¿Tiene HRC las competencias básicas para a realizar un Buen Gobierno?

"Lo más aborrecible es que se gobierne olvidando el bienestar de la gente"

Confucio

I. Buen Gobierno y Responsabilidad Social

Los términos gobernanza y o buen gobierno se están utilizando de forma creciente. El mal gobierno se considera cada vez más como una de las razones principales de los males en nuestras sociedades. No existe una definición única y absoluta de "buen gobierno", ni tampoco existe una delimitación de su ámbito de aplicación. El término, sin lugar a dudas, se utiliza con gran flexibilidad, lo que es una ventaja, pero también una fuente de cierta dificultad en el plano operacional.

Dependiendo del contexto y el objetivo primordial perseguido, el buen gobierno abarca tanto el pleno respeto de los derechos humanos, como el Estado de Derecho, la participación efectiva, las asociaciones de múltiples actores, el pluralismo político, los procesos transparentes y responsables y las instituciones, un sector público eficiente y eficaz, la legitimidad, el acceso al conocimiento, la información y la educación, el empoderamiento político de las personas, la equidad, la sostenibilidad y las actitudes y valores que fomenten la responsabilidad, la solidaridad y la tolerancia.

Todo buen gobierno debe responder a ciertas preguntas concretas: ¿Qué hay que hacer con precisión, desde el poder, para cumplir con las aspiraciones legítimas de todos los ciudadanos, empezando por los menos afortunados? ¿Qué servicios hay que rendir? ¿A quién? ¿Por parte de quién?

El concepto de buen gobierno fue inventado originalmente como una respuesta a la falta de un crecimiento económico sostenible en algunas zonas del mundo, por lo que originalmente tenía un aspecto económico y técnico fuerte. Fue introducido por las organizaciones de desarrollo cuando se descubrió que la ayuda financiera fue capaz de equilibrar las relaciones macroeconómicas, en primera instancia, pero que era más difícil llegar a un crecimiento sostenible. Es por ello que se descubrió que otras condiciones tenían que estar presentes antes de que se pudiera establecer tal crecimiento.

El buen gobierno posee varias características principales: en primer lugar, es participativo, orientado a consenso, responsable, transparente, sensible, eficaz y eficiente, equitativo e inclusivo y pretende seguir los principios del Estado de derecho; así mismo, busca asegurar que la corrupción se reduzca al mínimo, que los puntos de vista de las minorías se tengan en cuenta y las voces de los más vulnerables de la sociedad sean escuchadas en la toma de decisiones; también propende por ser sensible a las necesidades presentes y futuras de la sociedad.

De acuerdo con la anterior definición, el buen gobierno, por tanto, depende de la participación pública para asegurar que las prioridades políticas, sociales y económicas estén basadas en un amplio consenso social y que las poblaciones más pobres y vulnerables puedan influir directamente en la toma de decisiones políticas, en particular con respecto a la asignación de los recursos de desarrollo. Buen gobierno también es eficaz y equitativo, y promueve el Estado de derecho y la transparencia de las instituciones, funcionarios y transacciones.

«♦»El concepto de buen gobierno surge, principalmente, porque las prácticas de mal gobierno, caracterizado por la corrupción, gobiernos que no rinden cuentas y la falta de respeto de los derechos humanos, se habían vuelto cada vez más comprometidas y la necesidad de intervenir en esos casos se habían convertido en urgente; es por ello que el buen gobierno se ha transformado en un elemento importante de las agendas políticas y económicas y, mientras tanto, ha sido mejor especificada junto con la proliferación de las buenas prácticas que se llevan a cabo en el marco de la buena gobernanza.

II. Análisis Semántico

Del análisis semántico del término "bueno" cabría destacar dos significaciones:

1. "Que tiene bondad o natural inclinación a hacer el bien"

2. "Útil y a propósito para alguna cosa o fin"

El primer significado posee una relación más estrecha con lo que podríamos llamar la variante ética o moral que nos llevaría, en su aproximación al mundo de las organizaciones, a los aspectos más elevados de los "principios y valores". Por su parte, la segunda acepción nos introduce en el utilitarismo o aspecto instrumental de generación de "valor" conforme a unos estándares u objetivos.

Por su parte, el término "gobierno" significa "acción y efecto de guiar y dirigir o regir una cosa", según el DRAE. Por lo tanto, del análisis terminológico, sin más, conforme a los citados significados podríamos deducir que buen gobierno es "la acción y efecto de guiar y dirigir, o regir una cosa, desde la natural inclinación a hacer el bien, útil y a propósito para alcanzar algún fin".

III. ¿Sera el gobierno de Héctor Rodríguez un buen gobierno?

«♦♦»En español, los términos posible y probable tienden a confundirse semánticamente. El DRAE, define lo posible como "lo que puede suceder" y, cuando aborda la definición de "probable", señala: "dícese de aquello que hay buenas razones para creer que se verificará o sucederá". Afortunadamente, en matemáticas estas "buenas razones" están respaldadas por una medición numérica, de modo que allí lo "probable" es precisado en una escala porcentual ubicada entre los intervalos 0 y 1 o 0 y 100 y de esta manera el significado de posible y probable comienza a distanciarse.

En la parte 2 de este escrito tratare de analizar la oferta de Héctor empleando conceptos y resutados de la prospectiva estratégica



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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