Cuando jerarcas osen andar en autobús, su prole comparta con el populacho, de misma escuela, de mismos lugares, cuando se les ausente lo demagogo y abandonen privilegios, cuando se rompan la espalda tras la faena, cuando la letra sea colectiva, entonces comenzarían a ser socialistas. Hay una comodidad no plegada a la necesidad, una comodidad selectiva y de élite preconcebida de justa meritoria por quienes escalan posesiones dentro del aparato público o bien desde el empresariado de Estado. Lujosos carros, escoltas, derroche de influencias, renombrados colegios, liceos y universidades privadas en donde se educan hijos y familia, más, se jactan de Misones, pero ni por el carajo se atreven a que su prole incurse en ellas para dar confianza y debida formación ideológica y muchos los envían al exterior, se ve el menosprecio y su sitial de clase de nuevo boliburgues que se vestía del común y ahora se viste de marcas.
Ser un país con grandes riquezas da como resultado el que haya un constante ascenso de alcaldada por los deleites del fachendoso poder, porque hasta en un Consejo Comunal hay la aspiración de manejar cuantiosos recursos, aún se desata cultura del ponme donde hay, residual de la VI, tal y como AD y COPEY, sin extinguir dentro de la vida socio- económica-política y causal de daños a la moralidad nacional.
Y tal vez de que hubo estratégica necesidad de hacer una revolución de carácter extremadamente democrático, incluyere el arrastre del vigente descompuesto filoso-ideo-social al que hoy le magrea de admitir como realidad que desnaturaliza un proceso de cambio, que complica su adyacente a la transformación de un Estado presidencialista a un Estado Comunal, propio del veredero propósito que se describe en el pensamiento de su inmortal líder Hugo Chávez y su ejemplarización al pensamiento bolivariano y el cual Chávez trasladó como memoria histórica que fue sepultada por Páez y la oligarquía.
