Los hay creativos y no creativos del PI

No Hay Trabajadores Indirectos

En el sistema capitalista, el manejo contable de “trabajadores indirectos” le ha permitido a la burguesía incorporar a las fábricas, al comercio y la banca unos “trabajadores” cuya importante utilidad ha sido la conservación, custodia, contabilización y protección del patrimonio capitalista formado a partir de la riqueza creada por los “trabajadores directos”. Se trata de uno de los casos de oxímoron más silenciados por la literatura general.1 

Si a ver vamos, todos los hombres serían trabajadores indirectos del trabajo directo de algunos de ellos, con lo cual estos terminarían siendo no menos indirectos. En tal sentido, todos trabajan o nadie lo haría con propiedad, porque solamente se trabaja en la manipulación y metamorfosis de la materia prima y manejo de equipos y herramientas.

En su remplazo, nosotros hablaremos de trabajadores creativos y t. no creativos. En la contabilidad y Teoría Económica Burguesa, la figura del trabajador indirecto recoge la plantilla de labores gerenciales y administrativas, de custodia, contabilidad, asesoría, protección policial y afines, como los trabajos de investigación y supervisión, o sea, labores intelectuales, mientras la figura del trabajador directo queda reservada a labores peyorativamente llamadas manuales.2. La mayor parte de las erogaciones de capital para pago de sueldos y salarios va esas improductivas manos.

La literatura marxista los recoge como capital variable en su clasificación del capital, como si se tratara de personal explotable. Allí hay una falla conceptual debida, tal vez, a los maquillajes que la mediática educativa burguesa ha practicado en sus editoriales. Nos atrevemos a suponer que Carlos Marx no pudo haber considerado productivo de valor alguno al administrador de la empresa, por ejemplo, y mucho menos al policía de punto.

Por supuesto, todo comenzó con el reconocimiento del trabajo del empresario, del capitalista. Este, ciertamente utiliza su dinero en el montaje de una fábrica, por ejemplo, en lugar de destinarlo al consumo personal, pero todo el capital constante que él logra en el mercado ha sido creado por otros, y la mercancía que produce en su fábrica es creada por los asalariados o trabajadores creativos. Su contable, su asesor, sus policías y supervisores sólo se ocupan del mantenimiento de su capital. Y, es más, en el supuesto negado de que una ganancia sacada del mercado, esta preexiste, como lo hace la materia prima y los demás medios de producción que compra para el funcionamiento de su empresa.

Obsérvese que cuando el marxismo afirma que la burguesía vive del trabajo ajeno explotado en sus fábricas, está sobrentendiendo que ella no trabaja. Y, efectivamente, el principio burgués de distribución de la riqueza según el cual, “de cada uno de los proletarios según sus capacidades, y a cada quien según su trabajo, sigue rigiendo en la sociedad que atraviese por la fase precomunista del Socialismo, con la salvedad de que en esta ya no se hablaría de proletarios, sino de trabajadores, así como en la sociedad comunista, en la cual el trabajo ya no sería una obligación(no se trabajaría para vivir), sino expresión de la vida, ya ni siquiera se hablaría de trabajadores, sino de personas.

1 La Real Academia de la Lengua Española, burguesa hasta el tuétano, en su “DRAE” se limita a recoger en sus 9 acepciones finales (de 18) el verdadero significado de la palabra trabajar, y así lo hace para reforzar el cúmulo semántico de sinónimos que pretende acuñar para los hispanoparlantes del mundo, a fin de que los trabajadores improductivos o no creativos pasen como creadores indirectos de la riqueza creada por los t. directos. Cónfer: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?TIPO_HTML=2&TIPO_BUS=3&LEMA=trabajar


2 El Libro 4to, de Santiago Snell, Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft, trae la lección “El peón y el mecanógrafo”, donde a los escolariegos se les insinúa desprecio al trabajo manual y se apologiza el intelectual o de escritorio.




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Manuel C. Martínez M.


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