En tres palabras

Hace 45 años

CASI MEDIO SIGLO ATRÁS

Hace 45 años, un 18 de febrero de 1975, recibí de manos del entonces Vicerrector Académico, de la ilustre Universidad del Zulia, Burgos Finol, el título que me acredita como Ingeniero Químico de la República de Venezuela. Nunca olvidaré ese instante.

Me acompañaron al acto mis hermosos padres, Irma y Hugo, algunos de mis hermanos y sorpresivamente, estaba en el acto uno de mis profesores más apreciados, Luis Delgado, quien fuera mi profesor en bachillerato de Castellano y Literatura. La recepción se hizo esa noche en casa de una de mis 5 padres adoptivos, Berta Ordóñez y Panchón, quienes junto a otros de mis padres adoptivos, Nancy Ordoñez y Gonzalo Negrón, me prepararon una inolvidable fiesta de celebración. Me acompañó ese noche otra de mis madres adoptivas, la Sra. Margarita Fuenmayor de Lugo madre de mi primer gran amigo el arquitecto Elio Lugo. Ese día Irma me obligó a colocarme, en casa de Berta, la toga y el birrete de Gonzalo para hacernos una foto y enviarla a sus hermanas, sobre todo a mi tía Luisa en España. Ellos siempre desearon que yo me graduara en acto de grado solemne y yo me resistí. No me quedó más que complacer, ese día, a mi bella madre. Aún conservo esa foto. Tonterías rebeldes de mi parte.

ME GRADUÉ DE CHIRIPA

Cuando me gradué tenía 23 años. Ya había sido profesor de Educación Media en Mineralogía, Matemáticas, Química y Física desde los 18 años y preparador, en LUZ, de Cálculo Matemático, Química, Termodinámica y Operaciones Unitarias. Y al final de mi carrera me habían contratado como Auxiliar Docente de Algebra Lineal. A esa edad, había sido Consejero de Facultad y Miembro del Claustro Universitario como representante estudiantil. Apoyado por el Movimiento al Socialismo (MAS), el Movimiento Estudiantil de Unidad con el Pueblo (MEUP) Comenzaba a militar en la Organización de Revolucionarios (OR) y colaboraba clandestinamente con el PRV-FALN y Bandera Roja. Creía en la lucha armada para poder conquistar la construcción del Socialismo. No creía en las elecciones. Y todavía me cuesta, aunque lo he aceptado porque soy pacifista y he comprendido que debemos modelar con el ejemplo.

Estuve a punto de no graduarme. Mis inquietudes políticas y la situación difícil–emocional y económica– por la que atravesé y tentado por la propuesta de uno de mis profesores de irnos a la montaña o a Caracas para incorporarnos a la guerrilla, me hizo dudar mucho. Los temores y el deseo de ayudar a mis padres y hermanos me hicieron recapacitar y opté por graduarme y luchar por quedarme en LUZ para continuar desde allí la lucha.

Graduarme de ingeniero fue un importante logro en mi vida. Una meta que me tracé y a pesar de innumerables contratiempos y muchas dificultades logré vencer los numerosos obstáculos que se me fueron presentando.

SALÍ DE BACHILLERATO PARA INGENIERÍA

Salí de bachillerato en el año 1969. Dicen que como el mejor estudiante del Liceo "Francisco de Miranda", en Maracaibo, con un promedio de 19,5 puntos. Compitiendo con unos "cerebritos" como Carlos Villalobos (†), Ender Carrizo, Bladimiro Valbuena y Wilmer Sánchez. Hasta el final de nuestros días los cinco nos hemos mantenido unidos, como apreciados amigos, a pesar de nuestras diferencias y del elevado nivel de competencia académica y hasta de pugna personal que existió entre nosotros. Tuvimos eximios profesores. Algunos de ellos ya han partido: se nos adelantaron.

Jairo Espinoza, excelente profesor de Química – de tercer a quinto año – inmejorable padre de familia y amigo, pocas veces me permitió presentar exámenes. Con cara pícara y sonreído me decía – y en este momento recuerdo su rostro como si fuera hoy – "No puedes entrar, espera allí afuera, no es necesario que presentes el examen, después esos carajitos se van a querer copiar tuyo…No necesitáis presentar el examen: tenéis 20".

