Presidente: destruyeron a la CVG

"No puedo ver coraje ni

sacrificio en la destrucción

de la vida o la propiedad,

ya sea como ofensa o defensa"

-Mahatma Gandhi-

I

Señor Presidente obrero, Nicolás Maduro, he aquí una queja desde Guayana. Por favor, pida información confiable y verificable sobre lo que está pasando en la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Envíe, por favor, una Comisión de alto nivel para que levante un informe y se lo coloquen sobre su escritorio. Así podrá tener una idea de la destrucción a la cual ha sido sometida esta emblemática institución. Igualmente, podrá percatarse del irrespeto y el tratamiento cruel e inhumano al cual se ha sometido a sus trabajadores activos, jubilados y pensionados, quienes, dicho sea de paso, no encuentran a quien acudir para que se oiga el clamor desesperado, así como el profundo dolor y sufrimiento que los agobia por falta de atención de una autoridad capaz y humana, que oiga y solucione.

Señor Presidente: hace poco usted ordenó reestructurar todas las empresas públicas del país. Aquí, en la CVG, no hay nada que reestructurar. Esto está en el suelo. No exagero, señor Presidente. Mande a alguien de su confianza, sin hacer ruidos, para que constate, a la luz del día, el esqueleto que yace blanquecino sobre la tierra de Alta Vista, y al lado, de unos pinos que lloran el espectáculo que ofrece el otrora cuerpo fornido y sólido, como el granito, llamado CVG, y que hoy duerme sobre la frustrada esperanza de sus trabajadores, dejando atrás su liderazgo regional, como ente de empuje, de acción creadora que, en un ayer pleno de luz, planificó y fundó una ciudad hermosa: Puerto Ordaz.

Presidente usted fue obrero y sindicalista, según se dice frecuentemente. Pues bien, aquí no se respeta a los obreros y trabajadores, ni al sindicato, y menos a la Asociación de Jubilados y Pensionados. Acudimos en masa, al edificio sede, para reclamar nuestros derechos, y las autoridades no nos atiende. Se hacen los locos. Se nos quitó todo, Presidente, menos el derecho a reclamar y a lanzar nuestra voz de protesta por los aires. Nos quitaron el HCM. No podemos ir a una clínica, ya que eso "murió" de pena. Hay que acudir a la colecta pública para enterrar a nuestros compañeros que mueren en la desidia. Tenemos que cubrir los gastos médicos de nuestro bolsillo. Sin poder pasar de una consulta, pues el sueldito no da para más. No tenemos consultorio médico ambulatorio. Pero lo más grave de todo esto es que no se respeta la Convención Colectiva, ni a dirigentes del sindicato y de la Asociación de Jubilados y Pensionados. Se pretende aplicar una tabla salarial para todos, donde todos vamos a ganar lo mismo. Al traste con el desempeño impecable y productivo del trabajador, ya que no servirá de nada. "Todos seremos iguales". ¡Que ideas alcaicas! ¡Que pretensión tan atrasada y desfajada de la realidad! Pregunto: ¿Así se actúa en un Estado revolucionario? ¿Eso es socialismo? Caray, Presidente, lo que se está haciendo en Guayana nada tiene que ver con revolución y menos con socialismo. Pienso que muchos ministros y presidentes de empresas públicas de su gobierno tienen que revisar el librito, si es que tienen tiempo para leer. Póngalos a leer, pero sobre todo a estudiar, y que dejen de aplaudir, como unos pendejos, cualquier chiste suyo.

II

La otrora Corporación Venezolana de Guayana, emblema de la región, y sinónimo de trabajo y creación; aquella CVG que lideró la creación de una importante ciudad como Puerto Ordaz; esa CVG que impulsaba, con acciones concretas, el desarrollo de la Región Guayana y sus zonas de influencia; ese corazón que fue motor principal del crecimiento de una vasta geografía del país, hoy, está convertida, por obra y gracia de unos bárbaros, preñados de indolencia y mediocridad, está agonizando.

En efecto, el corazón de Guayana, que no es otro que la Corporación Venezolana de Guayana, está hecho un guiñapo, inmóvil, casi sin movimiento. Pregunto: ¿Qué le hizo la CVG a los altos burócratas del gobierno? ¿Por qué es afán de borrarla del mapa? Desde la era de Chávez viene esta práctica malsana y destructiva contra una institución emblemática, líder de la región más rica del país. ¿Por qué ese ensañamiento contra abnegados trabajadores de la CVG? Es inhumano lo que están haciendo con la gente cevegista, tanto con los activos como con los jubilados.

