Hegemonía de las instituciones mundiales pos guerra en la deserción estudiantil

Hoy día, es imposible hablar de políticas educacionales sin que las relacionemos con la acción de los organismos multilaterales. No podemos negar que las Políticas Educacionales han sido determinadas por un contexto socioeconómico que ocupa dimensiones mundiales teniendo en la Conferencia Mundial de Educación Para Todos, ocurrida en Jontiem, Tailandia, en 1990, un marco que representó el divisor de aguas en el planeamiento y ejecución de las políticas educacionales en Brasil y en el mundo. En ese sentido, es probable que nunca hayamos vivido un periodo en el que la educación fuera tan destacada en discursos políticos, en discursos de empresarios, por la fuerza de la legislación que asegura la posibilidad de construcción de proyectos pedagógicos, de gestión democrática, de acceso a las informaciones, en fin, nunca se habló tanto en educación como en los tiempos que estamos viviendo.

Vivimos una crisis ética, paradoxalmente, agravada por el poder del mercado y por el consumo desenfrenado, que transforma todo en mercancía en detrimento de la busca por el conocimiento. En ese espacio, las reformas en el campo de la educación se han ido constituyendo, ignorando la trayectoria de reflexiones y discusiones de los educadores y sus entidades, lo que acabó apuntalando un proyecto afinado con los principios neoliberales cuyo enfoque central fue la eximición del Estado de sus responsabilidades a la vez que pactó con el apresuramiento y el abaratamiento de la formación de las nuevas generaciones.

En ese particular, concordando con Silva (2002), si los Organismos Internacionales han encontrado terreno fértil para desplegar sus propuestas de educación ligadas con el desarrollo económico, transformando procesos en números, seguramente no lo han hecho sin el consentimiento de los gobiernos que programaron las reformas. El objetivo mayor de construir ese referencial que ahora podrá ser socializado y debatido, fue la necesidad de dar coherencia a la hegemonía sobre las instituciones mundiales posguerra actúan y penetran en los diversos contextos para mejor comprender las tramas que se han constituido y que generaron las políticas de formación docente en curso.

Ahora bien, profundizar una mirada sobre los organismos internacionales y las políticas educacionales a través del que traemos una reflexión acerca de las influencias que instituciones como UNESCO, CEPAL y el Banco Mundial ejercen en países de América Latina y Caribe, imponiendo el cumplimento de metas que implican en la construcción de políticas públicas de atención a las áreas social y de la educación a cambio de financiamientos de proyectos. De ese modo, optamos por hacerlo buscando mirar desde dos posibilidades analíticas: la pos-modernidad, a través de autores identificados con este paradigma epistemológico y la modernidad, valiéndonos de diálogos con los autores que se identifican con la perspectiva teórica que parte, igualmente, de este otro paradigma.

Al analizar el papel que los organismos multilaterales vienen desempeñando en las políticas mundiales, percibimos la manera como la adecuación ceremonial se impone en nuestro cotidiano, haciéndonos actuar, pensar, estar de acuerdo, y en desacuerdo con aquello que es discurso cotidiano, lo que implica asimismo en ese casi desconocimiento del conocimiento provenido del sentido común, o en una adecuación ingenua a él como si trajera una verdad definitiva. De esa forma, contribuimos activamente con la diseminación del sentido común hegemónico, sin darnos cuenta de que estamos fortaleciendo los espacios de poder de las agencias internacionales. Y así lo hacemos porque las ideas y las cosas se naturalizan y vamos adecuándonos a ellas. Por ello nos preguntamos si para los organismos multilaterales hay límites, si ellos vislumbran consecuencias y qué lectura hacen de ellas. Y en cuanto a nosotros, ¿cómo miramos y analizamos los límites de la representación? ¿Cómo comprendemos la realidad vivida?

Tal vez encontremos la respuesta en el interior o en cada palabra que explicitamos en este contexto. Al traer hacia adentro de la investigación una lectura sobre los organismos internacionales, estaremos haciendo el permanente y difícil ejercicio de mirar de forma crítica hacia los documentos, hacia las propuestas de políticas, en fin, hacia las intencionalidades que cercan a estas instituciones. En este particular, podemos argumentar que las promesas de la modernidad de dominación de la naturaleza, de la súper cientificización del pilar de la emancipación, permitieron promesas brillantes y ambiciosas. Sin embargo, con el paso del tiempo, resultó claro que no sólo muchas promesas no se cumplirían, como asimismo la ciencia moderna contribuyó para profundizar y recrear déficits, agravando muchos de ellos.

