Conucos y gallineros, revolucionarios instrumentos pedagógicos inventados en Miraflores

Olvidémonos de Paulo Freire, de Simón Rodríguez, de Andrés Bello, de Cecilio Acosta, de Juan Jacobo Rousseau, del maestro Prieto Figueroa. Echemos al cesto de la basura el centenar de libros que estos sobresalientes educadores escribieron. La Revolución Bolivariana ha descubierto unos recursos educativos mucho más poderosos que las propuestas contenidas en estas obras de influencia mundial. En consecuencia, el inquilino de Miraflores ha decretado no más lectura de libros, los estudiantes venezolanos no deben seguir embasurando su cerebro y su espíritu con tan oscuros artefactos. Ni libros, ni periódicos, ni revistas, ni bibliotecas deben existir en Venezuela desde ahora, pues no hacen falta para la gran obra educacional que la revolución bolivariana proyecta sobre nuestro territorio. Ningún ministro, gobernador, diputado, concejal, alcalde y dirigente del PSUV debe andar con libros ni recomendarlos cuando hable en público. Sigamos el buen ejemplo de nuestro presidente que jamás nombra ninguno y en cuya gestión presidencial se cerraron decenas de librerías, imprentas, empresas editoriales, bibliotecas.

Ni una locha del presupuesto nacional para editar estas nauseabundas cosas, han ordenado desde Miraflores. De ahora en adelante la instrucción a cumplir por los ministros del ramo, maestros, profesores, y docentes en todos los niveles educativos del país, es cultivar conucos escolares y formar gallineros, pues según nuestro presidente estas actividades son mucho más educativas que la lectura de miles de libros. Por supuesto que los ministros del ramo educativo venezolano, dos insignes pedagogos, Aristóbulo y Cesar Trompiz, aplaudieron con vehemencia la orden presidencial pues son creyentes fervorosos y practicantes contumaces de este descubrimiento del señor maduro, y están dispuestos a hacer cumplir su instrucción.

Alumnos, maestros y profesores han de formar y pulir su espíritu y su cuerpo a través de la muy refinada práctica del conuco y los gallineros. Es la verdadera revolución señores lo que está en desarrollo en nuestro país. Aquí estamos siguiendo los buenos ejemplos de Pol Pot en Camboya y de Mao en China. El primero ordenó a los habitantes de las ciudades abandonarlas e irse al campo a vivir en estos lugares. Fue la ruralización forzosa de todo un país, conseguida a través de una represión brutal que lo hizo retroceder a la Edad de Piedra y que costó la vida de 1,7 millones de personas. Un hombre de cada cuatro murió en esa ocasión, aproximadamente la cuarta parte de la población. Por su parte, Mao con su Salto Adelante y su Revolución Cultural, también tuvo su sueño loco de crear el hombre nuevo chino. El mismo cuento delirante de la izquierda fanática e ignorante, capaz de empujar todo un país hacia las pailas del infierno, con la excusa de la lucha contra el capitalismo. Mao se propuso exterminar las supuestas antiguallas burguesas: el pensamiento, la cultura, la educación y las costumbres tradicionales. Y a matar gente señores, procedió el Ejército Rojo. A liquidar a todo aquel que se sospechara estaba contaminado con tales taras capitalistas. Maestros, intelectuales, artistas, médicos, religiosos, mujeres, fueron las principales víctimas. Murieron muchos millones. Para nada porque el tal hombre nuevo no apareció por ningún lado en ese inmenso país. Al contrario, hoy día tenemos una china pujante, asiento de las principales empresas capitalistas del mundo, con una nueva clase social en cuyo seno encontramos hombres tan ricos como los que observamos en Wall Street.

Pero tales experiencias no sirven de referente para calificar lo que está ocurriendo aquí en Venezuela, pues en nuestro país, no llegaremos a sacrificar tantos compatriotas pues al ritmo que muestra la migración nacional en estos meses, pronto Venezuela estará vacía, quedarán apenas los compatriotas de la tercera edad, resignados a esperar la muerte provocada por el hambre, por la falta de medicina o por carencia de asistencia médica.

No obstante, en otros países de América Latina están muy entusiasmados y quieren replicar allá este sabio descubrimiento de maduro. También quieren contar con ministros del ramo educativo tan ilustrados como los nuestros. Ya están solicitando la presencia de estos dos insignes educadores venezolanos, quieren recibir lecciones y orientaciones suyas para poner en ejecución en Chile, Ecuador, Argentina, Bolivia, Colombia y Perú, entre otros países, los descubrimientos de maduro y sus ministros del ramo educativo. Es que allá son muy tradicionalistas, carecen de iniciativas novedosas, respetan la tradición y el prestigio, mientras que aquí en Venezuela somos revolucionarios, inventamos y cambiamos constantemente. Allí están como ejemplo de creatividad las 27 constituciones aprobadas en nuestro país desde 1830 hasta hoy. Allí están también los cinco planes de gobierno ensayados por maduro, los quince motores, los tres conos monetarios, todos fracasados, pero eso no importa pues lo que importa es la creatividad improvisada. Y ha sido por efecto de esta constante búsqueda que hemos logrado este extraordinario descubrimiento de los conucos y gallineros y su gran potencia educadora.

