La grandeza de Mario Silva y la fuerza de la crítica

Mario Silva, con su artículo en Aporrea, "Una humilde reflexión con citas", nos da una lección de grandeza. Sacado a patadas de la televisión, maltratado por el único "delito de criticar" - además en privado-, tiene la grandeza revolucionaria de salir, sin mezquindad ninguna, en defensa del gobierno que lo maltrató. Hace buenas las palabras de Fidel: "Por la Revolución hasta la humillación".

No queremos hablar de las diferencias con el artículo de Mario Silva, al final destacaremos una discrepancia central. Preferimos reflexionar ahora sobre la fuerza de la crítica, de la vapuleada teoría y de la unidad. Veamos.

No hay crítica mala, la peor de las críticas es mejor que la ausencia de crítica. Pensemos que ningún gobierno ha caído por la crítica, pero sí muchos han caído por ausencia de ella, por su aplastamiento, que los condujo al aislamiento y a errores garrafales. Pensemos cómo sería la historia de este mundo si la poderosa y soberbia Unión Soviética hubiese tenido oídos receptivos para las críticas fuertes del Che. O si Allende hubiese oído a Miguel Enríquez, antes de decir en La Moneda bombardeada: "Es tu turno, Miguel", reconociendo así la fuerza de la crítica del MIR chileno. Negar la crítica es negar la lucha de clases, ella es una de sus expresiones, y es negar el camino de la búsqueda de la verdad, de la evolución de la Revolución, la crítica es uno de sus principales motores. Repetimos el pensamiento de los clásicos: "Una Revolución tendrá la grandeza de su trato con la crítica".

La teoría revolucionaria es fundamental en el enfrentamiento que se avecina y que preocupa a Mario Silva, ella dirigirá al fusil a la victoria; el fusil sin teoría, sin causa justa, es inútil, irremediablemente derrotado. Podríamos parafrasear a Gramsci y decir: "la teoría es el fusil fundamental en una contienda política". Revolución que desprecie la teoría, que desprestigie a los teóricos que no le adulen, es una Revolución en graves problemas.

La Unidad, la bendita Unidad, debe ser alrededor de un objetivo claro, no es un fin en sí mismo. La Unidad nuestra es alrededor del mandato de Chávez el 8 de diciembre cuando nos dejó tres tareas que no se pueden separar: apoyar a Maduro, al Socialismo y luchar contra el reformismo. Los tres forman un complejo indisoluble, aislados no son viables. Debemos tener cuidado que la Unidad no se transforme en un freno, tal como fue el 23 de Enero, debemos estar alertas de que la Unidad no sea una patente para entregar la Revolución.

Algunas discrepancias. Dice Mario Silva:

"A las puertas de unas elecciones parlamentarias y de la posibilidad de un revocatorio, la unidad es determinante para la defensa de la revolución. Atilio Borón, de nuevo, advierte que el imperialismo viene por todo y eso no lo pongo en duda. A más debilitamiento de nuestras fuerzas, mayor posibilidad de ser derrotados".

Coincidimos con él, la Revolución está en peligro grave, pero discrepamos en que la crítica debilite al gobierno. Al contrario, hemos llegado a esta situación grave por no haber escuchado la crítica, por la soberbia de, por ejemplo, cerrar ese manantial de conciencia que es La Hojilla, de haber ejercido la censura, la persecución, la autocensura, contra los revolucionarios críticos. Estamos débiles y con graves problemas por el maridaje con el capitalismo, con los capitalistas, por no haber oído las críticas que se hicieron y se hacen en su momento.

La crítica no ha perjudicado a este gobierno, no escucharla lo tiene metido en un tremedal.

Es necesario, urgente, concientizar al pueblo. Mario Silva escribe:

"Si en algo confío es en la fortaleza que tiene este pueblo para reclamar los derechos que le entregó Chávez y asume su responsabilidad cuando percibe que le han sido vulnerados."

Nosotros también confiamos en el pueblo, pero su conducta revolucionaria no es espontánea, la dirección tiene responsabilidad en esa conducta. O es que la baja en las encuestas, el economicismo dominante, el clientelismo grosero, la alta abstención en el PSUV no tienen que ver con las fallas en la dirección. O es que el desencanto general que se percibe, el egoísmo, las salidas individuales no tienen relación con el comportamiento de la dirección. Perdónenos Mario Silva, pero el pueblo sin una dirección clara sólo puede producir un motín, una respuesta espasmódica sin contenido político, la direccionalidad política se la da la dirección; que, por lo demás, es parte del pueblo, por él parida, o no es dirección.

Ojalá estas palabras lleguen a oídos receptivos, y en lugar de estar buscando enemigos por los rincones se vean las señales preocupantes de deformación de la Revolución, como por ejemplo la venta de la deuda de Petrocaribe a un grupo administrador de capitales buitres, desfigurando el espíritu con el que fue creado. Por ese camino, cuánto falta para vender la deuda con Cuba, o con Haití. La abstención, las encuestas bajas, la entrega de la soberanía en las zonas económicas especiales y un largo etc., no lo podemos ocultar.

Ojalá no se tenga que empuñar el fusil porque un pueblo movilizado, llenando las avenidas, combativo, claro en sus objetivos, dispuesto a defender el mayor legado de Chávez, el Socialismo, contra la derecha interna y contra la derecha externa, disuada cualquier intento de truncar a la Revolución.

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Toby Valderrama


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