salgan a la calle (abasteciéndoles de lo necesario, por supuesto).

Estamos ganando un sueldo que no alcanza para comprar un cartón de huevos, o un kilo de queso, mucho menos para un kilo de carne o pollo en una quincena. ¿Donde están los lineamientos del estado para regular los precios? O el estado esta tan infiltrado que es cómplice de su propia destrucción.

Vamos a un proceso electoral con una población cargada de arrechera porque han sido más eficientes los atacantes que los defensores; sin embargo, no es la primera vez que el pueblo es sometido al más vil de los ataques y no es la primera vez que el estado queda tan minado y tan infiltrado que, en muchos flancos, quienes deben arrojar agua para apagar el incendio están arrojando gasolina ante la vista perpleja de todos.

Un nido de alacranes se decía que rodeaba al comandante Hugo Chávez, ¿Quiénes rodean a Nicolás Maduro? Ya vemos como hasta Rafael Ramírez el santo de PDVSA tenía un desastre de corrupción bajo su mando (por omisión o por complicidad, eso la justicia lo debería juzgar no yo, no soy quien; pero independientemente de lo que haya sido el resultado es el mismo: un desastre de despilfarro y corrupción); ya lo vimos con Luisa Ortega la santa de la fiscalía y su nido de extorsión y corrupción criminal; ya lo vimos con un montón de ejemplos que eran impensables para nosotros en nuestra ilusión de fidelidad al comandante supremos y tanto blablá que les oímos.

El gobierno de Nicolás Maduro es la finalización del periodo presidencial que comenzó Hugo Chávez y es parte de su mandato final; eso nos obligó a sufrir dentro de el a los mismos que rodearon al comandante y que tanta ineficiencia tuvieron aun bajo su mando directo; ahora bien ¿Qué hacemos? ¿Elegimos a otro chavista que llegue perdido y sin don de mando a ser víctima del ataque fulminante de la oposición? ¿Entregamos el poder a Henry Falcón cuyo único destino de ganar (en un supuesto negado) seria renunciar y convocar elecciones para que la derecha se apodere del gobierno? ¿Aguantamos la pela?.

No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer, así que aguantemos la pela, elijamos esta vez a Nicolás Maduro, quien debe comenzar su gobierno (no el de Hugo Chávez) botando a los "chavistas" que lo rodean y organizando por fin su propio gobierno, el del primer presidente chavista.

Si les devolvemos el gobierno a la derecha, entonces no aprendimos nada de la paliza que nos dieron desde 1830 para acá, sobre todo la de 1958 en adelante; aun estamos a tiempo y si Maduro libre del lastre de quienes lo rodean por imposición del partido o del fantasma de Hugo Chávez no da la talla, pues entonces tenemos mecanismos dentro de nuestra constitución para hacérselo saber, sin traumas y sin complejos.

Yo voy a votar por Maduro para ver si por fin tenemos, sin ataduras, un gobierno chavista.



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Oscar Jiménez


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