Mejor recurso pedagógico que éste ninguno. Los estudiantes nuestros desde ahora saldrán de las aulas de las escuelas, liceos y universidades, y dejarán de recibir las explicaciones y lecciones de sus docentes pues estarán dedicados a las aleccionadoras actividades productivas en conucos y gallineros, donde se formarán como excelentes médicos, veterinarios, filósofos, geógrafos, politólogos, matemáticos, físicos, ingenieros, economistas, artistas, y demás.

Sin duda que ha sido éste un tremendo descubrimiento del inquilino de Miraflores, el Gran Maestro venezolano, el más sabio, el más creativo, el más inteligente. Él no nos deja de sorprender con sus oportunas y necesarias innovaciones en todas las materias del saber científico y tecnológico. Este hombre no detiene sus neuronas, siempre está creando, pensando, ocupado en inventar para resolver problemas de nuestro país y del mundo. Ahora, otra vez ha dado en el clavo. En Alemania, Inglaterra, Francia, Japón, China, EEUU, Argentina, Brasil, La India, Australia, etc., la sorpresa ha sido mayúscula y prestos están a recibir también las enseñanzas que nuestros ministros del área educacional pueden aportarles para ponerlas en práctica en sus vetustos, pesados y paupérrimos sistemas educativos. Pronto veremos a nuestras dos eminentes autoridades ministeriales dictando conferencias a sus pares de estos países, doctores todos, pero no tan sabios como aristóbulo y trompiz. Y de seguro, por efecto de estas enseñanzas, en cada uno de estas naciones, lograrán replicar el milagro educativo venezolano de tener escuelas, liceos y universidades saqueadas por el hampa, carentes de los servicios de electricidad y agua, con baños enchiquerados, aulas sin estudiantes ni docentes, pues el hambre les impide asistir a sus clases; de contar con maestros y profesores con salarios de 7 dólares mensuales, mal vestidos, peor calzados y completamente desanimados, carentes de asistencia médica, temerosos siempre de sufrir alguna enfermedad pues de presentarse ésta es muy probable que la tumba sea su próximo escalón; copiarán allá también la sublime experiencia de chamba juvenil, donde improvisan maestros en seis semanas de estudio, pésimos lectores y escritores, pero los más calificados expertos en pedagogía del gallinero y didáctica de los conucos; animados están en las principales capitales del mundo en reproducir ese gran logro del modelo educativo venezolano consistente en la eliminación de los programas de estudio materias fundamentales como Biología, Química, Física, Matemáticas, y otras más, ante la carencia, en nuestro territorio, de docentes en estas asignaturas; el aprendizaje de estos conocimientos, dicen nuestros sabios ministros, se obtiene mejor sembrando yucas, cambures, batata, etc., y criando pollitos. Además, así se ahorran el dinero que deben invertir en la formación de estos profesionales, y por concepto de sueldo pagados por su labor educativa. Igualmente desean allá reducir los días efectivos de clases en el año, reducirlos a cien días nada más, como ocurre aquí en la Venezuela gobernada por maduro y su eminentísimo equipo ministerial. También quieren allá proporcionar más justicia a los educadores y familiares, como lo hace nuestro gobierno revolucionario, y pulverizar de un plumazo las prestaciones sociales de los maestros y profesores. Una medida como esta producirá mucho regocijo entre los profesionales de la educación en cada uno de esos países. Para esclarecer bien el procedimiento solicitan la presencia urgente de eduardo piñate, nuestro flamante ministro del trabajo, un funcionario esclarecido, con una asombrosa inteligencia y una reconocida formación académica. Con el verbo y los argumentos de estos tres lúcidos ministros de maduro, los gobiernos de Europa y América Latina se rendirán a los pies del nuestro. Se producirá de seguro la revolución mundial educativa del siglo XXI.

En verdad los venezolanos tenemos suficientes razones para sentirnos contentos y orgullosos de contar con estas prominentes figuras integrando el gobierno nacional. Es que en esta patria bolivariana corre sangre de próceres, de libertadores, de esclarecidos ciudadanos. Y tales cualidades han sido heredadas, en buena hora, por los hombres y mujeres que conducen hoy los destinos de nuestro país. En verdad uno se siente gobernado ahorita por los mejores venezolanos, por un equipo integrado por aventajados ciudadanos, de enjundia parecida a la de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Andrés Bello, Simón Rodríguez, José María Vargas, Juan Germán Roscio, Rafael Villavicencio, José Gil Fortoul, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Andrés Eloy Blanco. Sin duda, un gobierno de gente muy capaz, los más esclarecidos y cultos, por cuyo dichoso privilegio Venezuela puede mostrar al mundo su mejor rostro, constatable de hecho, en la óptima calidad de vida que disfrutan los habitantes de pueblos y ciudades de nuestra nación, como pasa, por ejemplo, en Maracaibo, El Callao, San Félix, Carúpano, San Cristóbal, Barcelona, Barinas y Caracas, entre otras. En cada uno de estas poblaciones lo que sobresale y se respira es la alegría, la abundancia, la satisfacción y el bienestar de sus habitantes. Es que por fin, gracias a los éxitos de la revolución bolivariana, nuestra patria ha encontrado el camino definitivo hacia la prosperidad y el progreso.



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Sigfrido Lanz Delgado


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