"El arado y el mar"

En defensa de Rafael Ramírez, un chavista leal

¿Por qué enfilan sus dardos contra Ramírez? No nos engañemos, no es para perseguir la corrupción, sería raro de parte del Estado más corrupto de la tierra, el que ha protegido a los pillos más conspicuos del país y del mundo. Raro los gringos juzgando revolucionarios; los revolucionarios serán juzgados por los revolucionarios, por la historia.

Se trata, sin dudas, de una infamia política. Las derechas no toleran a Ramírez, le cobran su rescate de PDVSA, su comportamiento valiente en los días difíciles del golpe de Abril, su mano firme para defender la soberanía petrolera, que es la soberanía de la Patria. Pero sobre todo no toleran a Ramírez por ser uno de los símbolos del Chavismo leal, auténtico, Socialista. Necesitan lincharlo moralmente, descalificarlo, y qué más apropiado que acusarlo de corrupto, esa infamia corre sin comprobación.

Ante la agresión, unos no lo defienden porque están en la acera de enfrente, lo adversan desde siempre, lo identifican como su enemigo, no olvidemos lo que el Che le escribía a Armando Hart, que el imperio tiene fino olfato para identificar a sus verdaderos enemigos. Otros, situados en la misma acera pero padeciendo el mal de la mezquindad, voltean para otro lado, piensan “es uno menos que alerte”, “que juzgue el camino de la entrega”, es un competidor menos, “un árbol que ya no hará sombra a los mediocres”; de esa manera absurda construyen su propio patíbulo.

Luego del asesinato de Chávez se desarrolla una operación de aniquilación del Chavismo, sutil pero eficaz, abarca todos los flancos de la vida: el teórico, falsificaron el Plan de la Patria, surgieron nuevas estrategias, alianzas con los  burgueses, pactos con los empresarios locales, desdibujaron la imagen de Chávez, lo confiesan en el plan temir nunca negado por el alto gobierno; el organizativo, poco a poco defenestraron a los líderes chavistas históricos (Navarro, Rodríguez Torres, Giordani, etc.), los que aún sobreviven están marcados; el comunicacional, cerraron programas emblemáticos, sólo hay cabida para la adulación burda; el espiritual, aplastaron los símbolos más sentidos del Chavismo, el Balcón del Pueblo fue clausurado, los valores del capitalismo estimulados. Es en este cuadro, y no en el facilista de la corrupción, que debemos entender el ataque a Ramírez.

El hoy Embajador en las Naciones Unidas es un hombre de Chávez, uno de los más íntimos y más leales, nadie puede quitarle ese mérito. Si algunas falta tiene (¿quién no?) es exceso de lealtad, por eso está allá en las entrañas del monstruo, por disciplinado. Ante los golpes de la derecha interna hizo silencio, es discutible si fue una posición correcta, lo que no tiene dudas es su lealtad revolucionaria, habla a favor de su honestidad que no se fugó al exilio, no vendió el alma al diablo.

Hoy lo persigue el imperio, eso es mérito, condecoración, despreciables aquellos a quienes el imperio alaba, a los que la canalla aplaude. Nosotros tenemos divergencias con Ramírez pero lo apoyamos, por su historia, porque es uno de los pocos que puede contribuir a salvar este proceso, alertar con voz autorizada sobre los entuertos, llamar con autoridad a rectificar, es un hombre de Chávez libre de toda sospecha. Rechazamos la acusación, y sabemos que el tribunal de la historia lo absolverá.

Es incomprensible, imperdonable, que el gobierno, sus compañeros, lo mantengan allá en el Norte, en las entrañas del monstruo. ¿Cómo explicarán si los gringos, capaces de cualquier tropelía, lo agreden?



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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