Yo soy, revolucionario desde muy joven. Por lo tanto, he apoyado este proceso, mal llamado "revolucionario-socialista", preñado de esperanza, como muchos venezolanos y venezolanas. Pero soy tajante al decir: para mí, este proceso, incoloro y desabrido, ni es revolucionario ni es socialismo. En otras palabras, aquí, en mi país, no se ha concretado una revolución, ni se ha dado un paso hacia el verdadero socialismo. Los jerarcas del gobierno se llenan la boca al hablar del socialismo bolivariano, pero sólo son placebos lanzados al pueblo para engañar y mantener el predominio de la casta jerárquica del Comando Supremo de la "revolución y el socialismo". Pero en el fondo, ni su familia cree en lo que brota de sus gañotes engreídos por el poder.

Pero también soy ceveguista. En esa Corporación aprendí mucho sobre el trabajo creador, sobre la honestidad en la acción diaria, y sobre la relación entre la CVG y la ciudad; la CVG y las fuerzas productivas de la región; la CVG y su accionar en sus zonas de influencia. Los años que estuve en ese ente público, me permitieron vivir unos años de oro, donde no había cabida para la ociosidad y el manguareo, sino para la entrega al trabajo y el apego a la institución. Hoy día, soy un jubilado que añora aquellos años dorados de la CVG. Y, como otros compañeros, sufro no sólo de una terrible enfermedad, como el cáncer, sino también con ver el cascaron vació en que han convertido a la noble e inolvidable Corporación Venezolana de Guayana. Cascaron que se utiliza para que arribistas y bisoños profesionales, vengan desde la capital a poner en práctica sus "elevados conocimientos" en materia gerencial, y en la fabricación de aluminio y hierro.

Hoy día ese dolor y sufrimiento se ha elevado a niveles insospechables, gracias los burócratas que envían desde Caracas, para poner en prácticas las más descaradas de las mediocridades y sospechosas maneras de gerencial, y que , por ende, menosprecian a los trabajadores activos y a los jubilados y pensionados, como a los sindicato y a la Asociación de Jubilados, quienes alzan sus voces para reclamar derechos contemplados en los Contratos Colectivos, debidamente firmados por autoridades de esa institución, y no se les toma en cuenta, y son sometidos a la más malsana ignominia como es la de ignorarlos.

Me despido con este mensaje de Shakespeare: "El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para quienes tiene miedo, muy largo para los que se lamentan, y muy corto para los que festejan. Y para los que aman… Para los que aman, el tiempo es eternidad". En efecto, para quienes tenemos bastante tiempo esperando, el tiempo es muy lento para soportar el dolor y el sufrimiento. Tal vez para quienes festejan pudiera ser muy corto, pues, sus deseos es festejar, festejar y festejar, y darle loas a la "revolución" que los enquista en cargos que nadie supervisa, y se prestan para la corrupción desbordada en ministerios y empresas públicas. Y para quienes amamos a Guayana y a la CVG, una eternidad, ya que nos parece increíble lo que ha pasado en tan breve tiempo… ¡Se cansa uno!

AGREGADO:

Señor Tarek El Aissami, vicepresidente del área económica, usted tiene un Comisionado en la CVG para los asuntos que tienen que ver con la entrega de las cajas CLAP, entre otras actividades. Pídale a él información fehaciente de lo que pasa en la CVG. Por ejemplo, esta perla: el señor abogado, Pedro Maldonado, presidente de la CVG, ha cumplido, más o menos, tres meses de su nombramiento, y tiene, por lo menos, dos meses que no viene a su Despacho. ¿Es esto correcto? ¿Así se maneja a una empresa? ¿Qué sabe este señor abogado de la CVG? ¿Qué sabe de la operatividad de la empresa básica, vinculadas a esta Corporación? Por eso estamos como estamos. ¿Qué revolución es esta? ¿Qué socialismo es este? En estos momentos en que termino este artículo, los empleados y trabajadores de la CVG están en huelga: por medicinas, por atención médica, por el HCM, por las deudas salariales, en fin, por la vida. Que Dios nos agarre confesados. ¡Se cansa uno!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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