Hacia la formación docente para la acción transformadora

Un acertijo más que queda por resolver es si la política educativa podrá ser sostenida en el tiempo, respondiendo a los vientos de cambio que necesariamente deben empujar a una verdadera revolución. Un indicador seria ver si dicha política educativa puede generar un debate consistente que cargue con la esperanza de construir al hombre nuevo y que le haga frente al intento de fragmentación social, de esos que apuestan a implantar el sálvese quien pueda con el atroz egoísmo de acaparar las conquistas sociales para sí, en pequeñas parcelas comunales que distan mucho del ciudadano convertido en republicano como lo soñaba SimónRodríguez.

Tan encomiable esfuerzo no puede ser una exclusividad del Ministerio del Poder Popular para la Educación, aun cuando reivindiquemos al Estado Docente, creemos necesario la vanguardia pedagógica. Cabe preguntar ¿A cuál Estado Docente le corresponder impulsar los procesos de transformación curricular? Al burocrático o al clientelar que solo atiende a cifras y números vaciados de contenido. ¿Al Estado corrompido con viejas prácticas de despotismo, verticalidad y guerra interna por aparecer en la foto?

Tiene la tarea el Estado de pincelar en el terreno de lo epistémico el camino a seguir a través de leyes, lineamiento y directrices y sin duda se hace un enorme esfuerzo por construir un marco metodológico que permita la formación del nuevo maestro de acuerdo a líneas de investigación más consustanciadas con la nueva realidad del país; un ejemplo de ello que se pudiera citar es la Micro Misión Simón Rodríguez que cumple una encomiable tarea, apostando hacia la municipalización de estos procesos, mas sin embargo la tarea seria poco efectiva si se prescindiera de la necesidad de una vanguardia; un pequeño ejército de guerrilleros pedagógicos que colocaran en el debate una sana problematización y autocritica del sistema educativo sin compromisos complacientes, y que nos permita autoevaluarnos y revisarnos en función de los retos transformadores.

A propósito del tema, dejamos claro que no creemos en el espontaneismos, tesis como aquella del "pueblo sabe" que diluye la acción política transformadora, que prescinde del líder, de ser así no hubiese sido necesario un Comandante que abanderara la revolución en curso. Ahora bien, no estamos negando los saberes populares que es otra cosa, sino que responsablemente conocemos los procesos de enajenación, además de la brutal alienación a la cual el pueblo ha sido sometido por décadas y que por supuesto que para preservar su sistema, forma al maestro quien le dará continuidad a su modelo de dominación.

Para esta tarea de formación, atesoramos valiosos referentes que pasan por Simón Rodríguez, Belén San Juan, Luis Beltrán Prieto Figueroa, José Martí, Paolo Freire y hasta un poco de pedagogía critica del norteamericano William Ayers quien le daría más sabor al debate.

Sin embargo en los procesos formativos percibimos falta de direccionalidad, poco realce y valoración de lo que se ha hecho en 17 años de revolución educativa, además de un lamentable refrito de enfoques y paradigmas eurocentristas del que no terminamos del deslastrarnos. Aquí no estamos intentando despreciar enfoques, paradigmas y corrientes por ser europeas o norteamericanas per se ya que la ciencia tienen un valor universal, sino que de lo que se trata es que en algunas Políticas Educativas destinadas a la formación por el magisterio venezolano se observa una erudición de estos enfoques epistémicos pero poco se conoce y se valora en el justo contexto social los aportes de nuestros pensadores latinoamericanos para construir lo auténtico, más parecido a nosotros y que dé grandeza a la experiencia del docente venezolano.

Hagamos un simple ejercicio compilatorio y veremos como hemos estado navegando entre el conductismo, el positivismo, postmodernismo y la pedagogía critica en una peligrosa danza que puede desgarrar al maestro, conducirlo a la apatía o peor aun al derrotismo en su desempeño profesional.

