"El arado y el mar"

La hipocresía en la frontera y la expansión del fascismo

Las conductas políticas que afloran cuando se opina sobre la frontera son una excelente muestra de los rasgos principales del ejercicio político hoy en Venezuela. Veamos.

La ambigüedad, el “guabineo”, la falta de posición firme, el temor copan el ambiente. Aparecen encendidos argumentos internacionalistas, y en el mismo discurso se arenga contra los colombianos; se califican  de hermanos y se le pasa factura como a unos clientes; se reconoce la tragedia de los desposeídos y se pide indemnizar la mano extendida. Altos intelectuales y destacados políticos son arrastrados a estas posiciones confusas, se escribe a favor y en el mismo texto se lleva leña al fuego chovinista.

En este terreno movedizo, de posiciones formales sin pasión, surgen los monstruos, ya se activan los movimientos de ultraderecha, y por eso los más transparentes dicen lo que no se atreven los más cautos, pero lo piensan. Por allí anda el inefable polesel, declara, veamos la noticia:

"El director político del Movimiento de Derecha Liberal Autonomista, Marcos Polesel, aseguró este viernes que Venezuela debe ser refundada para eliminar la influencia cubana sobre el territorio y sobre el Gobierno nacional".

Haciendo campaña, volcando su odio, no ya sólo contra los colombianos, sino que hábilmente aprovecha el sentimiento chovinista creado por la política errada del gobierno y lo enfila también contra Cuba. Este sentimiento de la derecha merece estudio.

El fascismo es un movimiento político en contra de la posibilidad revolucionaria, su nacionalismo es sólo un disfraz bajo el que se esconde la lucha por el capitalismo y contra el Socialismo. Pasaron pocos días para que los errores del gobierno despertaran a la fiera fascista, ésta permanece al acecho, asoma el colmillo y sí sabe bien cuáles son sus enemigos: ¡La Revolución!, ¡el Socialismo!

Es asombroso cómo el fascismo crece en medio de la molicie del campo revolucionario. Las evasiones de los intelectuales, de los dirigentes, son notorias, se escribe de cualquier cosa, siempre que no hiera al gobierno; son pocos los que critican y sólo hay oídos para la lisonja, para el aplauso; algunos más valientes dejan correr alguna pequeña discrepancia oculta en el pajal de la conformidad. Así, el fascismo avanza desapercibido sobre la indiferencia de los más, que aceptan cualquier arbitrariedad que luego se maquilla con una declaración desvergonzada. Así se va formando una red de complicidades que rechaza cualquier reacción de la Revolución. Las claras señales de fascismo son desechadas, se voltea para otro lado, así se expande el fascismo, sus premisas son aceptadas como buenas.

El perverso sentimiento nacionalista, que es la base del fascismo, se arraiga en el alma: ahora, por ejemplo, los colombianos son peligrosos, nos pueden quitar la Patria, que ellos ¡paradoja! con su sangre y sudor contribuyeron a formar. Qué diría Bolívar de los intelectuales que así arengan; o se pide censarlos. Falta poco para que pidan que le borden un símbolo en la solapa, como aquella estrella de David.

Nosotros reafirmamos el pensamiento del Apóstol: "Patria es humanidad",  "con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar", "con todos por el bien de todos". Visión de altura; la humanidad, toda; los desposeídos de la tierra, todos; no sólo los de su Patria chica. Sabía Martí que una Revolución, una liberación debe tener espíritu planetario, global, no es posible tener Patria sin un sentido de humanidad.

Sabias las palabras del clásico que nos alertaba: "Revolución sin humanismo será inevitablemente partera de los monstruos; el humanismo no puede tener fronteras".

¡Viva Venezuela internacionalista!

¡Viva Colombia!

¡Viva Cuba Revolucionaria!



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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