La creación heroica

El ser humano nunca ha aceptado pasivamente la opresión; la rebelión de los pueblos ha estado presente a lo largo de los milenios: guerras de resistencia, insurrecciones populares, huelgas, luchas de liberación nacional y social. La verdad, la justicia, la igualdad y la solidaridad son valores eternos de la civilización y son los valores esenciales del socialismo. Este no es una simple elaboración intelectual de cerebros privilegiados sino el resultado de un largo proceso histórico que se inicia desde que se formaron las clases sociales y surgió la lucha entre esas clases.

Las clases dominantes han sido siempre minoritarias y han logrado imponerse mediante el uso de la fuerza y el engaño. Todo un mundo de mentiras para justificar la opresión ha ido conformando el aparato ideológico que Marx definió como “farsa conciencia”.

La revolución es un acto creador en la medida que significa la superación de una estructura económica, un aparato institucional y una mentalidad que se niega al cambio. Y es un acto heroico porque se trata de oponerse al sistema material y moral que se ha impuesto en la vida social a través del tiempo. Por eso, para Mariátegui el socialismo es una creación heroica.

El ser social determina la conciencia según las leyes de la conciencia, lo que quiere decir que la conciencia puede asumir una posición crítica de la organización social para modificarla. Carlos Max dijo que cuando la teoría prende en las masas se transforma en una fuerza material. En esto reside la posibilidad de la revolución, la subversión radical de la sociedad.

El extraordinario mérito del materialismo histórico consiste en haber sabido explicar científicamente los mecanismos de la opresión en la sociedad de clases. El revolucionario actual lleva en su alma el ejemplo de todos los hombres y mujeres que a lo largo de la historia han luchado por un mundo mejor y, en nuestra época, tiene la necesidad de impulsar las fuerzas sociales capaces de llevar a cabo la transformación revolucionaria. La división de clases es un fenómeno que abarca toda la sociedad y para actuar con eficacia se impone la necesidad de asumir la lucha en términos sociales, es decir, asumir la lucha de clases. Entonces, no queda otra alternativa que unir y organizar las clases sociales que son víctimas de la clase opresora.

La clase obrera es, en consecuencia, la clase con mayor capacidad de disciplina organizativa, creadora de la plusvalía que se apropia la burguesía y, por esa razón, la que tiene de hecho la mayor influencia en toda la sociedad y la que tiene las mayores posibilidades de unir a todas las clases sociales que son también víctimas de la explotación capitalista y que constituyen la inmensa mayoría.

Las capas medias fluctúan entre la burguesía y la clase obrera y no podrán ser ganadas para el proceso revolucionario si la clase obrera no está  unida y organizada. Este es un hecho perfectamente constatable a través de la historia.

El campesinado, el estudiantado, el movimiento femenino y los intelectuales constituyen fuerzas que es necesario incorporar a la revolución. Los científicos, literatos, pintores y poetas son absolutamente indispensables en la labor de unir las clases explotadas para construir la nueva sociedad.

La lucha de clases, llevada hasta sus últimas consecuencias, realiza los valores esenciales de la civilización porque el socialismo significa la eliminación de las clases sociales y la clase obrera es la única que históricamente puede liquidar todas las clases sociales inclusive ella misma.

El aparato ideológico que ha construido la burguesía a lo largo del capitalismo ha sembrado de prejuicios el pensamiento social y este ha sido un factor de gran importancia para impedir la formación de una conciencia revolucionaria. Mientras predomine la ideología burguesa no es posible lograr la unidad de todas las clases oprimidas. Como lo hemos dicho en anteriores artículos, la clase obrera define y se puede afirmar categóricamente que solamente se es revolucionario cuando se tiene la convicción intima de que la clase obrera es indispensable para derrotar definitivamente al capitalismo.

Esta es la verdad científica que el materialismo histórico ha demostrado. La causa fundamental de la derrota de los procesos revolucionarios se encuentra en el hecho de que no se ha sabido, no se ha querido o no se ha podido organizar la clase obrera.

robertohernandezw@gmail.com



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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

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