Esa inseguridad de que hablamos es el retrato de la globalización, puesto que ésta se presenta como un fenómeno multifacético con dimensiones económicas, sociales, políticas, culturales, religiosas y jurídicas interrelacionadas de modo complejo. Ella está implícita en todos los lugares, en todas las cosas, quitándonos la capacidad de reaccionar, pues parece no más encuadrarse en el estándar de globalización moderno occidental que presupone la homogenización y la uniformización. Al revés, considera armonizar la universalización y la eliminación de fronteras nacionales, por un lado, y el particularismo, la diversidad local, la identidad étnica y el regreso al comunitarismo, por otro.

De esa forma, el determinismo mecanicista es la base de un conocimiento que se pretende utilitario y funcional, mucho menos identificado con su capacidad de comprensión de lo real que por su posibilidad de dominación y transformación. En consecuencia, el conocimiento ejerce un poder regulatorio sobre la sociedad, puesto que éste está visto como una verdad absoluta que la rige y la determina, pues toma como verdad aquello que puede ser mensurado y probado, imponiendo una visión única de las cosas. Esta visión única es lo que mejor caracteriza la ciencia moderna y su ruptura epistemológica, tanto con el sentido común como con todos los otros conocimientos alternativos. El reverso de la fuerza de la visión única es su incapacidad para reconocer visiones alternativas. Las prácticas sociales son prácticas de conocimiento, pero sólo pueden ser reconocidas como tal en la medida que sea el espejo del conocimiento científico.

En este contexto, la globalización se presenta con características que son dominantes y que no se refieren tan sólo al campo económico, sino también a sus componentes político y cultural. En el caso de la globalización, hablar de características no significa que ella se refiere a un proceso linear. Al contrario, independientemente de todas sus distinciones internas, el campo hegemónico actúa en la base de un consenso que le aporta características dominantes. Dado esto las instituciones que representan los organismos multilaterales en beneficio del cambio de políticas públicas que favorezcan a la educación, con miras a las inclusiones de los menos desfavorecidos, no culminaron sus objetivos.

Este sector menos desfavorecido, observando los avances de las políticas educacionales que los organismos multilaterales proponen, en su afán de mejoras económicas para su porvenir, busca elucidarnos las metamorfosis o resignificaciones que operan en el campo ideológico y que contribuyen para dificultar la comprensión de la "profundidad y perversidad de la crisis económico-social, ideológica y ético-política del capitalismo real en este fin de siglo. Se preguntan ¿En qué medida esos cambios son representativos de lo nuevo? La metamorfosis conceptual que se opera hoy, en el campo educacional aparentemente alejado del día a día de la escuela es, en realidad, orientadora de políticas a nivel gerencial, organizativo y en los procesos de conocimiento. Siendo expresiones superestructurales de relaciones sociales cuya base es marcada por la exclusión, contradictoriamente, estos cambios conceptuales funcionan con una lectura invertida de la realidad.

Resulta evidente, entonces, que la globalización es un proceso que extrapola las cuestiones económicas, por un lado, y que las impone a todas las cosas, por otro. Lo que se presenta en el plano económico, actualmente, es la crisis del nivel de acumulación y de regulación social que han sustentado la explotación capitalista por más de cincuenta años. Con la transnacionalización del capital y la hegemonía del capital financiero, este padrón de acumulación fue siendo implodido juntamente con la referencia de "Estado Nación" como regulador y organizador de la actividad económica.

Que es vez de ayudar, resultó contraproducente para el estudiante que añoraba una ubicación socio-económica para avanzar, le permitió a la deserción estudiantil afianzarse con pasos agigantados en las instituciones universitarias de América Latina, convertida en vulnerabilidad en niños/as, jóvenes, familias y/o comunidades. De esta forma, mientras grupos o áreas específicas se vinculan globalmente, otros son excluidos de ese fenómeno, conduciendo a una diversificación cada vez mayor del espacio mundial, lo que acaba agravando la concentración de riqueza en términos nacionales y sociales.

Reflexiono y pienso, que la supremacía de las instituciones postguerra, en su influencia por las políticas educativas de los Estados Nación, contribuyeron una parte al deterioro de sectores vulnerables, que no fueron acogidos con esta visión de productividad socio - educativa, desde la internacionalización de la economía, con nuevas características, ahora basadas en las transformaciones tecnológicas, en el descubrimiento de nuevos materiales y en las nuevas formas de organización y gestión del trabajo. Por esta razón, en el ámbito educacional, se considera que la noción de proceso permite visualizar los momentos y lugares donde se van manifestando diversos factores que influyen en la probabilidad de que un joven decida abandonar la escolaridad.

jackenap@gmail.com



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