La universidad venezolana, entre el conservadurismo y revolución

Si algo ha desvirtuado el papel transformador y crítico de la universidad, ha sido su incapacidad para emanciparse de los poderes institucionales y facticos, a los que ha estado subordinada desde su creación. La independencia y libertad que debería acompañar su función generadora de saberes, se ve constantemente cercada por una institucionalidad que persiste en convertirse en apéndice del sistema socio-político y económico dominante. A esta universidad han contribuido principalmente, no solo los poderes establecidos, sino aquellos grupos que desde su interior actúan como operadores administrativos de los que que buscan hacer de la universidad un apéndice eficaz para el resguardo de intereses particulares, transfórmala en trinchera ideológica y cultural que reproduce y mantiene el sistema dominante.

Este conflicto de carácter fundacional, se aplaca o agudiza al ritmo de las transformaciones sociales y políticas. La Iglesia como institucionalidad rectora de la vida académica y su discurso idealista teosófico, fue sustituida por las instituciones de la ilustración y la revolución industrial. En la Universidad se forjo el nuevo espíritu de la época; la modernidad y su discurso de progreso inevitable se conjugo con la exclusión de toda idea divergente o critica al "nuevo mundo" que la humanidad ahora "libre" se disponía a crear; la razón instrumental que autores como Adorno, Horkheimer, Marcuse o Habermas denunciaron como esencia del discurso dominante de las sociedades capitalistas, paso a ejercer su hegemonía también en las universidades.

Aunque las legislaciones y principios rectores intentaron delinear una universidad orientada por la autonomía, la libertad de pensamiento y una praxis critica y humanista, estos principios se han quedado solo en el papel, en una visión ideal y utópica de la misma, que ha sido utilizada como retorica por quienes desde el poder intentan esconder la universidad real, que dista muy poco en el fondo de aquella vieja institución creada por la iglesia para difundir "su verdad" e inculcar sus criterios morales e ideológicos en aquellas elites que eran formadas para ocupar los puestos de poder y dirección de la sociedad.

A partir de los años 80 la universidad fue intervenida de hecho y de derecho por la corriente Neo-liberal dominante en el mundo, el carácter público de la educación fue puesto en entredicho, lo que derivo en al caso de Venezuela en un desmantelamiento de la educación pública; comenzó la promoción y proliferación de universidades privadas, se abandono sistemáticamente la educación primaria y media publica, lo que redundo en una deficitaria formación de la población general; a la universidad solo podían acceder "los mejores", y estos eran en su gran mayoría estudiantes provenientes de colegios privados y clases sociales medias o altas; todo ello en consonancia con la filosofía empresarial aplicada a la educación universitaria que ya comenzaba a perfilarse como un apéndice mas de las organizaciones comerciales trasnacionales en un mundo globalizado.

Bajo este contexto se fue forjando la nueva estructura filosófica, administrativa y académica de la Universidad Pública Venezolana actual; anclada en la praxis e ideología de un modelo de universidad utilitaria, que respondía a las necesidades económicas y sociales de los poderes económicos nacionales e internacionales; sus profesores fueron formados bajo esa concepción y sus formas de organización académica, institucional y gremial s estructuraron para defender esta noción de progreso liberal, que terminaría por marginar, estigmatizar y excluir cualquier corriente de pensamiento crítico, desvirtuando todo lo que huela a anti-capitalismo, socialismo o "Chavismo", todo lo que rompía con los mitos que la elite académica que la gobernaría.

Los procesos sociales y políticos que ha vivido Latinoamérica en las últimas dos décadas y que han llevado al poder alternativas políticas no tradicionales que confrontan abiertamente el discurso neo-liberal, y en particular aquellos que se han desarrollado en Venezuela en torno a lo que se ha denominado como Revolución Bolivariana; han marchado en contra corriente con las construcciones ideológicas y discursivas que se forjaron en la Universidad venezolana en las últimas décadas, pero las universidades como tal, se han mantenido al margen de este proceso, tanto aquellas tradicionales como las se crearon como un sistema alternativo de universidades públicas, que mas allá de asegurar la inclusión de millones de venezolanos al sistema educativo (que no es poca cosa), si evaluamos objetivamente sus desarrollos democráticos, de independencia del saber de los poderes facticos o institucionales y su papel transformador del sistema capitalista; tendríamos que decir que aún queda mucho por hacer.

La universidad como institución, sus autoridades y representaciones gremiales, o estudiantiles (con sus heroicas excepciones) siguen defendiendo formas de organización y marcos jurídicos, administrativos y académicos de un país fundado en el modelo económico capitalista, mono-productor y rentista, un país caduco e inviable, con universidades caducas e inviables, que se han mostrado incapaces de dar respuestas a los retos históricos que se ha planteado la región y nuestro país; siendo muy limitada su contribución al adelanto de saberes alternativos a los tradicionales, a la construcción de una episteme decolonizada de los modelos de desarrollo europeos o norteamericanos, al acompañamiento de las luchas de nuestros pueblos.

Muy por el contrario la Universidad venezolana ha vivido un proceso de desarticulación de los movimientos progresistas, y hoy más que nunca las fuerzas conservadoras que allí hacen vida, dominan desde los espacios más pequeños hasta las instancias más altas de poder, las fuerzas conservadoras han encontrado en ella, un espacio ideal para preservar su existencia y para desde allí enfrentar y oponerse a los procesos sociales de transformación del modelo económico capitalista, bajo el falso discurso de la autonomía y la amenaza de la intervención. La universidad no corre el riesgo de ser intervenida o ideologizada, esta ya se encuentra de echo en esta situación y son esos grupos conservadores, supuestamente apolíticos, "defensores de la autonomía y la academia" quienes representan y defienden esta intervención.

¿Qué hacer entonces como universitarios?. En primera instancia es esencial volver al análisis histórico y crítico de la Universidad, allí quizás encontremos las respuestas a la coyuntura actual que vivimos y el camino hacia una real transformación universitaria; donde esta se convierta en un espacio verdaderamente independiente de poderes externos; una universidad que deje de cumplir la función de formadora de recursos humanos para las empresas o de replicar las ideologías dominantes y la praxis conservadora. Una transformación que construya una universidad libre y liberadora, que trascienda las coyunturas presentes y busque dar respuesta a los clamores de las grandes mayorías oprimidas del mundo que piden justicia, igualdad y el fin de la explotación. En esa universidad creo y es la que debemos construir, desde las aulas de clases, en las comunidades, en los laboratorios, junto a todos los trabajadores universitarios sin distinción de clase o funciones, juntos a los estudiantes, razón y vida de la universidad.

gerardosan73@hotmail.com

Profesor Asistente del Programa de Psicología

Facultad de Humanidades y Artes

Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado



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