En USA el petróleo es privado, en Venezuela fue privatizado

Jacobo Fugar (El Rico) prestaba dinero a Enrique II con la plata extraída de España bajo concesiones mineras. Es lo que hicieron EE.UU., Inglaterra y Holanda con nosotros desde Juan Vicente Gómez para acá. Con los dólares que obtenían de esas concesione petroleras nos pagaba las regalías y otros pagos.

Eso generó la atrofia de nuestros empresarios que optaron por sacarle dinero al Estado bajo formas amañadas como empresas que durante 100 años no progresaron porque no tuvieron interés en desarrollarlas como empresas capitalistas, y con un ligero crecimiento siempre detrás del desarrollo de la industria norteamericana y europea.

En aquellos países europeos la propiedad del subsuelo es privada y sus minerales e hidrocarburos fueron utilizados capitalistamente para alcanzar con brevedad un desarrollo industrial creciente y perfeccionable, como el que hemos conocido.

Se dieron cuenta de que mediante las concesiones estaban cuidándose de que el Estado Venezolana no sembrara sus recursos en industrias productivas no parasitarias con lo cual aquellos países se desarrollaban sin mayores competencias y nos conquistaban como mercado para la colocación de sus excedentes productivos.

Las máquinas y herramientas que de ellos importaban nuestros parasitarios empresarios fueron de tercera calidad[1], obsoletas y de bajos rendimientos en comparación con la maquinaria que ya usaban las empresas norteamericanas, inglesas, holandesas. Este tipo de rezago industrial aún subsiste en empresariado privado nacional. Se estima que ese rezago es de unos 20 años, 20 años de atraso industrial permanente.

Ese interés económico no cesa y, por el contrario, mientras más declaremos que nos prometemos convertirnos en una potencia, más ahínco le pone a su empeño por abortar nuestro desarrollo industrial.

De manera que, más que obtener nuestros petróleo porque ellos-supuestamente-lo necesitan para consumo personal, su verdadero interés es boicotear nuestra potencialidad de ser tan potentes como lo hayan sido ellos mediante un adecuado uso de nuestros recursos mineropetroleros.

Cada barril de petróleo que ellos nos han importado bajo concesión es un barril menos que han sacrificado para su desarrollo. Han mantenido casi incólumes sus reservas petroleras y mineras. Es impensable que su desarrollo pudiera haberse realizado con el acompañamiento de un agotamiento de sus propias reservas.

He ahí, pues, la verdadera explicación de su guerra contra nuestro país.

 


 

[1] Mi abuela, trabajadoras de una textilera (años 20, SXX) recordaba con horror cómo la correa de un motor a una colega suya le desprendió su cabellera y su cuero cuando se le soltó el moño cerca de una polea carente del protector correspondiente.

 

 



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Manuel C. Martínez


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