Mi profesor Marcelo Alfonzo

Acaba de marcharse mi profesor Marcelo Alfonzo, a la corta edad de 67 años. No escribiré que lo sembramos, como se acostumbra a decir de hombres valiosos,  porque en este caso en particular puedo decirles con propiedad que él sembró mucho en su vida. Mucho más que otros de su generación, y manteniendo su carácter de hombre humilde, de ese joven bachiller, Magna Cum Lauden,  que en algún momento de 1966 llegó a Caracas a estudiar Medicina en la Universidad Central de Venezuela.  Dejando a su padre allá en Margarita, que reparaba motores de peñeros para sobrevivir, despidiéndose de su abuelo quién era pescador de ostras. Varias generaciones de los Alfonzo originarias de Porlamar.

Tampoco pretendo en este artículo mostrarles un resumen de su curriculum vitae, extenso, importante, con un Doctorado en la Universidad de Cornell, New York (1976) , trabajando al lado del famoso científico Efraim Racker, fundador del Departamento de Bioquímica en esa prestigiosa universidad.  El Profesor Alfonzo fue autor de  más de 160 trabajos científicos publicados en revistas extranjeras y nacionales, Tutor de numerosos estudiantes de pregrado y postgrado, Investigador EMÉRITUS en el Programa PEII 2015-2017, fundador y Profesor en 1980 del Postgrado de Ciencias Fisiológicas.

Me cuentan que cuando el Dr. Efraim Racker fue invitado a dar una conferencia en Venezuela, mientras Marcelo Alfonzo estaba todavía en su laboratorio en la Universidad de Cornell, dijo algo así:  “estoy agradecido a Venezuela por haberme mandado ese regalo que es tener a Marcelo Alfonzo en mi laboratorio”.

En particular, Marcelo fue mi profesor en el doctorado de Ciencias Fisiológicas. Tuve la dicha de verlo luego de varios años.  En la Facultad de Medicina hace pocas semanas,  donde como jubilados ambos, fuimos a firmar la fe de vida.  En ese encuentro pude confesarle que fue el único profesor que, de mis dos postgrados, en el IVIC y en la Facultad,   me hizo llorar por no entender yo la cadena respiratoria, tema en el que precisamente Marcelo trabajó en su tesis doctoral.  Su risa diáfana, su buen humor, lo llevaron a tranquilizarme y decirme que en la misma Cátedra de Bioquímica del Instituto de Medicina Experimental, la habían eliminado del pensum por incomprensible.
Pero en la Revolución Bolivariana, ferviente chavista, el profesor Alfonzo no se quedó ensimismado en su investigación científica ni en su actividad docente a pesar de estar jubilado, actividades por demás que nunca abandonó. Salió a apoyar el proceso, ahí donde él sabía, desde su alto nivel académico.  

El profesor Marcelo Alfonzo fue fundador y Coordinador del Comité de Evaluación y Acreditación de Programas e Instituciones de Educación Superior, representando a Venezuela en la Red de agencias nacionales de acreditación en el MERCOSUR.  Me cuenta la Dra. Marta Rodríguez,   que no olvida cómo en una reunión del MERCOSUR Educativo, realizada en Argentina, y donde el profesor Marcelo Alfonzo presentó con gran entusiasmo y pasión el Programa de Medicina Integral Comunitaria, fue recibida su conferencia con una frialdad extrema, siendo en ese momento Paraguay  presidente pro témpore del MERCOSUR.

Desde el pasado año, Marcelo Alfonzo había asumido un nuevo e importante compromiso: la docencia de Fisiopatología en la Academia Militar de Medicina, sueño realizado del Presidente Chávez.  Compromiso que a pesar de restarle tiempo a sus actividades rutinarias de investigador, docente, Director del Instituto de Medicina Experimental desde 2005, y a sus horas de necesario descanso, asumió como siempre, con gallardía, competencia y amor patrio.

Mi profesor Marcelo Alfonzo tenía un sueño irrealizable, parecido al de Hugo Chávez y su deseo de descansar en las sabanas de Apure y del Arauca:  Marcelo le confesaba a su compañera que en algún momento, cuando ya sus fuerzas y su compromiso con la Patria parecieran agotarse, quería retirarse a la soledad y a la llanura de Macanao, allá, de regreso a  su amada Isla de Margarita donde algún día salió aún casi niño, con emociones de tristeza pero con ilusiones y muchas ganas de aprender para ser un venezolano cabal,  orgullo de su país. Como en verdad lo llegó a ser.

No era extraño ver a Marcelo caminando por los pasillos del tercer piso del Instituto de Medicina Experimental, en sus sandalias cómodas y preparándose para almorzar, y hasta compartir,  un pescadito preparado por él.   No es extraño saber de los relatos ayer, en su despedida, donde se habla de su solidaridad humana y su ayuda, hasta económica a amigos y estudiantes.

Fue emocionante oír de la Dra. Itala Lippo, su compañera más cercana en la investigación que se realiza en la Sección de Biomembranas, que si bien Marcelo comenzó como su estudiante de Medicina  terminó luego siendo su Maestro.

Pero si resultó triste saber de su preocupación muy reciente, en días pasados, por tener que realizarse un examen radiológico costoso donde, a pesar del seguro médico, Marcelo tendría que disponer de la cuota de treinta mil bolívares.

Y esto, a pesar de toda una vida exitosa entregada a la academia, aportando su conocimiento, energía, pasión a diestra y siniestra, creando ciencia de altísima calidad, formando profesionales en su país, hasta el último día de su vida.  Yo les aseguro, recordando a  Bertolt Brecht,  que Marcelo Alfonzo es de los hombres que lucharon toda la vida y es imprescindible.

Muchas  cosas seguramente podrán contar los que estuvieron más cerca de su vida.  No me queda sino agradecerte Marcelo todas tus enseñanzas en el postgrado, a pesar de mi infantil llanto y sobretodo,  tu enseñanza de vida que es un EJEMPLO para todos los que formaste, para los que te conocieron. Y espero, para las generaciones futuras.

Y de paso, estando a pocos días del Centenario del nacimiento de ese otro ilustre académico Francisco de Venanzi,  tu profesor en la Facultad y de quién fuiste luego su mejor pupilo, mencionar uno de sus CREDO, dedicado ahora a ti, a tu vida:

CREO en el hombre confrontador por el logro de la libertad que forma parte de su naturaleza, constituyéndose en un motor del acontecer histórico.
Gracias profesor!



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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