"El arado y el mar"

Agotados los politiqueros, los militares tienen la palabra

Vivimos una crisis total, abarca desde lo personal hasta la política, todo está agrietado, no hay lugar estable, todo gime anunciando parto, la vida se trastocó. ¿Cómo llegamos a esto, cuál es la solución, para dónde vamos, hasta cuándo? Esas son las preguntas que hace el cuerpo social, intentemos acercarnos a respuestas fundamentales.

Después del asesinato del Comandante Chávez, las fracciones socialdemócratas, del gobierno y de la oposición, no han tenido éxito en estabilizar la democracia burguesa, es evidente que el entramado legal no puede dar respuestas a la profunda crisis. Los dos polos de poder, el gobierno con la sala constitucional del TSJ y la oposición con la Asamblea Nacional, no parecen capaces de convivir, de dialogar, requisito indispensable para la democracia burguesa, ya cruzaron el Rubicon, la suerte está echada, los dados corren. El juego político trancado aleja de la simpatía de la masa a los dos sectores, la forma democrática de dominación se agotó, no garantiza tranquilidad al capitalismo.

El gobierno se ha dedicado a enamorar a la burguesía, le ha dado todo, no obstante ella no está satisfecha, la falta de dólares irrita a contrabandistas importadores, a especuladores, a vampiros de la renta; la dirigencia obrera tiene más sentido de empresario que de su papel histórico, no forma Soviets sino directivas de empresas; la masa desposeída, impregnada por el gobierno de los valores del capitalismo, egoísta, no sabe operar en periodos de adversidad con otra ética que la del cazador furtivo, es incapaz de pensar en sociedad.

En este cuadro de descontento general, de ingobernabilidad, de linchamientos, preludio de conmociones en todos los sectores de la sociedad, el capitalismo buscará con urgencia formas de estabilidad. Agotados los politiqueros, es el turno del fusil, los militares tienen la palabra. No es un asunto de intenciones individuales, no se trata de vocación personal, las tensiones sociales reclaman una salida de fuerza. Esta situación no aguanta más, todo debe cambiar. No sabemos cómo, hacia dónde será el cambio, sólo nos son permitidas conjeturas, hipótesis. Veamos.

La conducción de la sociedad será la fuerza más organizada, con sentido de clase, de proyecto ideológico, y sobre todo con fuerza espiritual para ser aceptada por la masa. Lo anterior, en este momento, es un retrato hablado de los militares, no hay otra fuerza que reúna los requisitos. Falta precisar lo más importante, lo ideológico, es alrededor de ese eje que se aglutina la fuerza, entonces es fundamental estudiar las corrientes ideológicas que se mueven dentro de los militares.

Quien imagine que los militares son un cuerpo homogéneo está abriendo la puerta al fracaso, quien crea que con exigencias de obediencia los militares se calmarán ya fracasó; al contrario, hay que pensar en fracciones militares. Se asoma una fuerte corriente de derecha fascista, sus fauces aparecen sobre todo en los operativos “contra la delincuencia”, la tentación de la fuerza, de la represión para resolver los asuntos es el eje de su pensamiento. Al lado de ésta encontramos la corriente chavista auténtica, la que va más allá de lo declarativo, del rosendoismo o los golpes de pecho; la presumimos muy fuerte pero sin guía, de resolver esta carencia dependerá su papel en la disputa.

El futuro está teñido de militares, falta dilucidar cuál sector actuará primero. Si la  corriente revolucionaria no resuelve su carencia, si se queda privada por la legalidad burguesa... vendrán días que serán noches.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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