Los dos bandos del odio aplastan al humanismo revolucionario

Hace un mes que la sociedad cosecha el fruto más acabado de lo que la estulticia sembró. Recordemos aquellos gritos irresponsables, cuando se avecinaba la caída de los precios del petróleo: "no pasará nada", "puede llegar a cero y todo seguirá igual", "no habrá problema"; recordemos las negativas a aceptar la derrota de diciembre, recordemos el "dakazo", el abandono de la formación ideológica, teórica, dentro del partido; recordemos la alianza con la burguesía, los capitalistas en el gabinete, la falsificación del Plan de la Patria, aquel "Dios proveerá" ... y paremos de recordar. Concluimos que el gobierno y el partido abandonaron la construcción de una conciencia del deber social capaz de hacer frente a la crisis que se asomaba; el alma de la Revolución, la conciencia del deber social, fue entregada.

De esta manera la Revolución se enfrenta a la crisis en las peores condiciones: con una conciencia clientelar, egoísta, formada en los hornos del capitalismo y sin dinero que alimente el monstruo populista. Las consecuencias las padecemos, no es necesario contarlas, ¿quién no ha sufrido el bachaquerismo, o el sálvese el que pueda que nos convirtió en presas y depredadores? El gobierna mató a la gallina de los huevos de oro, transformó al chavismo en una parodia de sí mismo, una imagen, un engaño; de esta manera se debilitó.

La oposición aprovecha el descontento alimentado por la incapacidad del gobierno, su estulticia, sus errores, sus tropezones al caminar con los engañosos zancos de la soberbia, el pretender resolver con decretos, justificar con mentiras, salir del paso con acusaciones irresponsables.

Y comienza la batalla dentro del capitalismo por la hegemonía de la transición. Primero el escarceo fue jurídico. Ya sabemos los entuertos de los leguleyos. Trajeron al pitcher estelar, a escarrá. La asamblea trasladó su campo de batalla al exterior, la oea le dio voz, la amenaza de la carta democrática fue parte del circo. El diálogo era la propuesta: "si uds. son lo mismo por qué no se ponen de acuerdo, hasta el vaticano terció, pero más pudo la ambición y la torpeza. El fracaso del diálogo cerró las puertas de la negociación. El tribunal envalentonado se lanzó a fondo, la sentencia rebasó el vaso y las aguas se derramaron en la calle.

Tenemos un mes de calle, humo, muertos y sobre todo de mentiras y odio, el odio se eleva acicateado por la poderosa fuerza de las mentiras cibernéticas. No hay un incidente, sea grande o pequeño, herido o muerto, que tenga un responsable definido, los dos bandos del odio se acusan mutuamente, nada es creíble todo depende del cristal con que se mire.

El odio, la inconsciencia, el fanatismo tomó el control del enfrentamiento. De aquí en adelante, si esto no se detiene, la escalada será espantosa, se verán horrores. Entramos en terreno del odio. Al enfrentar odio con odio, y olvidar el humanismo, reducirlo a una "h" intercalada en las siglas del oprobio, nos apartamos en lo espiritual de la Revolución. Se nos olvidó la enseñanza del Che: "el Revolucionario está guiado por profundos sentimientos de amor". Olvidamos que en la Sierra, en una guerra abierta, Fidel ordenaba un trato humano a los heridos que eran tratados antes que los propios barbudos, un trato respetuoso a los prisioneros. O recordemos al Comandante Chávez entregando a los paramilitares capturados en la finca daktari, perdonando a quienes lo ofendieron.

Lo anterior ilustra una vez más que el precio de la represión guiada por el odio es alto, forma un espíritu antihumano que impide la conciencia socialista. El gobierno pretende sustituir con pólvora y humo la espiritualidad revolucionaria perdida por su entrega al capitalismo.

Es oportuno recordar la frase de Fidel:

"Las ideas no necesitan ni de las armas, en la medida en que sean capaces de conquistar a las grandes masas" Fidel.



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Toby Valderrama


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