Una universidad de mierda II

Debo comenzar diciendo que, el título de mi artículo anterior, refiriéndome a la Universidad De Oriente (UDO), es, definitivamente, grosero e indignante, pero, necesariamente tenía que ser escandaloso para tratar, a última hora, de frenar los acontecimientos en curso. De no haberlo hecho así podría apostar que nada hubiese ocurrido y que todo seguiría su curso sin que pasara nada. No tenía otra alternativa, ya que, habiendo comunicado verbalmente en varias ocasiones y por escrito ante el Coordinador de los Post-grados Clínicos que se estaba consumando un fraude y al observar que, de manera obsesiva, como lo dije antes, forjando notas impunemente todo continuaba como si nada, era imposible que me quedara callado. Lamento mucho que haya sido así, pero, como mencioné, no tenía alternativa. Si mi escrito produjo irritación en algunas personas, no fue mi intención y pido disculpas. Mi verdadero propósito era llamar la atención ante semejante adefesio. Resultaba inadmisible que un estudiante tuviera notas de dos asignaturas de las cuales era yo el responsable y aparecieran firmadas por otra persona, sin llevar la firma del Coordinador del Post-Grado de Neurocirugía y sin estar presente el estudiante. Me estoy refiriendo a dos asignaturas importantes, como lo son Técnicas Neuroquirúrgicas IX y X, que requieren necesariamente la presencia del estudiante, el cual no se encontraba en el país como se puede demostrar, incluso, solicitando el status migratorio del estudiante Onassis Naim y ver que no ha ocurrido el retorno a Venezuela en las fechas en que debió cursar esas asignaturas. Curiosamente todas las conversaciones y escritos al respecto nunca fueron remitidas desde la oficina del Coordinador de los Post-Grados Clínicos a la oficina de la Coordinación de Post-Grados Núcleo Monagas de la UDO. Entonces, resultaba lógico que las Autoridades Universitarias y Control de Estudios ignoraban lo que estaba sucediendo y, nosotros, a la vez, tampoco teníamos conocimiento de que esas comunicaciones no se habían entregado, sin embargo, la Rectora si estaba en conocimiento, puesto que, personalmente se la envié a su correo electrónico. Bueno. Se realizó un Consejo Universitario y se decidió suspender la graduación pero, de denunciante, pasé a ser el villano de este cuento y, hasta plantearon la necesidad de realizarme un estudio psiquiátrico para ver si estaba apto para ejercer; ¡Válgame Dios! cuando está muy claro quiénes crearon el problema. Además, tal Consejo Universitario hizo un análisis de forma y no de fondo en el asunto, es decir no se trata el elemento de la denuncia sino al denunciante. Las razones que motivaron el primer escrito siguen vivas.

teorussian@gmail.com




 

 



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