Una auténtica revolución necesita de coraje político para instrumentar sus trasformaciones. En lo educativo, reviste importancia en primer lugar realzar nuestros referentes éticos que tenemos y luego formar al maestro con argumentos, contrastes de ideas, problematizando pero al mismo tiempo señalando la importancia de una educación liberadora que sacuda, que despierte tanto al estudiante como al maestro que vive en una Venezuela en tiempos de crisis y guerra económica, ayudándole a comprender por sobre todas las cosas, las causas y los efectos que nos han traído aquí. Allí el pensamiento crítico, la lucha de clases, la inclusión, los procesos de alienación, el consumismo y la educación bancaria (Freire) deben pasar a la palestra pública del devenir del docente. Esta educación no puede ser tímida, acrítica, conformista, apaciguadora, complaciente, que perpetúe los Liceos enfermos (en palabras de la Profesora Yoama Paredes) y peligrosamente dócil en el cumplimiento de su tareismo administrativo.

Por el contrario de los que muchos pudieran pensar, se cuentan con suficientes argumentos para salir en defensa de los avances que se han dado en materia de transformación curricular, no solo por la reivindicación del venezolano que había sido excluido de la gratuidad de la educación y de sus programas y Políticas, (Canaimas, Becas, textos escolares, PAE, entre otras) sino porque desde esta óptica crítica, reflexiva y de construcción social del conocimiento permite asumir en la praxis un verdadero protagonismo participativo además de darnos las herramientas para tener un juicio autentico de los fenómenos sociales, lo que constituye la raíz para la auténtica libertad.

Punto de necesaria claridad para el magisterio venezolano, un poco de "dime con que fines educas y te diré a que intereses responde tu educación",es saber si la educación atiende a las grandes mayorías con criterios de calidad, equidad e inclusión en atención a nuestras auténticas necesidades de trasformación del modelo económico y social que requiere el país. La brújula esclarecedora la encontraremos en el Preámbulo de la C.R.B.V. El reto educativo (además del social y político) es refundar la república, libre, soberana, solidaria, que fomente en el país los ideales del nuestro Libertador Simón Bolívar, en un estado de igualdad, derecho y de Justicia y para esta enorme epopeya jurídica necesitamos un modelo epistémico que rompa contra la vieja estructura instalada en nuestras vísceras; el rentismo petrolero, el derroche, el consumismo, el egoísmo, la corrupción política y ética y el vasallaje cultural producto de la enajenación.

Así, la premisa no es vencer sino convencer, no imponer desde el Estado Docente sino de despertar conciencia, cosa que está ganada si sabemos leer la realidad de este mundo complejo en continuo colapso de sus estructuras sociales, económicas y políticas.

Por tal razón el proceso de formación del magisterio nos obliga a revisar nuestra omisiones ante los semejantes, los abusos del desconocimiento que no le puede ser perdonado al maestro, no porque tenga que tener todas las respuestas, sino por la responsabilidad social que conlleva su praxis y las necesarias tareas para la transformación. La educación para la libertad primero despierta, luego ablanda nuestros corazones generando compasión, seguida de la cólera ante la injusticia para finalmente empujarnos a colocar nuestro granito de arena para construir una sociedad menos egoísta e insensible, amante de la paz, la justicia y la solidaridad.

Un comienzo agradable para un profunda formación, además de libros de cabecera que mitiguen nuestras angustias, pasa con caricias de amor en la pluma de Erich Fromm y su Arte de amar; en un tono mas contemporáneo Padres Brillantes y Maestros Fascinantes de Augusto Cury nos traza un camino para revisarnos como Padres y Maestros. Más obligatoria seria la lectura de Pedagogía del Oprimido de Freire que nos ayudaría a ubicarnos en un contexto de lucha de clases antes de adentrarnos en los planteamientos de Vanguardia del Maestro Simón Rodríguez y su visión americana de la instrucción pública. Bill Ayer y sus premisas en Educando para la Libertad nos acicatean el alma de educador con susreflexiones a partir de su praxis diaria.

Sería aconsejable para un maestro que le de preeminencia a la importancia de mejorar su praxis, pasearse por otros grandes como Luis A. Bigott, Armando Rojas, Eduardo Galeano, Antonio Pérez Esclarin, Peter McLaren, Henry Giroux, hasta y sin mezquindad alguna culminar con el Pensamiento Pedagógico de Hugo Chávez Frías. Les aseguro que entraran en una profunda aventura reflexiva. Bienvenidos al territorio de la educación liberadora a quienes premeditadamente le sembraron el radicalismo de clases, apartándonos aun siendo hermanos, de un gran país.

saldeno@gmail.com



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