El caramelo de las encuestas y sus perjuicios

Cuidado con el triunfalismo mediático y la indigestión de las encuestas. Nada positivo aporta en este momento político extralimitar nuestro comportamiento como si el triunfo se hubiera consumado. Veo con preocupación la excesiva preponderancia que le damos a los sondeos electorales; en ocasiones incluso, produce la sensación de estar atrapados en la lógica del  rigor estadístico. Lo más serio es lo que pudiera estar ocurriendo en quienes seducidos por aquellos números que arrojan una ventaja de más de 10 puntos por parte del Presidente Chávez, se produzca una desmovilización popular el 7 de octubre debido a la falsa premisa de que “ante tal ventaja, pues para que salir a votar”. La oposición por su parte, un sector por lo menos que la conduce, actúa como si las dos Intuiciones (Poder Electoral y FANB),  garantes de sistematizar y velar por el ejercicio soberano del voto,  estuviesen en su contra; en tal sentido, maneja dos parámetros en su discurso mediático: por un lado siembra dudas en la población y habla de “ventajismo”, “posible fraude”, etc. y desde otro nivel le dice a su electorado que el principio del fin del Chavismo se concretará este 7 de octubre.

Este grado de incertidumbre está siendo muy bien administrado por quienes están detrás de la campaña del candidato neoliberal Capriles Radonski. Sus fines son claros: nadie debe quedarse en el abstencionismo irreverente, pesimista o como se le quiera denominar. En nuestro lado, a pesar de la insistencia del Presidente Chávez de no dejarnos atolondrar por el triunfalismo, me parece exagerada la preeminencia que le estamos dando a las encuestas. Es cierto que “Dios habla a través de las matemáticas”, no obstante, también lo puede hacer el diablo y sus acólitos con meridiana claridad (bastantes ONGs, supuestos centros estadísticos y observatorios existen en esta lista).

No está fuera de lugar recordar que la mayoría de los que hoy miden y sacan cuentas con supuesta neutralidad y cientificidad contaron con la misma preeminencia la valoración que hacía nuestro pueblo por los saltos de CAP en sus campañas de rechinamiento adeco, o por ejemplo, la posible influencia en la opinión pública que tenía la regaladera de torontos de Luís Herrera a los periodistas con el propósito supongo de endulzar la pluma de los posibles “resabiados”. La mayoría de las encuestadoras son empresas con fines de lucro; es decir, van  a un delimitado grupo poblacional con unos intereses monetarios muy bien definidos y además apertrechados de un método al que califican como supuestamente inocuo, vacío de sugestiones personales por parte de quienes aplican la encuesta o sin el menor halito de politiquería. Las encuestas aportan pero un uso desmedido de ellas, más aún si nos favorecen, puede neutralizar la movilización de simpatizantes y militantes e incrementar el abstencionismo del lado de la Revolución.

No se trata de elucubraciones de la sociología electoral, para nada es un aire pesimista el que quiero infundir en medio de una campaña en la cual el Presidente Chávez aflora una vez más su mayor virtud: la relación líder –pueblo en su justa dimensión. Lo que quiero es advertir que la moderación en cuanto a los números es lo más conveniente; decirlos con la debida precaución sabiendo que las encuestas son  “sólo una fotografía de un momento”, principalmente el de ahora o el que fue; sin embargo, el que realmente nos importa es el del 7 de octubre y los que vienen: el de la necesaria Revisión, de la Rectificación y Reimpulso. Si hoy la meta es 1 por 10, el triunfalismo puede llevar a un efecto contrario: por cada 10 movilizados uno solo se activaría realmente en la clarinada del 7-O. Saquemos cuentas, analicemos las cifras que nos da el engolamiento de la ciencia electoral, saboreemos sus mieles que hoy nos ofrecen sus resultados; no obstante sepa usted camarada que tanto dulce puede hacer daño, recuerde sobre todo, que no controlar la azúcar a tiempo produce diabetes y ésta genera en muchos casos la progresiva ceguera ¿Ve usted ahora lo que le advierto? o ¿Está dejando de ver aún con los ojos abiertos y aparentemente observando?

Para algunos la ceguera blanca la cual nos explicó José Saramago en su “Ensayo sobre la ceguera” acecha, es por ello que debemos ser menos inocentes instintivos y más consientes de lo que se dirime en estas elecciones.

marianoali73@gmail.com

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Mariano Ali

Periodista Venezolano-Palestino.

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