Universidad y liberación

Un relato sin prepotencia, para los prepotentes sin relato

Vientos de cambio se respiran

en los pasillos donde las sombras vencieron la luz.

En la Venezuela del siglo XX, gracias al saqueo a los hidrocarburos y demás minerales, la división del trabajo implícita en la naciente industria transnacional petrolera, impuso un modelo de ascenso social, el cual reservaba para las minorías favorecidas, ideologizadas al máximo y enajenadas de su origen de clase (Pobre, Obrera y Campesina), los escaños medios del saber y del hacer científico técnico certificado, a manera de un título nobiliario, con el cual se le garantizaba a sus beneficiarios, cualidades aparentemente distintas a las mayorías maltratadas, humilladas, sin oportunidad, sin salida, sin esperanzas.

Por su supuesto, la Universidad del siglo XX venezolano, heredera de la conservadora universidad hispánica, inmediatamente adecuo las instituciones del saber, para beneficio de unos pocos que por conveniencia, se constituían en la casta de los más aptos.

Así se edificó la universidad venezolana, la que heredamos del coloniaje, llena de falacias y de promesas incumplidas, de acumulación disfuncional de glorias no merecidas y títulos rimbombantes sin pertinencia política, social, ni económica.

De allí emergieron los "académicos", unos seres extraños, con extrañas circunstancia, los cuales fijaron el azimut hacia un horizonte determinado por los amos de todas praxis y de todas notoriedades.

Es cierto, algunos pobres no ideologizados o simplemente distintos, nos coleamos por las rendijas del descuido de los cancerberos de las institucionalidad universitarias. Pero no todos salimos ilesos de la carga ideológica a la que fuimos sometidos, subordinados por las normas de las mayorías acomplejadas y por teorías praxis de una filosofía siempre contraria a la paz, justicia e igualdad.

También es cierto que la social democracia y su hija huérfana, la democracia cristiana, mostraban en la vitrina de las ingenuidades, "los éxitos" alcanzados por el hijo de "Juan Bimba", que de campesino u obrero, llego a doctor, al estatus quo perfecto de los que alcanzaron el "éxito de paquete", y luego reprodujeron la carga ideológica de maltrato contra sus antiguos compañeros de clases los cuales se quedaron en la inopia de la historia, sin nombre, ni referencia.

Desde la segunda mitad del siglo XX, en este país no había más de 50 autores con obra publicada y merito científico reconocido, los cuales expresaron teorías, doctrinas y/o descubrimientos, y sobre su fama, se justificó la calidad del estado de todo el hacer científico venezolano como óptimo.

Una revisión a despecho de los ofendido por lo aquí expresado, nos demuestra lo falaz que resulta, la promesa de superación y notoriedad que vende el modelo universitario restrictivo y castigador practicado en la mal llamada Autonomía advenida en Soberanía.

Hoy, esa presunta intelectualidad otrora contestataria junto a los cenáculos de discípulos que aún les quedan, se declaran contra revolucionaria, señala de prehistoria política al socialismo y de populismo a la vindicación de las mayorías; se exhibe en los espacios del saber cómo contrario a cuanto vindique a pobres y excluidos, odian a profundidad a sus orígenes, y si algún marginado se atreve a superar las emboscadas por ellos puestas en el camino, inmediatamente le castigan duplicando la dosis de maltrato en su contra.

He allí la contradicción entre la universidad que no termina de morir y la que estamos construyendo en socialismo de la mano de la masificación como estrategia.

En ese sentido, el reto para las autoridades de las universidades de la Revolución, es despojarse de sus complejos de clases, "si es que los tienen", o vacunarse contra el "virus de la supremacía", propio de aquellos que por tradición e ideologización desde siempre han actuado contra sus iguales.

Su tarea primordial es pasar de la universidad elitista y subordinada a las imposiciones hegemónicas del modelo socio cultural que deviene de la sociedad de clases; la meritocracia y la enajenación ante el "más apto"; a una universidad extendida en todo el territorio nacional, que por un lado satisfaga la demanda de los estudios de tercero, cuarto y quinto nivel y por el otro, sin más limitante que el deseo de estudiar, admita en su seno a toda la población, sin distingo de raza, credo político, ni religión.

Una universidad revolucionaria, requiere de autoridades comprometidas realmente con la liberación, la masificación y la captación de los talentos diversos que viven entre los alumnos y existen entre los profesores, los cuales han de coadyuvar en la construcción de la patria que queremos. Democrática, Participativa y Protagónica.

Quien conduzca los procesos universitarios, debe entender que es un mandante cuyas decisiones han de originarse en el debate y no de la arbitrariedad que de ordinario les posee como ropaje del cargo por imitación, devoción y/o resabios de sus vivencias.

A ellos es menester recordarle que los universitarios, estamos obligados a ser contestarios, irreverentes en el debate y disciplinado en las acciones.

Por eso, todo cuanto se nos consagra como derechos, laborales, políticos está blindado contra imposiciones abyectas que no tributan al desarrollo de nuestra institucionalidad y por el contrario favorece el sadismo de los inescrupulosos hacia los débiles, la segregación, el desprecio, la humillación, el cálculo político asqueroso y pragmático y la repetición de viejos y devaluados modelos de gestión casi monárquica cargados de imposiciones autoritarias. (ULA, LUZ, UCV, UC y su metástasis proyectada por los herederos en el resto del sistema de educación universitario)

Este son tiempos agónicos para los ególatras, sus secuaces, sus divisiones y sus bandas de adulantes; estos son tiempos de revolucionarias y revolucionarios, leales y comprometidos con los objetivos de la patria. Cualquier deviación debe ser combatida, no olvidemos que enfrentamos a un poder perverso que se camuflan de patriotas, para implosionar las instituciones, derrocar derechos y reestablecer la supremacía de sus complejos.

Próxima entrega: ELECCIONES UNIVERSITARIAS YA. LA PARTICIPACION NO SE HACE ESPERAR

 



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Ángel Rafael Tortolero Leal

Profesor Investigador Titular en la UNERG, Diplomatico Ex Embajador, Analista Internacional, Miembro del Centro de Estudios Socialistas Jorge Rodríguez. Internacional Bolivariana y Miembro de la Línea de Investigación: Políticas Publicas y Pensamiento Contra Hegemónico. Militante del PSUV

 angeltortolero@gmail.com      @ANGELTORTOLERO1

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