A propósito de ser ciego

Maduro debe convocar una constituyente

Cuando la “cosa por hacer” es una Revolución, entonces el grupo de hombres capaces de recorrer ese camino hasta el fin se reduce a veces al extremo de desaparecer. Muchas revoluciones han sido iniciadas aquí y en todos los países del mundo. Pero una Revolución es siempre un camino nuevo cuyo recorrido es difícil y no está hecho sino para quienes sienten la atracción irresistible de las empresas arriesgadas.  Por eso fracasaron y fracasan todos los días revoluciones deseadas por el pueblo y aún realizadas con su apoyo total

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Nicolás Maduro está en cuenta regresiva como presidente de la República. La oposición no sólo logró la firma con más del 1% del Registro Electoral Permanente (REP) para la solicitud de nuevas planillas que activen el referendo revocatorio, sino que ha quedado demostrado que se ha convertido en un “líder” político nefasto para la historia contemporánea de Venezuela.

El hecho que casi dos millones de ciudadanos hayan estampado sus datos personales y su firma en las planillas reguladas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), es la misma señal de alerta que emitimos quienes con toda la argumentación precisa, es decir, con la voz del pueblo, de ser gente de a pie, de estar en las calles en el día a día con las penurias que confrontamos en el quehacer cotidiano, dijimos que el gobierno perdería las elecciones parlamentarias.

¡Pero no! La cúpula sectaria del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) pensó que le bastaría su “maquinaria” para obtener un resultado favorable en las últimas elecciones, basado en el cuento de haber ganado todas las elecciones, menos una, (reforma constitucional), obviaron cualquier crítica, y peor, tildaron con cualquier cantidad de epítetos calumniadores sobre quienes nos atrevimos a señalar el equivocado camino político y electoral que se estaba recorriendo en el 2015.

La realidad indica que el gobierno intentará por todos los subterfugios “legales” que tiene a través del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) malograr lo establecido en la Constitución Nacional en relación con la realización del referendo revocatorio, cuando menos hasta que Maduro cumpla el cuarto año de su mandato, por aquello que el período presidencial deberá ser concluido por el vice-presidente, el cual pudiera ser la esposa del actual presidente o hasta Diosdado Cabello. Esa es la orden. Y una orden en un gobierno neototalitarista como el que tenemos, debe ser cumplida, máxime para quienes dirigen el TSJ, quienes se quitaron la camisa roja de activistas políticos del PSUV para colocarse sus atuendos de “magistrados. ¡Inmorales!

Por ende, si tomamos como cierta (aunque no la comparto) la tesis, que otros dos millones de chavistas (sí chavistas, nunca maduristas), votaron nulo, o se abstuvieron de hacerlo en las parlamentarias, eso indica que la oposición cuenta con los votos necesarios para revocar a Maduro, sólo que la convocatoria en los términos descritos haría inviable tal solución política, porque en nada se alteraría el actual gobierno y menos el Estado en términos de su praxis. Además tanto el propio CNE, como el TSJ y la Fiscalía General de la República continuarían en los términos “instituidos”. En otras palabras, lo que pudiera ser un triunfo para la oposición, terminaría siendo una derrota, si bien no en términos electorales, sí de ejecución política.

No obstante, el CNE y el TSJ tienen un ala herida ¿Habrá alguna sentencia que postergue o difiera hasta nuevo aviso las elecciones de gobernadores, las cuales deberían realizarse en diciembre de 2016? ¿Está claro el gobierno, que en el caso de esas elecciones, de perder la mayoría de gobernaciones, incluyendo ser superado en número de votos al totalizar todos los estados del país, sería otra forma de ser revocado, si bien no de forma legal, si lo estaría políticamente? ¿Cómo sería la gobernabilidad si los candidatos del PSUV y sus panegíricos son teóricamente “barridos” por las fuerzas opositoras o fuerzas emergentes chavistas contrarias al madurismo? Ante esa realidad ¿Se atreverán el CNE o el TSJ a suspender las elecciones regionales? ¿Qué alegarían? ¿Revocatorio “en marcha”?

Todo lo descrito, además de la profunda crisis económica,  conforma un cóctel de ingobernabilidad, el cual no dudo, además de la oposición, también saldría el pueblo chavista a pedirle la renuncia a Maduro en las calles, lo cual generaría otro dilema, esta vez en la cúpula militar ¿Levantarían las armas en contra de los venezolanos?

Maduro está contra la espada y a pared. Si su terquedad junto con la cúpula corrupta civil y militar que le acompaña es aferrarse sobre un poder que agoniza (recordemos la Argentina de Perón en 1955, a pesar de haber ganado con un 60% de los votos), saldrá por la puerta de atrás de la historia asesinando a la revolución bolivariana. Si por el contrario, quiere no ser juzgado por esa misma historia, y permitir que las fuerzas chavistas se reagrupen y seguir como opción de triunfo en los años por venir debe convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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