El arado y el mar

Los militares aún no han votado

Carlos blanco, un conocedor de las peripecias del poder, porque vivió en sus entrañas, escribe en el nacional días antes de las elecciones regionales un artículo llamando al verdadero diálogo, el que se establece con los militares. Se adelanta así a esta situación de complicidades entre las partes en supuesto conflicto, entre la mud y el madurismo, en esta competencia para ver cuál es el más sinvergüenza. Carlos blanco asoma la carta que siempre está allí para cuando los magos, los payasos del circo socialdemócrata, se agotan, se les descubren los trucos, se les conocen los chistes, cuando son incapaces de contener el descontento, el desconcierto de las masas. Es así, el diálogo con los militares es cada momento más inminente, el diálogo de los militares bulle, se escucha el murmullar de los sables. 

Estas elecciones burguesas son como un espejismo de la realidad, se acomodan a los requerimientos de las partes: unos pierden votos por millones y proclaman un auge, lo peor es que se lo creen; los otros salen heridos de abstención y acusan atrasados un fraude que venían aceptando como parte del juego. Los dos bandos son cómplices en la opereta. 

Ahora bien, la realidad acusa un malestar nunca visto en este país, los que esperaban condiciones objetivas para un estallido social allí las tienen. Las condiciones subjetivas están presente, todo augura un motín de grandes proporciones. Los organismos de inteligencia de los militares, no hablamos de represión, decimos los que estudian los escenarios, los que evalúan las estrategias, esos, conocen bien el peligro, saben que estamos sobre un polvorín, y saben que las costras políticas de lado y lado son incapaces. Los talentos están marginados. 

En el diálogo con los militares más destacados, más inteligentes, el tema de la conmoción social presumimos esté presente. El dilema es actuar antes de producirse la conmoción, o por el contrario actuar en plena tormenta. Las dos posiciones tienen partidarios: la tempestad justifica la actuación, la legitima, pero el costo político y humanitario es muy grande. Es mejor prever. 

Los políticos civiles que no estén embriagados de inmediatez, los que ven un poco más allá de las narices, los que tienen visión de Estado, visión estratégica, sentido del momento histórico, son los llamados al diálogo civil-militar.

La cosa está muy clara, la derecha se prepara para asumir la conducción del país por encima del juego electoral, de la anc, de la asamblea de borges, del tsj. Saben que todo eso está agotado, perdió la capacidad de conducir, carece de credibilidad. 

Los Revolucionarios, los Chavistas, civiles y militares, ¿qué harán? ,¿seguirán como unos bolsas cosechando triunfos tontos, meros ejercicios de numerología?, ¿seguirán pasivos con una lealtad incomprensible con los que hace tiempo dejaron de ser chavistas?, ¿seguirán repitiendo consignas que se agotan en horas, pendientes de elecciones tras elecciones, de preparar las trampas, las mañas, para ganarlas en votos pero perderlas en conciencia?, ¿se conformarán con lamentarse del asesinato del Comandante?, ¿o asumirán su responsabilidad con el momento histórico, salvarán la honrilla del Socialismo?



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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