La otra cara de la constituyente

La revolución bolivariana, no es más que el ideal de un pueblo que se levantó y de una manera brusca cerró la puerta del mal y abrió la puerta del bien. Sacó todo lo que oscurecía, gritó la verdad, expulsó el miasma y se coronó.

Puede decirse que esta revolución del siglo XXI ha creado al hombre por segunda vez, dándole un alma; el derecho.

El siglo XXI heredó una catástrofe social mil veces denunciada, pero la necedad la encegueció, le temió. En consecuencia el año 1999 nació con una propuesta de constituyente, la cual tenía como propósito esencial, la extirpación radical de la poliarquía corrupta que mantenía endeudada a Venezuela, empobreciendo a las grandes mayorías y entregando nuestras riquezas al capital internacional, proponía establecer un nuevo orden jurídico, político, económico, social y cultural, o sea la transformación del espíritu nacional, impulsando e incentivando la ética en todas las instancias. En otras palabras un sentido revolucionario un sentido moral, que desarrollara el sentido del deber.

No hay ningún pobre en el mundo, que teniendo su derecho, no tenga un rayo de luz; la dignidad del ciudadano es su armadura interior, el que es libre es escrupuloso; el que tiene derecho al voto, reina. Siendo esto así, se disipa en gran medida el peligro social, la sociedad puede estar tranquila.

Todo eso fue lo que llevó al Comandante Chávez a convocar una Asamblea Nacional Constituyente; Venezuela no podía morir, no podía fallecer, había que enrumbarla, encauzarla hacia un nuevo sistema, pensó ante todo en las mayorías desheredadas, doloridas, fue una manera de consolarlas, darles aire y luz, amarlas, ensanchar magníficamente su horizonte, prodigarles la educación, darles ejemplo del trabajo, aminorar su peso y su carga, aumentar la noción del fin universal, limitar su pobreza no su riqueza, fortalecer la actividad pública y popular, emplear el poder colectivo, aumentar el salario, disminuir la jornada laboral, equilibrar el deber y el haber, en resumen proporcionar la mayor suma de felicidad y seguridad social posible al pueblo.

A pesar de todo esto, hoy, nuevamente la historia nos convoca, esta vez de la mano del presidente Nicolás Maduro Moros, como jefe de Estado, tal como lo define la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 348, para fortalecer y avanzar en la construcción del Estado Social, partiendo de las premisas de la V República e incluir en nuestra Carta Magna las modificaciones e innovaciones necesarias, reconocer y estatuir los mecanismos de una nueva fuerza popular, aun cuando hay quienes insisten en un drama doloroso, bajo la mortalidad social, llegando hasta la aversión hacia los que padecen, con una satisfacción implacable, un odio que les proviene de ver a un pueblo que descubre la inmortalidad detrás de la arremetida imperial y de la burguesía nacional, aquellos que se sacuden como fieras para saciar su apetito con los corazones llenos de bruma, de tristeza, de necesidad, de ignorancia.

Esta nueva convocatoria busca sacar de las capas más profundas las zonas de desgracia, sacar de la miseria y elevar el nivel, nos revive, anda y se acerca, busca eliminar los vestigios del despotismo, realzar la bandera de la paz y eliminar la ignorancia, blindar y proteger los logros del pueblo y de la revolución bolivariana.

Nosotros, los que creemos, no tenemos nada que temer. No hay retroceso en las ideas. Pero los que no quieren el porvenir, deben reflexionar, porque se condenas a sí mismos, siguen inoculados del mal de su pasado, que es una manera de negarse, una manera de morir.

Debemos continuar elevando nuestros ojos al cielo, aunque la burguesía lo quiera apagar. Ellos verán su ideal perdido en las profundidades, pequeño, simple, aislado y rodeado de las grandes amenazas imperiales, monstruosamente amontonadas a su alrededor. Nosotros avanzando hacia el Estado Comunal.

Esta convocatoria debe entonces abrir más el horizonte a las más bellas ambiciones del poder popular y rescatar en esta hora en que nos encontramos en peligro y amenaza de una intervención extranjera, la paz y seguridad de nuestra nación, donde el pueblo sea el único dueño de los designios de la historia.

 

lolimarcontreras1@gmail.com



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