La magnitud de desarrollo y crecimiento se pierde de vista. No alcanza la inmensa geografía de tierra plana que comprende su plataforma para medir la dimensión del futuro. Mucho menos la dirigencia que está al frente de las gestiones de gobierno en los 55.314 Km2 que conforman la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) Hugo Rafael Chávez Frías, han mostrado la capacidad de visión o visualización de lo que representa la magna reserva.
En este caso, quiero enfocarme más en el área que comprende dos segmentos de la FPO: Junín (Distrito Cabrutica) que abarca los municipios José Gregorio Monagas, Francisco de Miranda, parte de Independencia, del estado Anzoátegui y del municipio Santa María de Ipire, estado Guárico, con una extensión de unos 299,50 Km2, que tiene su principal centro urbano en El Tigre y en segunda opción a Pariaguán. Según las estimaciones de Pdvsa, Junín tiene una capacidad de producción de 557 mil millones de barriles de crudo pesado y extrapesado (la más elevada de todos los bloques).
El otro segmento al que me refiero es Ayacucho que abarca los municipios Independencia y parte del municipio Guanipa, del estado Anzoátegui, conformando un territorio de 11.300 Km2, con una capacidad de producción de 489 mil millones de barriles; igual tiene en El Tigre y San José de Guanipa los centros urbanos de más afluencia. También está el segmento Boyacá, con 87 mil millones de barriles, que se ubica en la parte de sur del estado Guárico, y el otro segmento es el Carabobo, con 227 mil millones de barriles, ubicado en la parte sureste del estado Monagas, lo que en conjunto es la reserva de petróleo probada más grande del planeta, estimada en un total de 1.360 billones de barriles, cuya explotación pudiera durar unos 400 años, si tomamos en cuenta que la explotación de la FPO inició en 1936 con la perforación del pozo Canoa 1, estado Anzoátegui, a cargo de la empresa Stardar Oil.
Aunque el presidente Nicolás Maduro, en 2016 emitió el decreto que convierte a la FPO en Zona de Desarrollo Estratégico para Venezuela, como ya dije, en los segmentos Junín y Ayacucho, donde operan en alianza con Pdvsa, empresas de Rusia, Italia, Bielorusia, China, Vietnam, Portugal, España, Noruega, Japón y Francia, entre otras, no se observa por parte de alcaldes, gobernador o movimientos sociales, una visión capaz de plantearse en el ámbito social lo que significará, al menos, en los 40 ó 50 años venideros el impacto poblacional en el sur de Anzoátegui.
Lamentablemente, los alcaldes siguen ocupados en cosas tan tristes como defender su administración ante los ojos del pueblo de indicios de corrupción, repartiendo bolsitas de comidas de los Clap, peor que en las bodegas de barrios de la cuarta república y el gobernador, pendiente del hampón famoso que fue ultimado en los increíbles “enfrentamientos” o atrapado por los organismo de seguridad, para ocuparse ante los medios de comunicación social, dar el parte como cualquier prefecto cuando el gobierno de Rómulo Betancourt (1959-1964). Y por su parte, desde la industria petrolera, algunos gerentes se mueven atascados en el mismo betún de la corrupción, poniendo de manifiesto la ambición personal, la cultura del delito, a los intereses colectivos.
Por ejemplo, en el municipio José Gregorio Monagas, geográficamente el más extenso del estado Anzoátegui, no se muestra ninguna evolución que conduzca a que en cada parroquia se construya al menos un liceo, que se construya un moderno hospital, la construcción del acueducto desde el Orinoco hasta Pariaguán, sedes universitarias, bibliotecas, estadios, hoteles, viviendas, asfaltado, estaciones ecológicas. Para eso no alcanza la ceguera. Cuando los ojos se aclaran es como para clavar la mirada hacia dónde se encuentra el fajo más grande billetes.
No obstante, aunque sea desorganizado, el crecimiento poblacional del sur de Anzoátegui es indetenible. Nacerán pueblos y grandes ciudades, por encima de terratenientes, de límites de municipios, de sabanas, montes, cerros, ríos y lagunas. Para eso debería existir la planificación que contrarreste la anarquía.
*Comunicador social con experiencia en medios impresos de circulación en el interior del país. Promotor cultural. Ha publicado “Baldíos” (poesía, 2002) y “Los mare mares” (poesía, 2006).
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