El profesor en tiempos de revolución: una crítica al sistema universitario

La realidad venezolana que nos atañe como docentes universitarios es realmente critica, afectando directamente nuestro andamiaje económico y social, muestra de ello lo encontramos en las aulas, donde no se puede esconder la disminución gradual de estudiantes, siendo no solo consecuencia de la actual situación que atraviesa el país, sino que es un deterioro progresivo que está haciendo mella en el corazón de nuestro futuro: los jóvenes.

Estamos claros de todo el recorrido histórico – político que hemos atravesado desde el comienzo de la revolución y de las enormes ganas que tenemos de que nuestra patria avance y supere las situaciones que poco a poco se nos han ido presentando, estamos aquí, en pie de lucha, con nuestras mayores ganas de contribuir al bien común, somos luchadores, somos sujetos críticos de reflexión, queremos continuar aportando los conocimientos que nos ha brindado el sistema educativo venezolano y retribuirlo con justicia y equidad; sin embargo esto se queda en el aire cuando día a día vivimos una realidad insostenible: condiciones laborales no adecuadas para un óptimo desempeño laboral, espacios sin electricidad, robo continuo de equipos y mobiliarios, falta de material de limpieza y oficina, disminución progresiva de docentes de calidad, donde muchos han tenido que emigrar a otros países, los sueldos son tan irrisorios que no alcanzan para costear, por ejemplo, los pasajes de traslado, el sistema de salud (SISMEU) no ofrece las garantías médicas a los beneficiarios y los tabuladores por los que se rigen no están actualizados, además de la imposibilidad de adquirir medicinas por sus elevados costos, esto de la mano de un sinnúmero de situaciones que día a día van en menoscabo de nuestra calidad de vida.

Esto ha repercutido en una reducción de los horarios de trabajo, además de la tristeza e impotencia de los que aún quedamos, y para complementar esta precaria situación han sido trasgredidos, en reiteradas oportunidades, las disposiciones establecidas en la Ley de Universidades y reglamentos internos, donde puede revisarse y comprobarse que las direcciones estratégicas, han sido asignadas a "dedo" sin cumplirse con los requisitos "mínimos" establecidos en la mencionada ley y estipulados por el Consejo Universitario.

Estas acciones nos han llevado a una caída vertiginosa del proceso revolucionario concebido y apuntalado firmemente por el presidente Chávez, donde siempre usó como bandera la frase "La revolución en esencia, es educación" y aunque estamos claros de la importancia del compromiso político e ideológico que deben poseer los responsables de estos cargos, también es importante la calidad educativa, y el conocimiento de las dinámicas institucionales a los que somos designados, somos academia y como tal los procesos deben alinearse a las normas y principios establecidos, ya basta de "amiguismo" y corrupción, necesitamos eliminar estas prácticas que históricamente tanto hemos criticado.

Sin embargo, no todo es negativo en nuestras universidades, donde aún se siguen desarrollando proyectos de investigación, ferias, encuentros, foros y congresos, entre otros, pero también hay que examinar que está pasando con los organismos responsables de financiar, por ejemplo, los proyectos ONCTI, los cuales son solicitados frecuentemente sin respuesta y sin aprobación, además de que no existe el acompañamiento de los organismos vinculantes a nivel nacional. Otro claro ejemplo es el pago de las subvenciones a los acreditados del Programa de Estímulo al Investigador e Innovador (PEII), el cuál no se realiza desde hace más de dos años.

Los docentes universitarios necesitan estímulos y una seguridad económica para dedicarse sin ataduras a su labor de educación, formación, extensión y desarrollo comunitario, no estamos compensando el esfuerzo que se está haciendo con los incentivos actuales. ¡Vamos a revisar esto compañeros!

La situación es crítica, existe una desmoralización generalizada insostenible en el claustro universitario, estamos pidiendo a gritos que nos escuchen y se pongan en nuestros zapatos, la batalla se está perdiendo poco a poco si no se toman medidas urgentes, nuestros jóvenes son la esperanza y si abandonan sus estudios no nos quedara un mañana, reflexionemos y activémonos por sacar a Venezuela adelante, estamos a tiempo, solo es cuestión de voluntad y amor a lo nuestro.

Vamos sin temor a aplicar las tres R: Revisión, Rectificación y Reimpulso.

Laura Del Pino

Trabajadora Académica UBV sede Monagas



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