Bolivarianismo, Socialismo e Izquierdismo

En la mente del hoy presidente Chávez, en los albores de la academia y en su carrera militar hasta el 04 de febrero de 1992, debieron haber pasado muchas ideas sobre el que hacer en Venezuela, como hacerlo y sobre todo con quienes hacerlo. Asumamos, que lo conocemos desde entonces en su calidad humana, profesional militar y al hombre político. Bajo esta premisa, nos atrevemos a hacer un ejercicio de la evolución mental en filosofía, política, economía, compromiso social. Considerando en todo momento la honestidad y sinceridad de sus planteamientos y la responsabilidad en cada uno de los actos que realiza.

El presidente Chávez rompió desde el año 92, con muchos mitos acerca de la manera y forma del como alcanzar el poder, gran valor a la hora de medir los resultados obtenidos y sobremanera la claridad suficiente para definir los objetivos y metas. Creo que esto no requiere muchas explicaciones a la hora de descifrar el porque las cosas han sucedido como en realidad han venido una a una ocurriendo, no me estoy refiriendo solo a la experiencia electoral, eso es una parte del todo, mas allá de eso está el hecho cierto indiscutible hoy y mañana del liderazgo alcanzado.

Ahora bien, con muy pocas excepciones en cuanto a la dirigencia nacional establecida, si bien es cierto que no guardó distancia, entendemos que supo diferenciar no a los hombres sino a las ideas que estos profesaban desde hacía tiempo (Alfredo Maneiro, fue uno de ellos), fijense que cuando me refiero a la dirigencia establecida doy por sentado con el ejemplo de cual estamos hablando. Este hecho no puede pasar desapercibido por cuanto nos podría ayudar en el análisis de lo que está pasando más que con algunos sectores que están con el proceso, con individualidades unas más conocidas que otras que vienen de militancia de izquierda, en las luchas de los sesenta y setenta. Esto por un lado, podemos entonces hablar de los pensadores y militantes de izquierda inducidos por aquellos y que manifiestan de manera militante unos más que otros su adherencia al proceso del cual han hecho mucho, poco o nada.

Si me he explicado bien, pueden deducir hacia donde voy en el presente trabajo. Este tema no es fácil de abordar sin herir susceptibilidades, estoy consciente de ello, aunque no es la intención, tan sólo deseo aportar elementos no a la discusión porque creo que aquí no hay nada que discutir sobre el liderazgo del presidente. Sin embargo es importante destacar cual es la concepción personal en cuanto, él, “hacia donde vamos”, en que forma se hará y quienes acompañarán la Revolución Bolivariana hacia el éxito total, digo que no hay nada que discutir porque parto del contenido de la Constitución del 99, votada por la población de manera mayoritaria y de los resultados del proceso electoral que ratificó al ciudadano presidente, del 60% y porque no del 40% que votó por el Sí. Cualquier evaluación que se haga y para ser objetivos deben pasar por los resultados de manera total y absoluta, no para medir en términos físicos a esa parte importante de la población sino por el contrario en mi concepto sería un gran error calificar de escuálidos per se a todo el conglomerado incluido en ese porcentaje. Nos preguntamos cuál es el porcentaje de la población de las clases A y B, indudablemente que no es el 40%. De dónde podemos creer saldrán los 10 millones de votos que anunció el presidente.


Entonces, a partir de las reflexiones del párrafo anterior, no podemos sino prejuzgar la conducta de quienes de una u otra manera, intencional o de buena fe, han comenzado a emitir juicios sobre el alcance del proceso, otorgarle contenido ideológico bajo la óptica particular y mezquina del como yo veo las cosas, endilgarle nombres, y hasta indicarle al ciudadano presidente que “por esta vía no se va al socialismo”.

Creemos que en los actuales momentos “adivinar” de cual tipo de socialismo estamos hablando a partir de la declaración del jefe de Estado de declararse socialista, es tan solo un ejercicio, la conceptualización que cada quien haga sobre la dirección de la revolución bolivariana debe pasar en primer lugar por el contenido del texto constitucional y luego por la literatura ofrecida de manera ejemplar por el comandante a través de una línea homogénea y constante, unos lo han llamado socialismo del siglo XXI, otros democracia plena, el presidente en más de una oportunidad ha hablado de democracia revolucionaria.

En nuestro concepto ello forma parte de la discusión democrática y la confrontación ideológica y política, pero más importante, es la consolidación del proceso bajo bases firmes y con un alto contenido de conciencia revolucionaria, a lo cual le debemos dedicar el mayor de los esfuerzos conjuntamente con la gestión de gobierno a todos los niveles. Allí debe estar el acento en estos momentos y no en la discusión por ejemplo, de cual tipo de socialismo es el más conveniente.

En esta dirección debemos asumir que el socialismo que queremos es aquel que se construya día a día, para ello, es necesario el uso de la dialéctica marxista en cuanto sea aplicable. El socialismo científico o el utópico preveen la coexistencia de la propiedad privada en una especie de economía mixta, nos preguntamos. Recientemente el general Muller Rojas en nuestro concepto, sentó cátedra al afirmar que el socialismo que construyamos debe respetar la propiedad privada. Entre otras cosas porque está en el texto constitucional y nos atrevemos a decir que está en la esencia del pueblo venezolano. No tendría sentido entonces, la conformación de miles de cooperativas y otras formas de asociación colectiva con fines económicos, la diferencia está en el marco y actuación en el cual están definidas, lo cual no es otra cosa que, darle poder al pueblo a través de su propio interés y riesgo.

Lo que debemos evitar es caer en el juego de siempre de cierta izquierda digamos tradicional, que todo lo ve de manera rígida y lo que de allí salga es una desviación pequeño burguesa, un ejemplo de ello, es un reciente artículo del cual no vamos a mencionar el autor cuyo título “Presidente Chávez, así no se avanza al socialismo”, es una clara demostración del como no se debe tratar cualquier tipo de discusión en la hora actual de amenazas imperialistas.

Decíamos en un foro por Internet si podríamos llamar al proceso democracia humanista o socialismo humanista dado el alto contenido que en esta materia reza la Constitución Nacional, en un tono de altura siempre se propuso el social chavismo como una manera de endilgarle la conceptualización necesaria, es decir, la discusión ideológica es un bien de los revolucionarios a carta cabal, pero lo que no debemos hacer es descalificar la acción de gobierno de manera de no caer en las desviaciones que tanto daño le han hecho a procesos revolucionarios. De México hacia abajo, tenemos muchas experiencias y nos deben servir de algo a la hora de requerir más definiciones a veces utópicas e intrascendentes.

Nuestra revolución es bolivariana por siempre y para siempre, ese debe ser el título que no debe discutirse, lo demás, los apellidos a priori o contaminados, es cuestión de tiempo y el hacer revolución bajo las circunstancias conocidas no es fácil, por tanto debemos obedecer a la lógica y el pragmatismo necesario. Por eso, decimos el socialismo del siglo XXI, no tiene hasta ahora otro adjetivo que el de Socialismo del Siglo XXI.


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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

 rafaelfebles@yahoo.com      @rafael_febles

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