La ideología, los valores y la cultura de los trabajadores en el capitalismo

Hemos planteado la construcción de las empresas socialista sobre la base de tres pilares: la ideología, el conocimiento gerencial y el papel de la vanguardia revolucionaria socialista. El primero porque es la base sobre el cual se construyen los valores y la cultura socialista que dará paso a nuevas relaciones de producción. La segunda, porque permite dominar el conocimiento y la técnica para producir eficientemente con altos niveles de productividad. Y la vanguardia porque sobre su espalda corre la responsabilidad de cambiar las fuerzas productivas capitalistas y, consecuentemente, las relaciones de producción capitalistas por otras socialistas.

En ese sentido, cabe preguntarse, ¿qué  son las fuerzas productivas? Las fuerzas productivas son la herramienta de la cual se sirve el ser humano para producir valores de uso y de cambio que le permiten crear su propia condición de vida. Es así que las fuerzas productivas son el resultado de tres factores: en primer lugar, la ideología hecha costumbre (hecha tradición, hecha forma “natural” de relacionarse); en segundo lugar, el conocimiento de las técnicas de producción, distribución y comercialización de mercancías y en tercer lugar, el acceso a las materia primas que se van a transformar. El desarrollo de los tres factores que conforman las fuerzas productivas han determinado, de acuerdo a Marx, el devenir histórico de los seres humanos y han impuesto en cada etapa las relaciones de producción (la relaciones de propiedad) existentes. En ese sentido, cuando ese desarrollo, ese cambio en uno o los tres elementos que constituyen las fuerzas de producción se presentan antagónicas frente a las relaciones de producción existentes se produce un cambio en el modo de producción; esto es, se crean relaciones de producción (de propiedad) que sean compatibles con las nuevas fuerzas productivas.

En ese orden de ideas, cabe preguntarse ¿Qué, dentro de los elementos que conforman las fuerzas productivas capitalistas deben cambiar para que estas entre en contradicción con las relaciones de producción capitalistas existente y, en tal sentido, se produzca un cambio en el modo de producción? El desarrollo de técnicas de producción como el mejoramiento de los proceso productivos, la innovación en máquina para la producción o máquinas de transporte facilitan la producción y circulación de mercancías que hacen posible el desarrollo del sistema capitalista. Sin embargo, en esa producción subyacen sutil y profundamente elementos que afectan la psiquis del hombre: que definen la naturaleza del acto de producción. Nos referimos a la ideología que le da contenido a sus actos, le da sentido a sus valores y conecta todas las manifestaciones humanas que hacen parte de su cultura. La ideología presente en las fuerzas productivas se manifiestan y exteriorizan en forma concreta (jurídica) en las relaciones de producción; esto es, en la propiedad de los medios de producción y en la forma de apropiación del trabajo.

Esa ideología como componente espiritual de las fuerzas productivas en el capitalismo supone que cada ser humano vele por su propio destino, donde priva la indiferencia hacia las necesidades de los otros seres humanos y en la que el juego de la vida se basa en un ganar o perder; donde, gana quien tiene la astucia y la fuerza para hacerse con el trabajo y los bienes del otro. Esa ideología postula que no podemos, ni debemos, tener los mismo privilegio en la sociedad, razón por la cual los trabajadores deben ganar de acuerdo a su capacidad mientras los capitalista deben vivir bajo los privilegios que resulta del plus valor obtenido de la explotación del trabajo de los otros. En esa ideología nadie es responsable de la necesidades del otro; más por el contrario, sólo se es responsable de aprovecharse de las mismas para su propio beneficio. De allí que las necesidades humanas en manos del capitalista ser conviertan en la posibilidad de vender mercancías que se traduzcan para él en acumulación de dinero y capital.

Ahora bien, con la ideología capitalista convertida en el elemento central de las fuerzas productivas del ser humano, sus relaciones de producción (de propiedad) entran en contradicción con la circulación de mercancías entre los seres humanos. Esto, debido a que su sistema de explotación del trabajo crea altos niveles de pobreza en la clase trabajadora y campesina, poniéndola al borde de su existencia. En este sentido, las relaciones de producción capitalista limitan la satisfacción de las necesidades humanas al vincularla a la tenencia o no de dinero.

Que, por otra parte, solo puede obtener el trabajador vendiendo su mano de obra por un precio cada vez menor; dado, que el capitalista impone una mayor acumulación de capital y dinero para sí, alegando su propiedad sobre los medio de producción y su dominio sobre la explotación de la mano de obra del trabajador. De aquí que las fuerzas productivas capitalistas generan (en cuanto unidad de los contrarios) el desarrollo de una ideología que lucha por la eliminación de toda traba a la circulación de mercancías entre los seres humanos. Esa ideología que se desarrolla en y con la lucha de clase entre el capitalista y el trabajador, aborda el campo de las fuerzas productivas forzando el cambio en los valores y en la cultura capitalista por otros socialista. Una ideología en donde la preocupación del ser humano sea cubrir las necesidades del otro, en lugar de beneficiarse de sus necesidades. Donde importa lo que le pasa al otro, porque ese otro puedo ser yo: en fin, donde el otro puede ser cualquier miembro de la sociedad.

A diferencia de la naturaleza primitiva del ser humano orientada por el ganar- perder presente en el eslavismo, el feudalismo y el capitalismo la nueva humanidad del comunismo supone un cambio ideológico en el seno de las fuerzas productivas que necesariamente entrará en contradicción con la relaciones de producción capitalistas. Contradicción que se resuelve con la eliminación de la propiedad de los medios de producción y la eliminación de la explotación del trabajo ajeno. El vivir del trabajo del otro como una manifestación positiva y valorada del capitalismo cederá terreno frente al compromiso con y por el otro; convirtiendo, así, la explotación del hombre por el hombre en una manifestación negativa del trabajo humano. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.

 



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Néstor Aponte


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