Sostenernos firmes con el principio revolucionario del cambio sin ser guiados por la comodidad del habito petrolero que hace del Estado un papa, costumbre representativa que no permite la transición al socialismo por interés político muy sutilmente camuflado, y solo actúa como sube y baja ideológico que choca con la familia, con los amigos, camaradas, lo que todos consideramos importante para crecer en la vida
En revolución hay que vivir la lealtad hacia el pueblo, pero, ser leales a intereses personales hace del político o revolucionario un vanidoso, vulgar y un aprovechador egoísta que debe ser castigado con la revocación practicada por la contraloría social ejercida por un pueblo convencido, es decir, un pueblo con conocimiento, conciencia, que practique el proceso revolucionario.
El socialismo es una necesidad por lo tanto tenemos que satisfacerla ante las crisis total del planeta y del sistema, es nuestro derecho, el socialismo del siglo XXI ha recorrido 200 años para que alguna nación por fin la practique en su esencia, camino que empezó con fuerza en el 2000 con fuerte participación ciudadana, porque, para todos las necesidades son comunes y esas necesidades son derechos irrenunciables que deben ser atendidas y respetados en todo momento.
Existe un Nobel alternativo instituido en 1980 el Right Livelihood Award con alcance mundial reconocido a personas que trabajan por la transformación social basada en la honestidad, el respeto a los demás y a la naturaleza, el economista Neef, es uno de sus galardonados.
Manfred Max-Neef, economista chileno, profesor universitario en Europa, Japón y en Berkeley California, en el 2009 en la universidad de Andalucía en una conferencia sobre la crisis económica global expuso:”la crisis que inicio en el 2008, el salva taje financiero hasta el momento alcanzo la cifra de 17 billones de dólares”. Escalofriante cifra, “lo que significa que el mundo está invadido sin respaldo “concluyo.
El Banco Central norteamericano (FED) imprime dólares solo comparado con los países en vías de desarrollo cuyos gobiernos tienen mentalidad tercer mundista que, para paliar problemas económicos ponen a funcionar la imprenta de hacer billetes, el mundo está en una transición financiera de una dimensión virtual de la economía a una fantasía financiera. El presidente Evo Morales, tiene razón cuando dijo, “lo que se necesita para salvar al planeta son iniciativas concretas no dinero virtual”.
En esas circunstancias ¿Cómo construir un socialismo moderno, científico, pragmático, que supere de una vez por todas al socialismo marxista-leninista que tiene agobiado a Cuba, y no solo por el bloqueo sino por el auto bloqueo para sostener la teoría del compañero Marx, muy importantes para ese entonces. Pero ¿Cómo volver a sacarle brillo a la revolución bolivariana? Cuando Chile hoy, es el país con mayor desarrollo humano en Sudamérica a pesar del terremoto y del tsunami, los chilenos seguirán creciendo junto con Brasil y Uruguay, de don Pepe Mujica, es catalogado como una de las naciones con mejor calidad de vida del mundo resaltando la libertad de expresión, el orden jurídico, la seguridad y el sentido común del gobierno.
Gobiernos progresistas que implementen y garanticen el derecho de los ciudadanos y ciudadanas con la intervención centralizada y descentralizada del Estado en donde el pueblo participe activamente no solo en política en economía evitando que el gobierno se desgaste en el proceso por la normal división del poder que exige el respeto a las libertades públicas, al trabajo de la contraloría ciudadana, a las revocatorias, a la investigación en la educación como la tolerancia a las diferencias de opinión para una masiva salud con calidad en una reingeniería del sistema cada 2 años, fundamentos básicos para llegar a una transición sosteniendo la crítica, sin esto se cierran las puertas al debate interno y a la reflexión.
Los siempre iluminados pensaron que podían implementar desde la comodidad de sus oficinas y despachos llenos de asesores planificar la economía de todo un país para crear un nuevo sistema, hicieron proyectos, presupuestos para reducir la inflación y frenar la especulación, para el efecto vendieron su imagen de revolucionarios de franela no de convicción, nunca se nutrió el conocimiento porque ya todos eran camaradas del presidente, tarde se dieron cuenta que la teoría marxista ni los cambios realizados por Lenin, en economía no permiten que el presupuesto general del Estado como el PIB se desarrollen sin ampliar el mercado interno y externo que es global, y solo con el petróleo y PDVSA haciendo de comodín económico.
Faltan muchas cosas para llegar a la autonomía sin mencionar la soberanía dentro de un mundo globalizado que no lo podemos cambiar. Se requiere otro tipo de gestión creativa para proyectar la economía y poder llegar a la soberanía socio-económica, sin eso el socialismo del siglo XXI tiene un tumor maligno en el mundo real por la escasa implementación, porque, no solo sirve lo abstracto que también es real para sostener la ebullición económica revolucionaria que crece y decrece, y esa es una materia básica en economía.
Se puede mediante leyes habilitantes solicitar más derechos a cambio de radicalizar la revolución para ir a una transición al socialismo, pero, leyes habilitantes a cambio de nada es seguir como estamos, estancados, porque ya hay un control sobre las estructuras política razón suficiente para encaminarse al socialismo, la lealtad no puede ser solo para el pueblo, la lealtad más profunda en su esencia debe ser practicada por el ejecutivo, por el líder, por el presidente, que se supone esta en la cima de la ideología, pero, no para negociar su bienestar político con un pueblo ignorante, esa visión si es así, no puede ser lealtad con un pueblo que le dio su confianza.
Por último no podemos seguir refundando la revolución de la misma refundación porque ninguna traerá las soluciones no logradas, entre una y otra hay mucha agua que recorre y continuamos lo mismo, recetas paliativas, pero, sin atacar los históricos problemas del país.
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