Eugenio Ferrer, quien me dio clase de Física y con quien luego compartí como colega profesor –hasta hace poco era el Presidente de los Profesores Jubilados de LUZ – no sólo, a veces, imitaba a Jairo, sino que delante de mis compañer@s de clase me pedía y yo me ruborizaba, que preparara el próximo tema y se los explicara yo, porque él no podía venir a dar clase la siguiente semana. Me convertía, a veces, en profesor de mis propios condiscípulos. Me fui fogueando como docente desde los 16 años. Me hice docente por amor. Otro día lo contaré.

Mi apreciado Roberto Luego, profesor de matemáticas de quinto año y con quien mantengo aún comunicación. Me enseñó las primeras clases de política cuando era militante del MIR y como miembro directivo del Centro de Estudiantes de Ingeniería. A él le vi quemar la bandera de los EEUU frente a la embajada de los EEUU, cuando quedaba en las Delicias, en el Edificio Matema, si la memoria no me falla. A pesar de nuestras actuales diferencias políticas, nos respetamos. Aunque siempre le presenté exámenes, aún recuerdo que en el examen final vino un jurado y él les decía orgulloso y, por supuesto, más me sentía yo: "miren para que vean esta prueba…y me señalaba con cariño". Pasé la materia con 20 puntos. Roberto, fue el encargado, por propia iniciativa, de apoyarme material y moralmente al ingresar en LUZ.

MI PRIMERA PUBLICACIÓN

Nunca olvidaré sus gestos de solidaridad. No tenía cómo comprarme una escuadra, la regla de cálculo y otros implementos que se requerían. Me puso en contacto con el profesor Luis Omar Sulbarán, con quien años más tarde competí en la Unidad Progresista de Ingeniería (UPI) como pre-candidato a Decano de la Facultad de Ingeniería y, fue a través de él y de Roberto Luengo, como me hice preparador de Matemáticas apoyando, en principio, a Próspero López. Quien me ayudó mucho, a realizar a mis 19 años – hace 50 años atrás – mi primera publicación que titulé: "Problemario de Análisis Matemático I". Lo hice con la ayuda de Helí Lugo quien me facilitó material de apoyo y algunas ideas.

REBELDE CON CAUSA O UNA CAUSA REBELADA

Me negué a graduarme en Acto de grado solemne. Pude haberlo hecho antes o después de esa fecha. Decidí hacerlo por Secretaría porque supuse que sólo pasaría por una taquilla, retiraría el Título y listo. Al final se hizo un pequeño acto. Se realizó donde antes funcionaba el Consejo Universitario en la vieja sede del Rectorado.

Me resistía, como gesto de rebeldía. En contra de un protocolo y un acto ceremonial que me parecía feudal y que, para mí en esa época, participar era reforzar los valores del capitalismo, del hedonismo y del consumismo. No comprendía y mucho menos aceptaba la majestuosidad y el impacto emocional que eso causa en los familiares e incluso en el mismo graduando. Digo me parecía, porque luego he tenido que tragarme mis propios pensamientos y en acto solemne he ido orgulloso y forondo. Con toga y birrete. Emocionado y feliz. A entregarle el título, con la debida autorización de las autoridades universitarias, a cinco de mis 8 hij@s.

MIS HIJ@S ME HICIERON CAMBIAR DE OPINIÓN

Primero fue mi hija mayor, Ingrid Margarita, cuando se graduó de Comunicadora Social en LUZ, mención Relaciones Púbicas. Luego, estuve nuevamente con ella, cuando obtuvo su título de Maestría en Mercadeo. Años después fue Christopher Enrique, al graduarse de Contador Público ambos en LUZ. Son mis dos hijos mayores. Ingrid reside en Perú y Christopher en Chile.

En la Universidad de los Andes (ULA), en Mérida – con la venia del propio Rector quien me pidió lo acompañara a su lado ese día – me tocó entregarle el título de abogada a mi hija Maryorirma. Fue un acto muy hermoso en el que mis hij@s volvieron a encontrarse nuevamente.

