Comunicación-Educación

Anacronismo en la revolución Industrial

La revolución industrial se tornó un hito dentro de las narrativas de la historia siendo referida como el proceso de transformación económico, social y tecnológico que data de los inicios en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido. Efectivamente cuando se habla de revolución es interesante como las acepciones del término hacen referencia al uso figurativo desde premisas relacionadas directamente con cambios. Dicho de otra forma, significó cambios trascendentales, es decir, pasar de la producción artesanal a la fabril, una extensión óptima de la productividad, así como una nueva forma de organización del trabajo. En el plano económico se acrecentó sustancialmente el rendimiento del trabajo y disminuyeron los costos de producción. Producir cualquier bien resultó más económico que antes, lo cual direccionó a las naciones industrializadas a generar cuantiosas riquezas en sentido material.

El impacto de la revolución industrial en el tema comunicacional se identifica con la invención de maquinarias que permitieron optimizar la producción con menor intervención de la obra humana. La nueva organización del trabajo fue también influida por el desarrollo en las comunicaciones y los medios de transporte, tal el caso de la locomotora a vapor, el automóvil, los aviones, el telégrafo y la radio; sin dejar de mencionar la aplicación de la ciencia en la industria a mayor escala. Ahora bien, desde estas perspectivas logramos narrar y documentar una historia de agregados que evidencian elementos tangibles sujetos a la medición que posteriormente se reflejan en estadísticas. Tendríamos que preguntarnos si el incremento en el desarrollo de la cognición incidió en la calidad y estabilidad del ser humano como un todo. Pues, este proceso de cambios se visualiza con actividades que al parecer simplifican procesos y procedimientos con la mínima intervención humana provocando la disminución de costos a merced de un colectivo específico. Quizás los efectos más profundos aún se podrían seguir describiendo desde otro estadio histórico.

Cuando hablo de cambios sociales hago referencia muy particular al hecho educativo como un acto de inducción comunicativo. Teniendo presente que la educación es el accionar de unos individuos sobre otros, lo que lleva implícito la transmisión de información, de valores y de procederes cargados de emotividad por parte de los responsables. Es decir, un proceso cultural intencionado lo que debe llevarnos a la reflexión acerca de lo que existe detrás porque ha formado parte de todas las revoluciones industriales desde la primera hasta la cuarta conocida como la Industria 4.0 caracterizada por una mezcla vanguardista de técnicas; técnicas de producción con sistemas inteligentes que se integran a las organizaciones formales y no formales.

Debo destacar que este concepto sobre la cuarta revolución es implementado en el año 2016 por Klaus Schwab. Sin embargo, dentro de esta concepción sigue la humanidad siendo el usuario terminal operativo de cada avance científico tornándose un blanco perfecto que ha sido puesto a competir con la velocidad de dispositivos electrónicos programados para responder a la impaciencia, necesidades e intereses de otros. Las revoluciones industriales de forma mecánica conllevaron a los teóricos y filósofos científicos inclusive a clasificar a la sociedad en dos clases desde la visión capitalista, es decir, la burguesía industrial y el proletariado fabril; fragmentando la colectividad en dos grandes grupos sociales: capitalista y obrero, lo que desde mi perspectiva trajo el conflicto de velocidades con las que se desarrollaron cada una. De allí reflexiono ¿cuál revolución industrial no ha influido en el humanismo?, ¿qué proceso científico se aparta de la educación como acto comunicativo?

Comúnmente al mencionar o hablar sobre revolución industrial evocan paradigmas de avances. Y, cuando se menciona el anacronismo se rememora desfase. El término anacrónico es utilizado como un adjetivo calificativo para designar a cosas, elementos o personas que actúan de una forma atemporal, es decir, que no armonizan con el tiempo y el espacio en el que coexisten y que hacen referencia a lapsos pasados por lo cual se las percibe como desactualizadas. Ahora bien, los tiempos de cambios, transformaciones o revoluciones indicen en la manera de pensar y finalmente en la conducta humana. Dentro del ámbito educativo debe prevalecer la coherencia del proceder. No deberíamos hablar de anacronismo aplicados a los recursos y medios didácticos ello en virtud de que cada cual cumple un función específica que incluso pueden rememorar acciones pasadas para comprender los hallazgos presentes. Pues, tener la capacidad de comparar y discernir ventajas o desventajas es una elevada categoría de desarrollo cognitivo.

No deben ser los avances tecnológicos los fundamentos para medir el progreso de la educación y mucho menos plantear que un docente se ha desfasado por tales entes. La docencia es un accionar que efectivamente debe ir de la mano con la investigación y formación permanente del educador. Se debe tener claro que la industria y sus avances no son el indicador que deba medir la calidad educativa y mucho menos la base para descalificar a los actores del acto educativo, quizás lo anacrónico sea pensar así. Atorrante es la acción de considerar la normalidad de la mente humana al compararla por ejemplo con objetos que alcanzan velocidades copiadas de modelos humanos o de la misma naturaleza. Lejos de justificar la negligencia que pueda existir en la actuación de cualquier profesional dejo claro que el punto es no utilizar la industrialización y sus momentos como la panacea para el éxito educativo.

La sociología de la educación ha explicado desde diversas posiciones, si la educación actual es anacrónica o no. Incluso han expresado que las acciones en la docencia han obedecido al autoritarismo, lo que ha llevado a muchos a pensar en lo extemporáneo educacional, no obstante, haciendo principalmente referencia a quien sirve a la educación desde los cimientos curriculares. Incluso la sociología de la educación expone que las relaciones sociales que se producen en el fenómeno educativo, no solo es entre los profesores y estudiantes sino que trasciende (allí el detalle) entre las distintas personas e instituciones que tratan de imponer su punto de vista sobre esta actividad y servirse para diversos y contradictorios propósitos. Entre estos, referencian aspectos políticos, legislativos, empresariales, sindicalistas, religiosos y pedagogos. Evidentemente tratar de conjugar estas corrientes ha abierto brechas. Dicho en palabras del sociólogo Moncada "¿Cómo va a financiar un sistema político una educación que le ponga en entredicho? Sin embargo, lo paradójico se torna real y la plasticidad humana hace posible que el niño se mueva, que sucedan cosas y que la gente se rebele".

raizagalindez@gmail.com



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