Venezuela en el contexto de la batalla por el petróleo a nivel mundial

Los venezolanos y venezolanas nos encontramos en un contexto lleno de amenazas por el poderío militar que está detrás de los intereses transnacionales y por los que mandan en la Casa Blanca. Es algo que crea angustia en algunos y fortalece a muchos más.

La situación de conflictividad que vivimos liderada por la oposición radical venezolana es repudiable en todos los sentidos. De manera vergonzosa, desde la Asamblea Nacional en desacato siguen aupando la agresión militar extranjera contra nuestra patria sin medir lo catastrófico que representaría en pérdidas humanas, materiales y morales. Eso es algo que no puede tolerarse en nuestros tiempos.

Pero muchos no entienden porque nos pasa esto. Por qué tanta saña contra el pueblo libertario de Simón Bolívar. Intentaremos develar algunos elementos claves para entender tanto ataque imperial estadounidense contra los venezolanos. Y todo gira en el mundo de la energía, en el sistema petrolero internacional. Porque actualmente está en pleno desarrollo LA BATALLA POR EL PETRÓLEO A NIVEL MUNDIAL, sobre todo entre las dos primeras potencias económicas: Estados Unidos y China.

Porque el petróleo es un recurso estratégico para la sociedad industrial actual, que se agota cada vez más, pero que son pocos los países que tienen en su territorio las reservas necesarias para la sobrevivencia humana en el futuro cercano. He allí donde entra Venezuela, en el ajedrez geopolítico mundial.

El principal dato económico es que en China se produce las principales manufacturas y tecnologías de todos los sectores industriales del planeta. Mucho se produce en China y se patenta en otros países. Porque la mano de obra es barata y calificada, siendo este el principal motivador para las inversiones extranjeras que quieren entrar en el mercado chino.

A diferencia de Estados Unidos que crece a un ritmo interanual del 2,5%, China es un país estimado en crecer 7% anual en los próximos años, por tanto, requiere de mayor consumo energético. La capacidad instalada de producción de energía no satisface su demanda energética. Es por eso que este país tiene la imperiosa necesidad de importar petróleo y se han visto obligado en colaborar con inversiones en otros países, sobre todo en productores de petróleo. De lo contrario su economía podría verse estancado en los próximos años. Veamos algunas cifras:

China consume alrededor de 12,5 millones de barriles diarios de petróleo, siendo el segundo mayor consumidor del mundo después de Estados Unidos que consume cerca de 20 millones de barriles diarios. Pero, China apenas produce cerca de 4 millones de barriles diarios, lo que los obliga a importar alrededor de 8,5 millones de barriles, mientras que Estados Unidos produce 15 millones diarios, importando apenas 5 millones.

Aquí vemos que la relación de dependencia china del petróleo importado es del 68%, mientras que la de Estados Unidos es del 25%, lo que hace a China más vulnerable ante una guerra petrolera mundial.

Es importante señalar, que en los últimos 20 años, la producción de vehículos en China se ha multiplicado por 90, y la tendencia es que para 2030 produzca más automóviles que Estados Unidos. De hecho, desde el año 2014, China pasó a ser la primera potencia económica del mundo.

Como vemos, a ese país le hace falta combustible por todos lados, y obligados por la escasez y la tendencia en el suministro se ha lanzado a la conquista del mundo energético. Y se ha aliado con todos aquellos países que ideológicamente difieren de Estados Unidos, entre ellos Venezuela, Irán, India, Turquía, Rusia, y está invirtiendo en África (que tiene el 10% de las exportaciones petroleras).

Son países que el mismo presidente chino ha visitado personalmente para firmar contratos petroleros a cambio de nuevas inversiones en infraestructuras de telecomunicaciones, tecnologías, termoeléctricas, contratos e inversiones petroleras, entre otros, sin chantaje, de manera cooperativa ni dominación imperial.

Pero, por lógica natural, de sobrevivencia, su rival suplantado: Estados Unidos, hará todo el esfuerzo posible para detener su ritmo de crecimiento o afectar geoestratégicamente todos elementos que contribuyan a ese crecimiento.

Y, Venezuela es una de esos elementos estratégicos a afectar para que los chinos no sigan avanzando en lo económico e industrial. El haber conspirado, corrompido a los gerentes petroleros, saboteado las finanzas, planes y proyecto de producción de la industria petrolera venezolana ha sido un triunfo de EEUU contra China.

Otro dato, es que desde el año 2014 al 2018, Estados Unidos aumentó en 5 millones de barriles su producción petrolera, que le permitió tomar decisiones geopolíticas como sacrificar alrededor de 800.000 barriles de petróleo diarios que importaba desde Venezuela, que tan sólo representaba para Estados Unidos el 4% de su consumo diario.

En contraposición, este hecho ha afectado a China en sus planes de suministro energético para mantener el ritmo de crecimiento económico proyectado a futuro. Recordemos, que dentro de los planes de expansión de PDVSA (Plan Siembra Petrolera 2005-2019) se estimaba aumentar la producción de 2,7 a 6 millones de b/D, de los cuales por lo menos 3 millones estaban destinado para la economía china.

Por tanto, el haber afectado a PDVSA le dio un golpe a los proyectos de inversión petrolera china en Venezuela, sobre todo a los de la Faja Petrolífera del Orinoco.

Es por todo lo anterior, que Estados Unidos nos ataca, nos hacen daño, nos limitan al uso de su crédito y de su sistema de pago internacional. Porque Venezuela decidió ser un país libre, independiente y soberano de mantener relaciones con cualquier país del mundo. ¡Por eso nos atacan, por nuestras alianzas con China! Una política exterior revolucionaria que no deja dormir a Trump ni a sus asesores políticos y militares. Porque no encuentran como detener el avance de la revolución en Venezuela.

El propio diario estadounidense, The Washington Post, ha develado que el gobierno de Trump está frustrado e insatisfecho porque no ha podido derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. Que su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, lo engañó diciéndole que el derrocamiento de Maduro sería rápido y seguro una vez que Trump reconociera a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Todo el mundo vio como en enero de este año 2019, Trump reconoció a Guaidó, pero hoy, a mediados de mayo el usurpador se mantiene escondido en una embajada cada vez más sólo y huyéndole a ley.

Mientras tanto, el gobierno bolivariano se mantiene firme en el Palacio de Miraflores y ha fijado una estrategia en política exterior antiyanquis, anti terroristas y antiinjerencistas en una sólida alianza con China, Rusia, Irán, India, Turkia, entre otros. Son relaciones que cada vez avanzan con mucha fuerza en el plano económico, financiero, monetario, militar, industrial, energético y agroindustrial, desplazando y develando las intenciones perversas del gobierno de Estados Unidos para con la humanidad.

 



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Andrés Giussepe

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

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