Más tarde le correspondió a mí odontóloga preferida – aunque no compite con mi amiga-hermana la Dra. Gladys Sánchez – mi hija, Sol Libertad, graduada también en LUZ. Terminó su especialización en ortodoncia en Argentina y ahora reside en Chile.

Recientemente, cuando pensé que no podría hacerlo, sorpresivamente, a pesar de que yo deseaba que lo hiciera su mamá, le entregué orgulloso y con un emocionado abrazo, el título de Licenciado en Educación Física, Recreación y Deportes a mi hijo Hugo Alberto, también graduado en LUZ. El mejor técnico en futbol que conozco.

Lamento, no haber tenido la oportunidad de entregarle el título a uno de mis hijos – siempre solidario y amoroso conmigo – quien por imperdonables errores de mi parte no lleva mi apellido, Osmeiro Enrique. Él se graduó de Ingeniero Electricista, en la Universidad de las Fuerzas Armadas (UNEFA), en Barquisimeto. Me hubiera gustado mucho entregarle su merecido título. Para reivindicarme – con ese gesto – por todas mis fallas y desaciertos, al abandono al que lo sometí tanto tiempo.

Sólo faltan ahora por graduarse, Johanna Félix, quien estudia Administración en Caracas y Evis Oriana, que apenas está terminando su bachillerato en los EEUU.

Sé que soy un "loco de remate" ¡Soy el que soy! Tengo consciencia que he pasado por el mundo dejando huella en el corazón de muchos seres humanos y, en especial, de mis ocho hij@s, quienes me eligieron como su padre. Les agradezco ese gesto amoroso. Hoy les rindo pleitesía, sinceramente, desde lo profundo de mi ser divino y superior. Gracias. Muchas gracias. Sé que me aman y me han perdonado. Y ustedes saben que los amo profundamente. Fui un instrumento y lo sigo siendo. He aprendido mucho de ustedes: han sido mis maestr@s.

Les estoy sumamente agradecido. Sinceramente.

AYER LO RECORDÉ Y TAMBIÉN LO CELEBRÉ

A los 45 años de mi graduación. Ayer, lo celebré trabajando duro. Limpiando y organizando la casa. Sacando matas y resembrando. En medio del agite recordé la fecha aniversario y le dije a Camarita, quien, cuando puede, me acompaña como albañil o jardinero:

"Carajo Camarita, hoy estoy de aniversario, hace 45 años me gradué de ingeniero químico. Febrero es un mes especial para mí. Hace pocos días publiqué un artículo donde recordé muchas fechas de hechos y acontecimientos importantes de mi vida en Febrero. Te propongo asociarnos para crear una Vivero en la Casa de América Latina y del Caribe ¿Estás de acuerdo? ¿Cómo se te ocurre llamarlo?"

E inmediatamente me respondió: "Vivero de San Rafael"

Amén. Con este pacto y acuerdo definitivo, celebré ayer 18 de febrero de 2020, mis 45 años de graduado.

Tremenda celebración.

A solas. En la noche. A oscuras. Porque se fue casi todo el día la luz. Disfruté solito. Sentado frente a la piscina y extasiado del brillante cielo estrellado que nos arropaba… Tres buenos roncitos caseros del de "Chuchito".

¡Salud!

¡Hacia los 50 años y más de graduado!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2119 veces.



Hugo Moyer Agostini

Ing. Químico (1975). Postgraduado en Macroeconomía, Planificación y Creatividad Aplicada Total. Profesor Titular jubilado de LUZ (1997). Presidente Honorario de la Escuela Latinoamericana y Caribeña de Ciencias y Técnicas de Gobierno (ESCOLAG). Ha sido el primer Director del Instituto Zuliano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IZEPES) y del Centro Latinoamericano de Altos Estudios de Gobierno (CELAEG) Ha sido asesor de Rectores de varias universidades, Alcaldes y Gobernadores, así como de la Presidencia de PDVSA y PEQUIVEN. Vive para la POLÏTICA y se resiste a vivir de la política.

 escolagzulia@gmail.com

Visite el perfil de Hugo Moyer Agostini para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: