Desconstrucción y construcción de nuevos saberes en la formación del Militar contemporáneo

Desconstruir y construir una cosa nueva; no es algo fácil. Puede estar sujeta a muchos factores, a varios indicadores, a muchas resistencias. Pensamientos conservadores versus pensamientos innovadores se hallan en fluctuación, sobre todo, en una sociedad donde ella misma va evolucionando progresivamente; y exigiendo nacientes cambios, de acuerdo a su realidad. En esta entelequia, se halla la educación. En este sentido, decía el Dr. José M. Vargas, en su condición de presidente de la República –"La instrucción es indispensable para formar ciudadanos que, conociendo y apreciando sus derechos, sepan cumplir sus deberes con la patria"-. Dentro de todo este escenario, no puede quedarse rezagada la instrucción militar, como subsistema de la educación Nacional. Educación que tiene que ir acoplada con las exigencias actuales del país.

En este contexto, las pretensiones de aprendizaje, acorde a la vida social, deben ser arropados imprescindiblemente por la institución castrense, de tal manera, que sean imborrables en el tiempo. Es bueno observar que, si no existen estas inquietudes, si se piensa más en el individualismo; y en los comportamientos mezquinos hacia la formación de un ser social probo, ecuánime, con un amplio sentido de pertenencia hacia lo social, no podrá ser posible el cumplimiento de las exigencias que nos solicita la sociedad venezolana. El proceso de capacitación, adiestramiento y educación del hombre de armas, no solamente debe estar anclado con la formación militar, sino, también, articulado con las necesidades y de la ciudadanía en general; según lo establece nuestra carta magna. El Estado con su poder; y sus instituciones, nos ofrece esta condición de garante.

En este proceso de desconstrucción y construcción de nuevos saberes, se hace necesario que cada miembro de la fuerza armada, cada profesional con verdadero amor a su carrera, que esté internalizado que la carrera militar no es una competencia de velocidad, sino, más bien, una carrera de resistencia; tome con circunspección la dimensión de su formación, donde ocupa gran importancia la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela, Alma Máter, donde todos sus egresados y egresadas deben asumir con conciencia el doble compromiso del nuevo arquetipo de la doctrina militar, que lo hace acreedor de un nuevo sujeto social dentro de la burocracia de la vida de soldado. Por un lado, la obligación y sentido histórico; y, por otro, el fortalecimiento ético y moral de su formación. El andamiaje de nuevos saberes, deberá romper antaños esquemas de aprendizaje.

Como colofón, el perfil del militar, tras recibir sus prístinas preseas, durante cuatro años de sacrificados estudios -sacrificio que también se extiende a sus padres que lo apoyaron- deberá asumir una fortaleza ética y moral. Deberá ser un fiel guardián de los valores patrios; complementándolo con el conocimiento de la historia de su país. Más allá de eso, desarrollar sus cualidades culturales, sociales y humanísticas. Estas últimas, deberán engalanarse con esa diadema axiológica del respeto, humildad, disciplina, sacrificio; y llevando siempre la herencia histórica de los libertadores, como premisa al fin último de la defensa Nacional. El desarrollo del pensamiento militar adquiere validez ante las desafiantes exigencias de la sociedad. Por ello, considero necesario la desconstrucción y construcción de nuevos saberes en la formación del militar contemporáneo.

¡Muchas gracias!

Dios mediante, nos seguimos leyendo.



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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